Las expectativas siempre son altas en torno a Foo Fighters, y Dave Grohl sabe jugar bien con eso. De hecho, cuando dices que tu nuevo disco sonará como Motörhead tocando el “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band”, dejas planteada una duda que logrará que toda la atención de los medios y los fanáticos se enfoque en este nuevo trabajo: ¿será posible mezclar la velocidad y la crudeza de la banda de Lemmy Kilmister con la psicodelia, la melodía y la orquestación propias del combo de Liverpool?
Es una pregunta que nos remite a los tiempos en que “Wasting Light” (2011) prometía ser una vuelta al sonido garaje, o a la época en que “Sonic Highways” (2014) se anunciaba como una radiografía de la música estadounidense por su grabación en distintos estudios emblemáticos del país del norte. Al final del día, ambos esfuerzos no fueron ni lo uno ni lo otro, solo se transformaron en dos registros más en la discografía de Foo Fighters, pero con resultados bastante dispares: el primero debe estar entre lo mejor que el ex Nirvana y compañía han hecho en toda su carrera, mientras que el segundo habría pasado sin pena ni gloria de no ser por los excelentes documentales que acompañaban a cada canción.
Sin embargo, “Concrete And Gold” logra su cometido de mejor manera y, en el fondo, prueba que la decisión de olvidarse de los procedimientos pomposos fue totalmente acertada, ya que la banda desechó la idea preliminar de grabar el disco en vivo ante un auditorio de 20 mil personas. No es que la novena placa de Foo Fighters sea austera; de hecho, sorprende gratamente la inclusión del tecladista Rami Jafee como miembro permanente, convirtiendo a la banda en un sexteto. De esta forma, se limitaron a volver a su zona de confort y simplemente entraron al estudio a grabar el disco, proceso en el que recurrieron al productor Greg Kurstin, relacionado con artistas como Adele o Katy Perry, en una jugada parecida a la de sus colegas y amigos de Queens Of The Stone Age, a fin de revitalizar su sonido y apuntar a las masas.
Este coqueteo con el mundo del pop también se hace patente con la inclusión de artistas externos a la esfera del rock, como Shawn Stockman de Boyz II Men en las armonías de la canción homónima, una apoteósica y lánguida oda al space rock, que hace gala de la psicodelia buscada para la placa. Se nota también la mano de Kurstin en el protagonismo que logró darle a las voces principales y secundarias, como es el caso del tono distorsionado de Dave Grohl en algunos pasajes de “La Dee Da”, con un estallido frenético acompañado del interesante saxo de Dave Koz y las armonías de Alison Mosshart, vocalista de The Kills. Otra voz femenina que refuerza texturas es la de Inara George de The Bird And The Bee, quien aporta gran profundidad a la excelente “Dirty Water”, cuyo comienzo de guitarra acústica desemboca en una cálida tonada con aire harrisoniano. Este espíritu Beatle rodea al disco en cuerpo y alma, ya que “Happy Ever After (Zero Hour)” nos regala un momento conmovedor gracias a su delicadeza y sensibilidad, tomadas directamente del manual de los fabulosos cuatro. Dicha inspiración también se materializa cuando el mismísimo Paul McCartney toma las baquetas en “Sunday Rain”, con Taylor Hawkins en las voces, en uno de los mejores aportes que ha tenido el baterista en la banda.
Cuesta creer que hayan escogido una canción tan débil como “The Line” para ser la tercera representante de su trabajo más reciente, teniendo momentos como “Arrows”, que trae de vuelta la intensidad de los cortes más oscuros de “One By One” (2002), o la poderosa “Make It Right”, ensalzada con la voz de Justin Timberlake en las armonías vocales y un riff endemoniado que el tridente de guitarras de Pat Smear, Chris Shiflett y Dave Grohl dejan caer como un cañón. Si bien las contribuciones de Stockman, Mosshart, George y Timberlake no son extremadamente notorias, todas agregan un sabor distinto a las nuevas composiciones.
La vocación de estadios de “The Sky Is A Neighborhood”, que suena dramática y excesiva, “T-Shirt”, que logra emocionar con su principio tenue y su ambicioso desarrollo, y “Run”, una verdadera demoledora que destruye todo a su paso con esa explosión de energía y ritmo casi bailable en su parte más pesada, demuestra que los más de 20 años de experiencia de Foo Fighters no han pasado en vano. Además, logran hacer algo muy difícil en el mundo del rock: facturar canciones que la gente quiera seguir escuchando en los años venideros y que puedan trascender como himnos de la banda para no pasar desapercibidos.
“Concrete And Gold” no es bajo ningún punto de vista su obra maestra, ese galardón aún lo ostenta “The Colour And The Shape” (1997), pero sí logra que por momentos el disco suene sólido y grandilocuente, como las expectativas que el mismo líder de la banda ayudó a difundir. Lo mejor de que la placa efectivamente no suene a Motörhead tocando The Beatles –aunque por momentos sí logra fundir la agresividad con lo más melódico– es que suena a una versión de Foo Fighters mucho mejor que la de 2014, y eso es precisamente lo que todos quieren escuchar.
Jose
20-Sep-2017 en 1:24 pm
Los FF hace rato que vienen dando jugo con sus discos, lanzan un buen single y ellos sabes que comercialmente venden entonces mucho esfuerzo no le dan a su disco, siento que no tienen conciencia de lo importante que son para las futuras generaciones, sacar un disco por que si o hacerse los chistosos en sus videos como que ya pasó es una formula que ya no da resultados, lastima porque tienen harto potencial y buenos musicos no le faltan pero se les fue en collera su estilo.
Andres
21-Sep-2017 en 11:18 am
Lo escuche un par de veces y no cambio mi percepcion .. es el disco mas bajo de los foo , incluso el anterior es mejor .
Suena mas a un disco solista de Grohl , que a Foo Fighters .
David
21-Sep-2017 en 12:05 pm
Escúchalo otro par de veces
Andres
22-Sep-2017 en 1:48 am
No .. ya lo borre
Llee la jopaipa
24-Sep-2017 en 9:20 pm
Sigo creyendo que el homonimo y wasting light. Escuche este disco y sigo creyendo que FF es solo banda de buenos temas. Es muy dificil encontrarles un disco redondo, siempre sale un tema re malo.