De sorpresas, desencanto, odio y, sin duda, grandes momentos. Así ha sido el camino que hemos recorrido con Weezer en estos casi 30 años de carrera. Cada vez que el conjunto ha firmado uno o dos discos increíbles, después se vienen dos (o incluso tres) trabajos que nos dejan mirando al horizonte con cara de qué diablos querían hacer. Sin ir más lejos, precisamente esta es la caricatura que hemos venido “sufriendo” la última década con “Everything Will Be Alright In The End” (2014) y “The White Album” (2016), haciéndose cargo de resucitar un catálogo que venía peligrosamente a la baja para luego tener que lidiar con la inconsistencia de tres discos que daban cuenta de un conjunto abiertamente extraviado y que, una vez más, nos ponía en esa incómoda situación en la que uno se pregunta si en realidad vale la pena seguir poniéndole atención a sus nuevos trabajos.
Como nos pasó a todos en 2020, la pandemia obligó a Weezer a salir del plan que tenían trazado para su futuro inmediato, lo que en su caso era embarcarse en “Hella Mega Tour”, la gira de estadios junto a Green Day y Fall Out Boy que los tendría estrenando el repertorio en base a rock de guitarras y que vería la luz con el lanzamiento de “Van Weezer” (agendado para mayo de 2020). Sin embargo, con la pandemia en curso y el tour pospuesto, la banda sintió que estrenar un álbum pensado para brillar arriba del escenario no tenía ningún sentido. Esto los hizo volver sobre una idea que tenían archivada hace algún tiempo, cuyo concepto esencial era trabajar un set de canciones en base a Cuomo, piano y arreglos orquestados. Con tiempo de sobra, la banda en sintonía y la ayuda de Jake Sinclair en las perillas (mismo productor de “The White Album”), la banda finalmente terminaría dando vida a “OK Human”.

Basta escuchar un par de minutos de esta nueva entrega para ver que el giro sonoro al que apostó el conjunto fue definitivamente un acierto. El piano y las cuerdas conducen la historia con propiedad, los juegos vocales se anotan un punto extra a la hora de potenciar las melodías y el resto de los arreglos orquestados logran explotar de forma fantástica la sensibilidad pop que desde siempre ha tenido el sonido del cuarteto. En ese sentido, “All My Favorite Songs” funciona perfecto como breve sinopsis e introducción al álbum. Mientras en lo lírico tenemos a un Cuomo invitándonos una vez más a ser parte de su eterno y atribulado imaginario, en lo musical sus impecables vocales y la maravillosa forma en que los arreglos de órgano y bronces agregan intensidad al track en los momentos precisos, terminan dando vida a una canción redonda, que, luego de tres minutos, finaliza sin dejar ni un cabo sin atar. Puro equilibrio.
Es justamente en la línea de los temas de ánimo más pausado donde “OK Human” se anota los momentos más altos. “Numbers” probablemente es el mejor ejemplo de esto: corte breve, pero tremendamente efectivo, tanto en lo musical –por momentos abiertamente cinemático– como en lo lírico, donde el nivel de sencillez y lucidez en las letras es abrumador, muy en el estilo de la reflexión “La vida es un maldito concurso de belleza tras otro” del diálogo entre Paul Dano y Steve Carell en “Little Miss Sunshine”. “Playing My Piano” se cuelga de la misma sabiduría contemporánea para regalarnos un corte donde cada uno de los quiebres instrumentales no sólo son sorpresivos, sino que, además, nos trasladan a lo mejor del rock de cantautores de los 60 y 70; grandilocuente y efectivo en igual medida. “Mirror Image” y “Bird With A Broken Wing” cierran la lista de aciertos en esta esquina, con la primera claramente destacando por sobre el resto gracias a su increíble nivel de belleza en el relato.

Por su parte, “Aloo Gobi”, “Grapes Of Wrath” y “Screens” se encargan de alternar tiempos y sumar intensidad a la entrega, cada una aportando desde su propia personalidad. Ninguna de ellas explosiva, pero siempre contagiosas y muy bien pensadas en términos de estructura. En este sentido, el combo “Everything Happens For A Reason” / “Here Comes The Rain” firma el momento de mayor luminosidad musical de la placa, con la primera de ellas haciendo las veces de introducción instrumental para, luego de un minuto, dar paso a la segunda, cuya identidad llena de energía y optimismo la transforman en esas canciones que uno podría pensar que la banda va a terminar sumando a sus presentaciones en vivo. Otro gran acierto.
Luego de los treinta minutos que dura este viaje, es imposible no terminar de escuchar “OK Human” con una sonrisa. Si hay una cosa que la banda nos ha enseñado, es que, para bien o para mal, siguen siendo capaz de sorprendernos. Luego del errático deambular de los últimos discos, es un agrado volver a escuchar a Weezer no sólo sonando a Weezer, sino que, además, apostando a agregar colores a su paleta sonora. Este disco bajo ningún punto de vista llega a cambiar la escena; la aproximación musical a la que echa mano la banda no tiene nada de nueva (de hecho, recuerda sistemáticamente a eternos conocidos como The Beatles, The Beach Boys o Elton John), no obstante, lo importante no parece ser si este giro es nuevo o no, lo relevante es que funciona muy bien, revitaliza el sonido del conjunto y además nos regala un cautivador filtro para disfrutar del imaginario del cuarteto. ¿Cuánto va a durar este buen momento? Veamos que nos dice “Van Weezer” este mismo año.
Artista: Weezer
Disco: OK Human
Duración: 30:32
Año: 2021
Sello: Atlantic / Crush