“Tengo mucho que perder, pero no te mentiré”, es el inicio de la estrofa final del noveno disco de Architects, y es una frase que puede resumir bien el juego entre las expectativas y el trabajo detrás de una banda fundamental del crossover estilístico que muchas agrupaciones de metalcore han llevado en el último tiempo. Pasar de riffs pesados y voces entre el grito y la catarsis, hacia algo mucho más técnico y variado en los elementos a disposición, es un tránsito que bandas como Bring Me The Horizon también ha llevado –en su caso más al pop–, en cambio, Architects mantiene su pie firme en la épica de un rock más clásico, al que agregan otros elementos.
En medio de esos cambios, y de ese afán innovador, está claro que se puede perder mucho, e incluso puede derivar en malos entendidos, pero Architects no ha hecho más que permanecer verdadera consigo misma y con su abultada historia, llena de pérdidas, renacimientos y maduración. “For Those That Wish To Exist” (“Para Aquellos Que Desean Existir”) abandona a ratos los dolores internos e individuales para poner esa energía al servicio de lo colectivo. Las metáforas no operan como reflejo exclusivo del ser, sino también de dónde se vive, cómo se vive y dónde se vivirá. El cambio climático, sin ser explícito, se posa como bruma en verano sobre la luminosidad de un disco donde la energía contagia y hace conexiones con la audiencia.

“Impermanence”, “Black Lungs” o “Animals” mantienen el peso de los riffs como una necesidad para expresar poder, en tanto que “Dead Butterflies” o “Flight Without Feathers” se disponen desde un tono más de balada (sin serlo) para matizar las emociones. Es esa dualidad entre potencia y emoción la que sigue siendo el elemento identificatorio de Architects, junto a la precisión clínica de la inclusión de sonoridades diferentes. No se encuentra en este disco –o en los de la década pasada– inconsistencia o espacios sin intención, todo está para expresar algo, en este caso la dificultad del equilibrio entre el acto de tener esperanza, el apocalipsis inminente y los cuestionamientos que cada uno tiene sobre sí mismo y –esto es lo más nuevo– la sociedad en la que se vive y los afectos que se tienen.
Por ello, probablemente el cierre del disco pega tan fuerte. “Meteor” tiene una dinámica demoledora, que resquebraja las dinámicas actuales apelando al uso de combustible o a la cuarentena, o la incapacidad de ver más allá de falsos líderes y cómo ello ciega respecto a los peligros que realmente pueden significar el final. Es una invitación a tener los ojos abiertos, mientras que el último track, “Dying Is Absolutely Safe”, explica que el final es parte del camino con un cierre estremecedor: “Mi triste y distante amado, algún día moriré por ti / y nadaré en dulce serenidad porque la muerte no es mi enemiga”.

Otro simbolismo usado en varias canciones es el de las palomas y los cuervos, clásicos emblemas de la vida o la paz, y de la muerte o lo oscuro, respectivamente. La dualidad se vive en “For Those That Wish To Exist”, un disco cuyos acentos hacen más profundos sus énfasis, desde lo sonoro y desde los espíritus encarnados por el vocalista Sam Carter, que muestra su rango más que nunca. Este tipo de emoción es abundante y oculta un poco el vacío existencial que disputa terreno a lo largo de los 15 tracks, a veces muy vasto, pero que jamás se convierte en un agujero negro para un álbum cuyo legado es elevar la retórica de Architects y, además, hacerlo sin autoplagios o condescendencias, sino con verdadera sangre, fortaleza y vulnerabilidad.
Artista: Architects
Disco: For Those That Wish To Exist
Duración: 58:21
Año: 2021
Sello: Epitaph
Mario
21-Jun-2012 en 3:23 pm
Ella es toda una artista y lo refleja en este disco que es un arte. Consejo: apagar luces y sonidos externos, solo audifonos o un buen equipo de sonido yescuchar, observar cada sonido, su lugar y tiempo. Magía pura y detalles aflorecen cada vez que se oye cada cancion. Grande Apple!