Para ser una artista con un sonido tan distintivo, Lana Del Rey es uno de los nombres más impredecibles de la música actual. Con cada nuevo álbum y tema, recurre a un lugar conocido, al mismo tiempo inquietando sobre cuál será su siguiente paso, y “Chemtrails Over The Country Club”, no es la excepción, pero sí es una de sus cartas más honestas. A lo largo de su carrera, Lana ha estado en constante búsqueda de la nostalgia, ya sea de un Estados Unidos que “solía” amar, las estrellas de Hollywood que creció imitando o incluso historias que nunca vivió, pero en este disco hay una nostalgia distinta, centrada en sus propias experiencias y su pasado sin esa fama que tanto ansiaba, cuando se “sentía libre”, lejos de la industria.
Lo anterior queda retratado rápidamente en la potente “White Dress”, que no sólo es de las mejores piezas del disco, sino que de su catálogo. La artista ya no anhela la década de los 50 o 60, sino que extraña su propia juventud. Bajo una minimalista melodía de piano, que va aumentando en crescendo según avanza su historia, Del Rey entrega un tipo distinto de susurro; su voz es suave como lo es usualmente, pero la distorsión hace que parezca un ahogado grito. “Me hacía sentir como un Dios”, repite una y otra vez sobre su adolescencia, la misma de la que pasó huyendo a esa edad. Y es precisamente el sentimiento que acompaña el disco, que rápidamente deja a la música como una acompañante secundaria ante el confesionario tono del material; ya no hay personajes glamurosos en los que esconderse, esta es Lizzy Grant con todo y sus flaquezas.

La pieza titular es otro punto alto, con su voz liderando la potente melodía y sintiéndose moderna, pese a su referencia retro. Colaborando nuevamente con Jack Antonoff, la cantante crea uno de sus temas más atmosféricos para retratar el corazón del álbum. “Bajo las estelas químicas sobre el club de campo”, es una frase propia de alguien como Lana, quien puede reducir una teoría conspirativa a una relajante tarde de verano. Mención especial a ese outro, que es uno de los más eufóricos y emocionantes de su catálogo. Superar a “Norman Fucking Rockwell!” de 2019 jamás iba a ser fácil; de hecho, termina quedando un tanto detrás de este, sin embargo, logra salir de su sombra para ser su propio proyecto independiente. Hay claras similitudes, sólo basta escuchar “Wild At Heart”, que samplea “Happiness Is A Butterfly”, pero esta placa deja aún más las pretensiones y los grandes arreglos en los instrumentales en favor de una experiencia más cohesiva, aunque con menos momentos impactantes.
En menos una década, Lana ha lanzado siete discos, y esta compacta productividad puede notarse en la repetición de algunos sonidos, donde temas como “Tulsa Jesus Freak” y “Yosemite” pudieron ser fácil de “Lust For Life” (2017), pero la ambientación folk y americana del álbum es clara y distintiva, rindiendo homenajes a figuras como Joni Mitchell en el espectacular cover de “For Free” con Weyes Blood y Zella Day. Fuera de estos lugares comunes, “Chemtrails Over The Country Club” hace un increíble trabajo en presentar la música que la inspiró, como en “Wild At Heart”, eufórica pieza de americana, donde los setenta son palpables en las cuerdas y sus potentes vocales, o en la emocionante “Not All Who Wander Are Lost”, que bien pudo salir de la misma Stevie Nicks, sintiéndose un cálido abrazo generacional, en el que su voz sirve de consuelo ante la locura del mundo. Y, por si su afinidad por el country no quedó clara, llega el dueto con Nikki Lane. Por último, “Dance Till We Die” es una imagen sonora de su portada, donde celebra el compañerismo de sus amigas y a aquellas musas que la han inspirado, con un mensaje de consuelo a sus seguidoras.

Hay pocas artistas que logran tener una paleta tan homogénea, pero que sorprenden en cada canción. En gran parte es porque Lana Del Rey es una increíble relatora, algo que se expande en “Chemtrails Over The Country Club”. Sus sonidos pueden ser similares, pero la narradora varía cada nota y coro presente. Para el final del disco, aun quedan muchas dudas sobre hacia dónde se dirige, pero también es una invitación a averiguarlo, en un recorrido que hace un tiempo ya se siente como el propio.
Artista: Lana Del Rey
Disco: Chemtrails Over The Country Club
Duración: 45:28
Año: 2021
Sello: Interscope / Polydor