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Jane’s Addiction: Con ánimo de más
Publicado
Hace 7 añosen
Con el recuerdo latente de la gloriosa “semana del metal”, la quincena de octubre llegó con sabor a “segunda patita”, esta vez dedicada al rock, con dos espectáculos agendados en el Teatro Caupolicán. Limp Bizkit, y la banda que nos ocupa, Jane’s Addiction, conforman esta dupleta que nos recuerda que a este 2013 todavía le queda mucho que mostrar en materia de conciertos. La noche estaba para festejar. La clasificación de la selección chilena de fútbol al Mundial de Brasil 2014, instaló la atmósfera de algarabía y efervescencia que, a juzgar por unos cuantos “invitados” que estaban ahí para la foto o para la taquilla, esperaban ansiosos el arribo de la banda de Los Angeles, quienes visitaban nuestro país por segunda vez luego del debut que realizaron el año 2011 en la primera versión del festival Lollapalooza criollo, donde figuraron como uno de los platos fuertes en la jornada de cierre del evento. En esa oportunidad el maestro de ceremonias, Perry Farrell, presentó junto a los suyos un completísimo show que perdió un poco en potencia al realizarse frente a una audiencia festivalera, por lo que la cita de anoche en el recinto de San Diego tenía gusto a revancha para los miles de fanáticos que esperaban ver a Jane’s Addiction en plenitud. Y lo cierto es que los norteamericanos, a pesar de presentar un set bastante escueto, dejaron con una sonrisa de oreja a oreja a un público fiel y enérgico.
Terminado el encuentro entre Chile y Ecuador, la espera se hizo eterna mientras los últimos asistentes hacían su ingreso al evento, logrando establecer una cantidad de público considerable para las dimensiones del teatro. Es así como las luces se apagaron y el cuarteto salió a escena sin introducciones ni presentación alguna, para a atacar al Caupolicán con “Underground”, sencillo de “The Great Escape Artist” (2011), la última producción de los estadounidenses. Sobre el escenario todas las miradas se las robaba Perry Farrell, dueño de un carisma inigualable y una energía que contagió a todo el lugar. De sombrero y solidísimo en las cincos cuerdas, Dave Navarro se muestra omnipresente a pesar de mantenerse siempre en segundo plano, por debajo de Farrell. Los dos protagonistas de la noche son secundados por Chris Chaney en el bajo y Stephen Perkins en la batería, terminando por conformar el cuarteto que lanzaba el primer clásico de la noche, “Mountain Song”, desatando el desorden en la cancha.
“Just Because” mostraba la faceta más comercial de la banda, con un sencillo dirigido por el riff de Navarro y acompañado por el coro de los fanáticos. Cabe destacar también la presencia de dos bailarinas exóticas en escena, una de ellas esposa de Farrell, quienes se robaron gran parte de las miradas durante sus intervenciones, dotando de esa sensación libidinosa y llena de excesos que define gran parte de la historia de Jane’s Addiction. “Nothing’s Shocking” (1988), seguía siendo el álbum más revisado de la velada, tocando el turno de “Had A Dad” y “Ted, Just Admit It…”, para pasar a la locura total de “Been Caught Stealing”, empapada de sonido noventero, rememorando los años en que bandas como Red Hot Chilli Peppers rompían los esquemas del rock de la época.
La segunda mitad del concierto fue pura psicodelia. Las pocas palabras que Farrell dedicó al respetable, tuvieron como objetivo invitar a todo el mundo a hacerse parte del viaje que comenzó con “Ain’t No Right” y culminó con bailarinas y todo con “Stop!”. Entre golpes y espasmos lisérgicos pasábamos al encore, donde la banda se hizo de tambores y otros instrumentos de percusión para dejar boquiabierto al teatro durante la interpretación de “Chip Away”, cuando un par de chicas cayeron desde el cielo colgadas por la piel de sus espaldas, balanceándose sobre las cabezas de los fanáticos. La intensidad llegó a su tope, y el recital llegó a su fin con la coreada “Jane Says”, dejándonos satisfechos, pero con todos los ánimos como para seguir, por lo menos, una hora más.
