Roberto Bolaño decía que la patria podían ser sus hijos, sus libros, e incluso simplemente se podía no tener patria porque el oficio de escritor se ejerce desde donde se esté. Así, la interrogante sobre el manoseado término y definición de patria se abre a múltiples interpretaciones. Es emocional, es abstracto. ¿Cuál es la patria que imagina un músico? ¿En qué país pilla actualmente a este sexteto con más de 20 años de carrera? Eso es más o menos lo que pretende Wilco en su 12° larga duración, “Cruel Country”, un disco doble en el que 21 tracks dan señales de un trabajo íntimo, personal, de cuidada producción y una fuerte carga emocional.
Y es que desde la premisa de revisitar sus raíces sonoras y hacer gala de su estampa de banda country alternativa, la banda reflexiona sobre su propia idea de patria, algo que va más allá del país en el que están parados y abordan el género desde una raíz identitaria, con referencias sonoras de sus principales influencias y, también, con un trabajo lírico que es uno de los mejores de Jeff Tweedy. “Cruel Country” se pasea entre argumentos personales (“I Am My Mother”) y más abstractos y abiertos (“Cruel Country”) para introducir el viaje de disco doble que proponen, y que se grabó en directo y a banda completa en The Loft, su cuartel-estudio de Chicago, formato que no utilizaban hace años y que los reencontró en un contexto más relajado, acercándolos como agrupación.

“Cruel Country” hace ver opaco al que era hasta ahora el último disco de la banda, “Ode To Joy” (2019), de corte similar en cuanto al uso de guitarras acústicas y una personalidad musical muy centrada en la figura de Tweedy como principal compositor, ejecutor y letrista. Hoy, la banda se sentó junto a una fogata y trabajaron más unidos que nunca en lo que avanza con cada escucha a ser uno de sus mejores trabajos del último tiempo. El disco está plagado de detalles que son su marca registrada, pero que aquí adquieren otro significado, como el uso de steel guitar, slides y acordes clásicos del country, como en “Hints” o “Ambulance”. Esos argumentos se sienten más sólidos y se complementan por primera vez desde sus últimos discos de manera fluida con las baterías, todo tipo de percusiones y cambios de ritmo de Glenn Kotche (“Tonight’s The Day”) y los arreglos de Pat Sansone. Wilco funciona como un equipo y como banda en el estudio, y así logran plasmar todo tipo de sentimientos, que pasan por la alegría, la reflexión y la oscuridad en tan solo las primeras cinco canciones del registro. Los puntos altos son varios, sin embargo, uno de los primeros quiebres está a cargo de la espesa “The Empty Condor”.
El trabajo de Tweedy en las letras siempre ha sido clave para la identidad de la banda, pero últimamente ha adquirido mayor relevancia, quizás por un cambio en la manera de ver el mundo de un hombre de 54 años, sobrio hace 26, con más de 20 discos entre todas sus bandas, 1 amigo y ex miembro muerto, y 2 libros editados. Una vida que empezó a mirar en perspectiva justamente desde la escritura. Hoy, el motor de su lírica es más personal, y sigue siendo importante y exclusiva en su espacio seguro llamado Wilco. Otro de los quiebres está a cargo de la canción más extensa del álbum, “Many Worlds”, de emotiva poesía y casi ocho minutos de desarrollo, dibujando un paisaje donde por primera vez un piano es protagonista, dando paso a una segunda parte instrumental full banda.

En otro rincón, las canciones más íntimas o personales están siempre acompañadas de una correcta ejecución acústica (“Darkness Is Cheap”), de simples acordes y un trabajo en producción envidiable para la extensa colección de guitarras que posee Tweedy, ya sean sus viejas de los años 30, las clásicas Gibson, de 12 cuerdas, nylon o de puentes de caucho, que dan un toque muteado a las cuerdas, como en “Sad Kind Of Way”. De allí en más, el álbum se centra en breves composiciones que van dejando pequeños trazos entre el desfile de arreglos a cargo del virtuoso Nels Cline, que se cuelan entre cada rincón de las canciones. Con la ausencia casi total de la guitarra eléctrica en la primera línea, el formato que da nombre al country se hace presente en cada track.
“Cruel Country” es un disco sólido, uno de los mejores que ha entregado la banda en este formato desde su primera aventura doble con “Being There” (1996), sin contar sus otras exploraciones sonoras desde “Sky Blue Sky” (2007), o el peculiar “Schmilco” (2016). Wilco se miró al espejo y se reencontró consigo mismo, y ya empieza a preparar y comprender lo que es dejar un legado.
Artista: Wilco
Disco: Cruel Country
Duración: 77:04
Año: 2022
Sello: dBpm Records