¿Cómo va a sonar el apocalipsis cuando llegue e impacte a la humanidad? ¿Será un rugido del núcleo de la Tierra? ¿Será el silencio de los pasos acallados tras una matanza masiva? ¿O será un momento de pausa posterior a lo mundano y cotidiano? Quizás, el apocalipsis no llegue como un acontecimiento, sino como un continuum que no parará de ser más y más complejo, más completo y más complaciente. Quizás, será un laberinto sin salida, pero imposible de dejar de recorrer, como uno de los anillos del purgatorio descrito por Dante, sin imágenes paganas, pero sí con los rostros claros y precisos de la gente que rodea a los ojos, en un descenso a los confines del alma que perdura en medio de la pérdida de todo.
Un acertijo así no se va a responder de un día para otro, entonces es mejor disfrutar del laberinto y contemplar el fin como posibilidad más que como certeza. Eso es lo que hace Protomartyr en “Relatives In Descent”, su cuarto disco, donde, más allá de la confusión que podría generar ciertos recursos rítmicos experimentales que desafían lo convencional, destaca principalmente la conjunción, más pulida que nunca, entre las hipnóticas líricas de Joe Casey y cómo toca el resto de la banda. Usualmente, Joe es el centro de la atención, y eso está bien porque todo lo que viene desde él lo hace un personaje de esos que en una película sería el “antihéroe”, ese incomprendido que, tras sucesos que cambian vidas, sería el lúcido o el distinto. Pero nada de eso sería posible si la banda no fuera un constructo completo, sin trabas dadas por la falta de desarrollo.

La unidad instrumental logra ser tensa, compacta, muy pulida, y a veces –si se necesita– todo lo contrario, para ensuciarse un poco las manos y lograr expandirse, pero nunca sin control de aquello, como se ve en “Don’t Go To Anacita” o “The Chuckler”, en tanto que lo lírico consigue meterse entre las líneas instrumentales en la intrigante “A Private Understanding” o en la crítica “Male Plague”, que de forma muy efectiva logra transmitir las sensaciones del apocalipsis de la masculinidad: “Oye, figurita, ¿qué harás? / La verdad de ella se mueve demasiado rápido para ti” y “Le temes al futuro y a cómo te sostendrás de él” son líneas que no atacan a los hombres, sino a la anquilosada autopoiesis de esa masculinidad estática, que se niega a evolucionar. Y así como ocurre con este tema, la postverdad, la familia tradicional, o el individualismo de lo industrial se erigen como enemigos a los cuales se les puede y debe atacar.
Más allá de responder cómo puede sonar un arcoíris, lo que podemos obtener en un disco como “Relatives In Descent” es una sensación de duda necesaria, mensajes indirectos pero que incomodan al nivel de necesitar hacer algo al respecto, y todo ello empapado en melodías que se entrecruzan de forma complementaria, sin olvidar las armonías como algo necesario para que la canción sea canción.

Así es como los de Detroit pueden no sólo lanzar uno de los discos más reconocidos e interesantes en un año lleno de buen material, sino que también convertirse en la carne de un continuum que finalmente derivará en nuestro final como especie o como civilización. O, tal vez, en su evolución. Sea como sea, tal como consigue el sonido de Protomartyr, algo se terminará para que surja algo nuevo, y perecerá o será algo mejor. Tiene que serlo. ¿Lo será?
Artista: Protomartyr
Disco: Relatives In Descent
Duración: 43:35
Año: 2017
Sello: Domino