Si bien, la concurrencia no fue masiva como en los eventos acontecidos hace un par de semanas, el show de Jane’s Addiction, más que servir como un catalizador de la emoción provocada por la victoria en un partido de fútbol, saldó una “deuda pendiente” con la fanaticada local, esa que se agolpó en la reja, algunos sin siquiera prestar atención al evento deportivo, para poder encontrarse cara a cara con una de esas bandas que pueden ser catalogadas como únicas en su especie. Para ellos, la hora y cuarto de show fue un regalo mucho más significativo que la clasificación para un mundial. Jane’s Addiction sigue más vigente que nunca, y es de esperar que regresen a nuestro país con nuevo disco bajo el brazo, por lo pronto, Perry Farrell volverá como organizador de Lollapalooza el próximo año, alejado de la faceta de rockstar carismático que vimos el martes en la noche, ese que junto a su pandilla derrocharon rock sucio y lisérgico, para sellar con guitarras una noche de celebración donde, por sobre todas las cosas, triunfó la música.
Setlist
- Underground
- Mountain Song
- Just Because
- Had A Dad
- Ted, Just Admit It…
- Been Caught Stealing
- Ain’t No Right
- Up The Beach
- Three Days
- Ocean Size
- Stop!
- Chip Away
- Jane Says
Fotos por Juan Pablo Quiroz de Lotus Producciones
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En Vivo
The Offspring, Eterna Inocencia y BBS Paranoicos: Final de fiesta
Publicado
Hace 12 mesesen
15-Mar-2020
Es imposible no pensar en el contexto antes de plantearse cómo hablar de un show realizado en medio del avance del SARS-CoV-2, coronavirus que deriva en la enfermedad COVID-19, hoy una pandemia global. Es difícil no pensar en la ineptitud de las autoridades que, pese a la tardanza del virus en llegar a Chile, aún no toman las decisiones que podrían evitar un contagio a niveles terribles. Así, no es extraño que el show de The Offspring en nuestro país sí pudiera realizarse, aunque en la previa hubo múltiples cuestionamientos. La industria del entretenimiento está sufriendo en todo el mundo y, al final, este fue el último concierto quizás hasta cuánto tiempo más. Y eso está bien, y es lo correcto, por culpa de un virus que no ataca con fuerza a quienes van a eventos así, sino a los adultos mayores.
Sin embargo, este cierre de fiestas, pese a tener tanto en contra y tanto que analizar fuera del escenario, en el lugar donde la gente pone sus oídos, ojos, cuerpos y corazones, lo cierto es que presentó tres bandas que exploraron los lados más brillantes del punk, de todo lo que significa, ya sea el compromiso social –como hizo Eterna Inocencia–, con la rabia del pleno acto de vivir como hace BBS Paranoicos, o desde el lado de disfrutar el sonido como The Offspring. En una extraña burbuja con forma de cúpula como es el Movistar Arena, pudimos ver una comunidad unida, sin temores a una pandemia mundial. Y es que la fiesta fue completa para quienes asistieron, pese a la postal de personas con mascarillas (que se supone no sirven para enfrentar un posible contagio) o también las noticias que llegaban de la suspensión de múltiples eventos y actividades productivas del país, anticipándose a las autoridades, las grandes perdedoras de cualquier jornada en los últimos meses.
BBS Paranoicos abrió con puntualidad los sonidos a las 17:45 hrs., y lo hizo con “Sin Salida”, “Mis Demonios” y “La Rabia”, una triada que en poco más de cinco minutos dejó en claro el espíritu que inundaría la siguiente hora de música, que de forma exacta iba hilvanando canciones de furia, desesperanza o reafirmación del ser, como “Sanatorio”, “Mentira” o el hit “Ruidos”. En medio de eso, la gente saltaba al son de “el que no salta es paco” o de los gritos de “Piñera conchetumare, asesino, igual que Pinochet”. La banda respondía diciendo que era clave ir a votar, mientras lucían sus poleras negras con la leyenda “#APRUEBO” por delante, dejando su tradicional logo por la espalda.
Aunque el micrófono de Omar Acosta no tenía mucha claridad –algo que hacía que se perdieran parte de las letras–, la interpretación en todo sentido funcionaba perfecto. “Como Una Sombra” o “Calla y Espera” retumbaban mientras ya se pasaba de un millar a varios miles de personas en Movistar Arena. La parte de adelante fue siempre la más entusiasta y, aprovechando el espacio, incluso hubo un circle pit que probablemente contravino cualquier recomendación de distanciamiento social por el coronavirus, pero que a quienes estuvieron ahí no les importó. Igualmente, se hacía rara esa sensación de ver un show con tal nivel de compromiso social y, a la vez, notar que las ganas de formar parte del momento podían ser contraproducentes respecto a la salud pública. De todas formas, una hora después, tras el doblete entre “Irreparable” y “No Lo Veo Como Tú”, se cerró no sólo un show tremendo de BBS Paranoicos, sino también el inicio de esta extraña, pero potente jornada de punk.
