Es muy común escuchar que, para que el ser humano sea realmente feliz, debe estar en paz consigo mismo; conocerse, quererse, transparentar lo que se es frente al espejo. La auto aceptación implica abrazar lo propio con autenticidad y ser honesto consigo mismo y con los demás, invitando a decir lo que se piensa sin tapujos y a no dejarse llevar por códigos sociales restrictivos ni preocuparse por el qué dirán. Esto es exactamente lo que hace Marika Hackman, cantante y multiinstrumentista británica, en su tercer larga duración “Any Human Friend”, una entrega marcada tanto por el cambio de sonido, como por el toque gráfico y sincero en la lírica respecto a su intimidad y mundo interior.
El inicio está marcado por “Wanderlust”, un tema acústico que engaña a quien lo oye por vez primera, pues lleva a pensar que Hackman vuelve a sus raíces con una línea más unplugged. Es menester recordar que la hija de Sub Pop Records emprendió vuelo bajo el alero de sonidos de cuerda inundados de melancolía, tanto en su debut “We Slept At Last” (2015) como en su primer EP, “That Iron Taste” (2013), por ello, el opening de esta saturada pieza puede entenderse como un regreso a dicha corriente sonora. Pero no. Es solamente una exquisita trampa, pues el sintetizador comienza a agarrar fuerza para dar paso a “The One”, el popero, memorable y bailable segundo sencillo de este compilado. Consolidándose como un punto fuerte de este álbum, su ritmo encabezado por guitarras y su lírica relacionada al creciente e insoportable ego de una estrella de rock arruinada por sus populares pero desdichadas composiciones, hacen de este un tema digno de cantar a todo pulmón (y a coro).

A lo largo del disco, la artista juega con canciones que se contraponen, pero que se funden de forma perfecta. Una fórmula que se hace evidente en los más de 41 minutos es pasar de creaciones más pausadas, reposadas y sentimentales, a otras colmadas de energía, agilidad, vigor y honestidad. Cambios radicales, pero intrigantes y encantadores, son pilar fundamental y principal razón de que el tercer LP de Hackman sea tan cautivante. Es cosa de entregarse sin problemas a la explícita y seductora “All Night”, transitar posteriormente por una ágil y seca melodía en “Blow”, para luego ceder al frenesí y desborde del crudo primer single “I’m Not Where You Are”, y finalmente perderse en la apacible “Send My Love”.
A medida que el LP avanza, se aprecia lo favorable que fue para la británica seguir por la senda que comenzó a trazar con “Boyfriend” hace un par de años, donde se propuso no limitarse ni censurarse en la composición. En una industria dominada por el hombre, con letras de amor, lujuria o desenfreno emanadas y creadas desde un lugar y punto de vista masculino, Marika rompe barreras y abulta el archivo de líricas LGBTQ añadiendo el punto de vista de una mujer queer en el plano emocional y sexual. Sin dejar espacio para la imaginación, la cantante explicita y hace una oda al autoplacer femenino en “Hand Solo”, detallando maniobras, efectos y pensamientos que danzan en torno al mismo y, a su vez, sacándole la lengua a todos ellos que creen que es un tabú del cual no debería hablarse.

La sinceridad nunca se había escuchado tan fuerte y tan despojada de vergüenzas, y en su tercer álbum, Marika Hackman da cátedra de una reveladora metamorfosis. Empoderada de un sonido fuerte, pero frágil a la vez, la artista se desenvuelve más segura que nunca, a pesar de que lo mezcla con la épica tarea de desnudarse física y emocionalmente ante el universo. Más humana que nunca, la artista prueba que el exponer aspectos que el mundo heteronormativo y patriarcal considera a menudo como debilidades, tales como el no querer una relación normal, el autosatisfacerse sexualmente o el reconocer y hablar de la fragilidad mental, solamente la hacen más fuerte, pues tiene el arma más potente de todas: el autoconocimiento.
Artista: Marika Hackman
Disco: Any Human Friend
Duración: 41:01
Año: 2019
Sello: Sub Pop Records