Conceptualmente hablando, ir a contrapelo de la estructura guitarra-bajo-batería en el rock es audaz por lo bajo, porque los resultados suelen ser disímiles y hasta considerados desabridos por los puristas, aunque el listado de bandas que han reemplazado la guitarra como su instrumento pivotal en secciones, canciones, e incluso álbumes completos, es generoso y variopinto. Otra cosa es cortar por lo sano y eliminar el emisor de esa frecuencia sonora; suprimir las seis cuerdas y arreglarse con lo que queda. Pocos han emprendido esa cruzada quijotesca y el éxito ha sido esquivo, y muchas veces inexistente. Quizás Royal Blood ha roto la tendencia en los últimos años, pero antes de ellos existió y existe Death From Above 1979, un dueto canadiense que abrazó esa premisa: hacer de lo simple algo complejo. Con casi dos décadas de historia, vuelven a la carga con “Is 4 Lovers”, la cuarta entrega de su espaciada discografía.
En una entrevista de hace varios años, Jesse Keeler y Sebastien Grainger declaraban su intención de convertirse en los “AC/DC del hardcore”, es decir, canciones simples (a veces con letras deslenguadas y otras rozando el mal gusto) y al grano. Esa declaración hoy hace agua en un par de frentes porque no son hardcore, por muy rápido que toquen, y porque no son AC/DC por muy arena rock que suene “Is 4 Lovers”. Dejando por un rato de lado las pretensiones dance punk sucias y garajeras de “You’re A Woman, I’m A Machine” (2004) y su regreso diez años después con “The Physical World”, las aspiraciones del dueto van en un sentido distinto que ya habían explorado en “Outrage! Is Now” (2017), imprimiendo un sonido más lleno y definitivamente más melódico, el bajo de Keeler aparenta estar pasado por muchos más filtros y efectos de lo que suele caracterizar a DFA1979, y la sección rítmica de Grainger a ratos parece tratada de manera sintética, una señal de los tiempos en los que su álbum debut ha añejado musicalmente bien, pero no el entorno en el que fue concebido, dance punk y electroclash mediante, por lo que la madurez tiene que ser el único camino, y uno sin vuelta, por lo demás.

En este mundo sintético y sus derivados conviven canciones como “One + One” y “Glass Homes”, con baterías que más parecen provenir de cajas de ritmos con reverberación a tope que un instrumento real, lo que será difícil saber hasta que la pandemia nos permita ver algo en vivo de ellos. En otros tracks, como “Mean Streets” o la enrevesada y caótica de procesar “Love Letter”, abandonan por largos intervalos la idea de insertar bajo eléctrico, o quizás está tan procesado que resulta indistinguible. “Modern Love” es un track a manera de krautrock cascado y amplificado hasta el infinito, y en el que la línea melódica de las cuatro cuerdas evoca a unos héroes olvidados de esta gesta incomprensible de desmembrar la guitarra del rock, los estadounidenses Lightning Bolt.
Mientras que “Free Animal” y “Totally Wiped Out” son un marcador de neón dentro del manual de estilo de Death From Above 1979 –mismas estructuras y misma intención cruda–, “Modern Guy” suena a lo que su título promete: coqueteos aventureros con nuevas formas de producción y tratamiento estético desde lo musical tomando las riendas de “Is 4 Lovers”, algo que, si bien existía subrepticiamente, ahora abunda y se complementa más que bien con el resto de los elementos: el groove y la cadencia. Pararon de pretender todo el tiempo ser los chicos rudos del barrio a punta de headbanging y ahora llenan los espacios con el swing característico y los devaneos propios del synth pop, y en un punto intermedio están “N.Y.C. Power Elite, Part 1” y “N.Y.C. Power Elite, Part 2”, dos caras de una misma abrasiva moneda.

“No War” es una especie de balada maldita que sirve de colofón para un álbum que, sumando y restando, es lo mejor que han publicado desde su debut, justamente porque ya no actúan como niños rebeldes, sino como adultos funcionales que se hacen cargo de sus propios procesos, incluso abordando nuevas temáticas, como la familia y la vida parental en sus letras, con el completo control creativo de su arte –cosa que no sucedía desde su debut–, además de incorporar nuevas vertientes de influencia. En este aspecto, sólo Keeler tiene la respuesta acerca de si este amorío con lo sintético tiene que ver con sus aventuras con la electrónica de baile en MSTRKRFT, su proyecto paralelo mientras DFA1979 se sumía en un hiato no exento de polémica, o simplemente compartió labores más ecuánimes entre bajo y los esporádicos teclados que convivían en trabajos anteriores. Con todo esto sobre la mesa, en “Is 4 Lovers” lograron aprender a sonar urgentes y avasalladores sin recurrir a chistes chabacanos y lugares comunes vacíos de sustancia.
Artista: Death From Above 1979
Disco: Is 4 Lovers
Duración: 31:02
Año: 2021
Sello: Universal