La continuación no iba a ser menos fuerte con Eterna Inocencia. La banda argentina, que hace de la consigna social parte de las historias que cuentan, se atrasó cinco minutos de lo que supuestamente debía ser el inicio del show, aunque eso no mermó en la vibra de la gente o de los músicos. Nuevamente sería el micrófono del vocalista principal el que generaría problemas, esta vez dejando en un nivel más bajo del necesario a Guillermo Mármol, cuya labia es importantísima en cada track que se despachó, desde “Viejas Esperanzas” o desde “A Los Que Se Han Apagado…”. Lo más impactante de lo que hace el quinteto es cómo logran el sonido que tienen, que los acerca más a Bad Religion en la pulcritud que a conjuntos más desprolijos que ven en lo instrumental algo secundario. Sí, las letras y las convicciones de Eterna Inocencia son algo que los acerca al público y a una sociedad completa, con “La Risa De Los Necios” –dedicada al “cura obrero”, Mariano Puga– o “El Guardián” como ejemplos de ello. Pero también hay espacios como el instrumental después de “Le Pertenezco A Tus Ojos…” que dejan en claro cómo EI es muchísimo más en vivo que en estudio.
Episodio aparte fue el freno que la banda le dio al show por más de cinco minutos con el fin de que la gente amontonada dejara espacio para que atendieran a un chico que estaba con problemas de salud en la multitud. Cerrando con “Weichafe Catrileo”, canción inequívocamente destinada a la lucha en la que, pese al desvío lamentable que presenta la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, sin duda que continúa, y que tras más de una hora de fuerza escénica también se pudo compartir con las grandes letras e interpretación de una banda de punk que es mucho más que eso a estas alturas para sus fans en nuestro país.
Cuando el reloj marcaba las 21:00 horas en punto, el recinto bajaba sus luces y las trompetas características de “Pretty Fly (Reprise)” –canción que cierra el icónico “Americana” (1998)– daban inicio al número estelar de la jornada. Y es que, luego de la enérgica rendición de los clásicos “Americana”, “All I Want” y “Come Out And Play”, no cabía duda de que los fanáticos de The Offspring ansiaban un baño de nostalgia tras casi cuatro años de espera y del reagendamiento dado por la contingencia en el territorio nacional. El triplete, ovacionado y disfrutado por los presentes hasta con bengala incluida, dejó en evidencia el excelente estado de la banda gracias a una perfecta ecualización que reverberó sin problemas en el globo. Tras dicho inicio, Dexter bromeó que este sería “probablemente el último concierto en el hemisferio occidental” y que, a pesar de todo, no podían cancelar tan especial reencuentro. El vocalista finalizó su humorística intervención no sin antes recomendar evitar el contacto físico para prevenir cualquier contagio relacionado a la pandemia que acecha al mundo por estos días.
Pausando el repertorio típico por algunos momentos, el cuarteto estadounidense presentó “It Won’t Get Better”, una de sus más recientes creaciones, ante una respetuosa audiencia que apoyó con palmas cuando la canción y los músicos lo requirieron. Luego, volvieron al ruedo con “Want You Bad”, “Session”, “Original Prankster” y “Staring At The Sun”, hitazos que encendieron al público y lo llevaron a iniciar diversos –y poco recomendados– mosh pits a lo largo de la sección. La voz de Dexter merece mención aparte, pues, a pesar de los años, llega a los tonos requeridos por la selección y es capaz de interpretar con la fuerza que una agrupación de este estilo demanda. Al finalizar un diálogo que sólo The Offspring puede llevar a cabo a la perfección, haciendo chistes sobre cómo Dexter, aparte de ser el liricista principal de la banda, también tenía un doctorado en virología, llegando a la hora de los covers. Y es que, tal y como lo reconocieron en el escenario, no habría grupo sin Ramones o sin la influencia de los hermanos Young.
