Si hay algo que Black Rebel Motorcycle Club ha dejado claro cada vez que suma un capítulo a su catálogo discográfico, es que dedicarse a perseguir tendencias nunca ha sido uno de sus móviles. Es más, el trío se ha mantenido tan ajeno a lo que dicta el mercado, que cada vez que ha decidido aventurarse a explorar nuevos terrenos musicales, dicha búsqueda nada ha tenido que ver con intentar emular las claves sonoras que ocupan el tope de las listas de ventas (el góspel de “Howl” de 2005, y el noise de “The Effects Of 333” de 2008 son fiel prueba de ello). Es precisamente en esta dinámica donde el conjunto ha terminado por consolidarse, dando origen a una propuesta que, incluso teniendo puntos de encuentro con bandas como The Jesus And Mary Chain y The Brian Jonestown Massacre, al final del día es evidente que se alimenta de una musa única e irrepetible.
Si bien, en un primer acercamiento pareciera que “Wrong Creatures” se dedica principalmente a resucitar el clásico sonido BRMC, lo cierto es que, si uno mira con cuidado, queda claro que en esta oportunidad (de la mano de Nick Launay en las perillas) la banda apostó por poner el enfásis en los detalles, facturando un álbum que logra combinar espacios de pasmosa oscuridad con otros de mayor calidez, al mismo tiempo que se aventura a explorar nuevos matices sonoros. En la línea más clásica e inmediata (esa que grita por nuevos himnos como “Stop” o “Berlin”) rápidamente encontramos cortes como “Spook” y “King Of Bones”, pesadas, reverberantes y llenas de delay, las que perfectamente podrían ocupar un lugar en cualquiera de los dos primeros discos del conjunto, mientras que el primer single del larga duración, “Little Thing Gone Wild”. se encarga de explotar sin miramientos toda esa vibra vodoo blues que tan bien ejecuta el conjunto.

Sin perjuicio de disfrutar los momentos de aire garajero y chaquetas de cuero, lo cierto es que en esta octava entrega los pasajes más interesantes están dados por aquellos donde el conjunto pone la pausa y deja que las sombras se apoderen del paisaje. En esta línea, “Haunt” se alza como el primer momento irrenunciable. Para este track Levon Been se disfraza de crooner y, echando mano a una hipnótica y espectral base musical, cual Nick Cave, nos entrega seis minutos de amarga e inquietante reflexión. Realmente sobrecogedora. Por su lado, “Question Of Faith” sigue explorando esta veta echando mano a una sencilla y cadenciosa línea de bajo que, hacia el coro, termina por revelarse reverberante y adictiva. Sin embargo, es justo hacia el final que “All Rise” firma el momento más alto de la placa. Se trata de una composición elegante y sobrecogedora (en ningún caso inmediata) que, en base a piano y sentidos arreglos de cuerda, termina por generar una atmósfera única y omnipresente. Un deleite para escuchar con audífonos y olvidarse de todo.
No obstante, no todo cae en el fantástico universo de luces y sombras que nos regala Hayes, Levon Been y Shapiro. Es en este discreto espacio donde la banda sigue aventurándose a encontrar nuevos colores para alimentar su paleta sonora y, en esta línea, “Circus Bazookoo” es sin duda el track llamado a dividir audiencias. Es cierto que el órgano Hammond no forma parte del repertorio habitual del conjunto, y en este caso justamente se dedica a dominar por completo la identidad del corte, sin embargo, es precisamente en este tipo de canciones donde BRMC hace lujo de su veteranía, facturando un tema que, a pesar de no sonar a ellos, luego de algunas pasadas igual termina por cautivar. Menos conflictivo resulta el caso de “Echo”, donde el conjunto, sin echar mano a nuevos arreglos instrumentales, nos regala una atractiva fusión del mejor U2 de fines de los ochenta y la seductora cadencia del “Walk On The Wild Side” de Lou Reed.

Luego de atravesar los casi sesenta minutos de “Wrong Creatures” más de alguno dirá que sólo siguen sonando a ellos mismos, como quien tiene por delante una suerte de refrito. Sin embargo, lo cierto es que aventurarse en aguas como estas con dicha perspectiva es al menos injusto. Tras veinte años de aventura musical, el trío de San Francisco ha sabido rescatar con elegancia su propio legado y, al mismo tiempo, llenarlo de recovecos para el disfrute de todos quienes estén dispuestos a atravesar la superficie. En tiempos donde a diario tenemos que ver cómo artistas consagrados intentan con desespero capturar los trucos que les permitan mantener un sonido “actual” (en una carrera que sólo termina por robarles la identidad), contar con bandas ajenas a esa vorágine vacía y lamentable siempre debería ser motivo de reconocimiento. En ocasiones para destacar no es necesario hacer algo nuevo, muchas veces –como en el caso de BRMC– basta con volver a ser el mejor en lo que realmente sabes hacer.
Artista: Black Rebel Motorcycle Club
Disco: Wrong Creatures
Duración: 58:42
Año: 2018
Sello: Vagrant