Es casi una obviedad decirlo, pero la música, cuan amplia es, ha generado infinidad de cruces y mezclas de estilos, y una de ellas es el dance punk. Surgido (o catalogado caprichosamente) en los setenta con nombres como The Pop Group o Gang Of Four, tuvo su revival en los 2000, particularmente en Nueva York, teniendo como punta de lanza a LCD Soundsystem. Tres discos le bastaron a los dirigidos por James Murphy para colocarse en lo alto de las listas antes de disolverse, no sin antes dar un apoteósico concierto de despedida. Hace dos años, Murphy deslizó la idea de una reunión y este año fueron más allá en su ímpetu, y grabaron su cuarto álbum de estudio luego de siete años: “American Dream”.
El regreso de la banda no estuvo exento de opiniones encontradas, unas celebrando y otras declamando que el quiebre y show de despedida fueron una estrategia meramente comercial, pero si los conjuntos van a volver después de toda esta turbulencia de la forma que LCD Soundsystem lo hizo, tal vez vale la pena. “Oh Baby” abre los fuegos con una mezcla entre la supuesta rendición a “Dream Baby Dream”, de los también neoyorkinos Suicide, y una réplica a la estructura musical de “Dance Yrself Clean”, que también sirve como apertura para “This Is Happening” (2010), in crescendo mediante. “Other Voices” le cede el mando al bajo, creando una melodía y una cadencia entre sucia en su ejecución y perfecta en su resultado, predecible en base a lo que conocemos de la banda, pero efectiva en el mismo ítem.
Uno de los aspectos que más llaman la atención, es el giro a lo crudo y hasta tribal de algunas canciones, como “I Used To” o “How Do You Sleep?”, influenciado por el post punk que muchas veces ha inundado el catálogo de la banda, como aquel cover de “No Love Lost” de Joy Division. Donde sí se siente la rudeza del nuevo sonido es en “Emotional Haircut”, un trallazo de post punk mezclado con industrial marcial a lo Death In June, condimentado por coros pop, por lo que la fórmula se mantiene. “Change Yr Mind” es un flashback a prácticamente toda la discografía de LCD Soundsystem, donde se mezclan las guitarras, los sintetizadores y las baterías, muchas veces interpretadas en vivo y otras veces programadas, pero siempre potentes. “Tonite” tiene potencial para ser single; nuevamente un regreso a sus raíces, pero esta vez desde la vereda más synthpop, con una línea de bajo sintético envidiable y un pulso que cabe y requiere ser reproducido indefectiblemente en cualquier pista de baile.
Si hay algo que está presente en todos los discos de LCD Soundsystem es el mencionado in crescendo, esa capacidad de crear tensión y apilar capas de sonido hasta lanzar una potencia que deriva en muchos resultados posibles, desde el indie rock, el punk y la música de baile. “Call The Police” es un ejemplo de lo primero: una pulsión de bajo que, si bien no resalta, dirige la canción, la encauza y la entrega a un final de distorsión. El track que le da el nombre al álbum propone un descanso en materia de beats por minuto, una suerte de vals aderezado por sintetizadores modulares y texturas etéreas.
El colofón de este álbum corre por cuenta de “Black Screen”, un ladrillo de doce minutos que transita con total tranquilidad entre el krautrock, el synthpop y el ambient; una canción sorpresivamente sombría en su música y en sus letras, melancólicas por sobre todo, quizás porque el disco entero tiene referencias a artistas como David Bowie (con quien colaboró en la percusión de dos canciones en su último disco, “Blackstar”, y quién le deslizó la idea de reunir a LCD Soundsystem), Alan Vega de Suicide o Lou Reed en el aspecto más abrasivo, todos ellos fallecidos hace poco. “American Dream” provoca sentimientos encontrados: no es su mejor disco, es distinto, es sombrío, denso si se quiere, pero muestra a un James Murphy abierto a explorar nuevos horizontes, siempre desde la perspectiva musical que puso a LCD Soundsystem en la élite de la música alternativa.