Una vez terminado el homenaje, los norteamericanos versionaron sus tradicionales “Bad Habit”, “Gotta Get Away” y una emotiva “Gone Away” en piano, la que demostró el correcto estado vocal de Holland y constituyó una mezcla perfecta entre aterciopelados tonos de sensibilidad y el estruendo característico de la banda hacia el ocaso del tema. Luego, los éxitos insignes de la banda “Why Don’t You Get A Job?”, que incluyó unas pelotas plásticas de colores para interactuar con los fans, “(Can’t Get My) Head Around You”, “Pretty Fly” y “The Kids Aren’t Alright” sentaron precedente de que la potencia del grupo sigue incólume tras 34 años de carrera. Hacia el epitafio del periplo, y a modo de encore luego de un par de minutos de reposo, retornaron al escenario para finalizar con dos clásicos y un inesperado tributo a Pennywise, quienes tuvieron que restarse del evento a última hora dada la alerta de salud mundial. Cerrando con “You’re Gonna Go Far, Kid”, “Bro Hymn” y “Self Esteem”, The Offspring le puso broche de oro a una icónica noche en Movistar Arena, lugar que marca un hito de masividad en la historia del grupo en cuanto a conciertos en nuestro país.
Tomando las palabras de Holland en los últimos minutos del show, es menester mencionar que este fue, probablemente, el bastión final en un largo tiempo de eventos masivos en la industria de la música en Chile y en occidente. Sin embargo, eso no fue impedimento para el disfrute de miles de asistentes que llegaron y lo dieron todo en un espectáculo que logró llevarse a cabo de manera perfecta, pese a todos los contratiempos y dificultades que surgieron. Ciertamente, resulta muy importante tomar las recomendaciones del vocalista antes de despedirse: “Cuídense, por favor. Hasta la próxima”. Un incierto cierre temporal para el showbiz musical que promete un “hasta luego”, pero que desconoce qué tan pronto se reactivará el flujo normal y necesario de adrenalina y fervor que solamente las melodías pueden proveer a los habitantes de esta tierra.
Setlist BBS Paranoicos
- Sin Salida
- Mis Demonios
- La Rabia
- No Siento Culpa
- Eterno Retorno
- Sanatorio
- Mentira
- Ruidos
- Corazón Al barro
- Tanto Insistir
- Daño Permanente
- Recuerdos
- Como Una Sombra
- Cristales
- Calla y Espera
- El Regreso
- Ausencia
- Irreparable
- No Lo Veo Como Tú
Setlist Eterna Inocencia
- Viejas Esperanzas
- Encuentro Mi Descanso Aquí, En Este Estuario
- A Los Que Se Han Apagado…
- Trizas De Vos
- Abrazo
- A Elsa y Juan
- La Risa De Los Necios
- El Guardián
- La Mentira Sin Fin
- Cuando Pasan Las Madrugadas…
- Hazlo Tú Mismo
- Cartago
- Sin Quererlo (Mi Alma Se Desangra)
- Cassiopeia
- Le Pertenezco A Tus Ojos…
- Puente De Piedra
- Nuestras Fronteras
- Weichafe Catrileo
Setlist The Offspring
- Americana
- All I Want
- Come Out and Play
- It Won’t Get Better
- Want You Bad
- Session
- Original Prankster
- Staring At The Sun
- Blitzkrieg Bop (original de The Ramones)
- Whole Lotta Rosie (original de AC/DC)
- Bad Habit
- Gotta Get Away
- Gone Away
- Why Don’t Get You Get A Job?
- (Can’t Get My) Head Around You
- Pretty Fly
- The Kids Aren’t Alright
- You’re Gonna Go Far, Kid
- Bro Hymn (original de Pennywise)
- Self Esteem
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Bulma PunkRocker
17-Oct-2013 en 8:23 pm
Cinco cuerdas? Dave Navarro?
Igual bien porke se acuerden de kienes no pescamos el futbol, sentados contra la reja, y sólo esperábamos y esperábamos por ver de nuevo a Juanas Adicción!
Quentin Obrien
22-Oct-2013 en 6:53 pm
“Creo que la gente espera de nosotros un determinado sonido, pero la verdad que en este disco los vamos a dar vuelta”. Quien declara es nada menos que Nathan Follwill, baterista de Kings of Leon, la banda que se presentara como telonera de The Strokes en aquella fría noche de 2005 en Buenos Aires.