Contar historias sencillas, en donde lo titular no son los efectos especiales ni lo nudos argumentales imposibles de resolver, es todo un arte. Y es que optar por una narrativa simple no necesariamente facilita la dirección, sino que puede ser tan desafiante como hacer una película de múltiples tramas que aborde temas universales. No se trata sólo de crear una historia lo suficientemente poderosa, sino también saber completarla con los elementos necesarios para lograr el atractivo de una trama principal.
Son varios quienes han intentado trazar su senda con este tipo de películas, entre ellos Thomas McCarthy, director de “The Station Agent” (2003), “The Visitor” (2007) y “Win Win” (2011), quien hasta ahora había logrado con buenos resultados subrayar historias basadas más en lo doméstico y las tensiones de la adultez y de la rutina. McCarthy, sin ser un nombre tan reconocido, había conseguido una muy auspiciosa carrera, sin embargo, en “Zapatero A Tus Zapatos” sufre un pequeño retroceso, cuando la suma y mezcla de tramas y personajes termina por entorpecer una historia –y una trayectoria- que, con menos fantasía y enredo, podría haber sido mucho más exitosa en todo sentido.
Max Simkin (Adam Sandler) es un zapatero del bajo este de Nueva York que, al igual que su desaparecido padre, continúa con un oficio traspasado de generación en generación. Sin embargo, Simkin, cansado y aburrido del trabajo familiar, está cada vez más abierto a la posibilidad de vender su negocio. No obstante, antes de barajar con mayor seriedad la propuesta, Max descubrirá en una vieja máquina para arreglar suelas la posibilidad de ponerse en los zapatos de otro, cuando esta le permita convertirse en el dueño o dueña de los zapatos arreglados con este aparato.
Con Sandler a la cabeza, saliendo por fin del rol socarrón, McCarthy aterriza de modo interesante un dicho popular asociado a la empatía y hasta la contrición. Ponerse en los zapatos de otro suena a un ejercicio más de soportar y entender el peso de los conflictos de un otro, sin embargo, McCarthy decide poner el acento en lo ventajoso que puede ser esta posibilidad. Es así como Simkin decide transformarse en otro para su goce e incluso para su descaro: en donde cambiar de cuerpo y piel ya implica un disfrute por sí mismo, y además puede reportar beneficios como comer gratis o enganchar mujeres con mayor facilidad. En la cinta, ponerse en los zapatos de otro no es un ejercicio de penitencia, sino de satisfacción.
No obstante, aunque la propuesta suene prometedora, pronto decae cuando llega el momento de mostrar la otra cara, porque tener un don no es sólo dicha, sino también adversidad. Es justamente cuando Simkin decide usar su poder para vengarse, cuando su nueva capacidad se sale de sus manos, y es el mismo momento en que el guión comienza a desinflarse y perder cauce. Y es que en la segunda parte de la cinta, de un momento a otro, poder transformarse en otro pasa a segundo plano para resaltar un relato que había sido delineado con demasiada ligereza y a mezclar con bastante torpeza personajes que parecían no tener nada en relación, uniendo tramas que por separado pudieron ser mucho más interesantes.
Sin embargo, pese a que la solidez del guión se desdibuja en la medida que avanza la película, la música y la fotografía se presentan consistentes, lo que ayuda a evocar el espíritu inicial del argumento y a hacer el desnivel de ambas partes menos brusco. La banda sonora tributaria de sonidos de Europa del Este y los planos que figuran la periferia, ayudan a palpar más la atmósfera fuera del núcleo de Nueva York, donde el centro de la película se encuentra en personajes de clase media y que no habitualmente son los protagonistas. Las actuaciones, por otro lado, se mantienen en un rango promedio, que no permite ni iluminar las cualidades de “Zapatero A Tus Zapatos” ni tampoco debilitar más allá el guión.
“Zapatero A Tus Zapatos”, en definitiva, es una película con potencial pero mal utilizado. Pese a la trayectoria de McCarthy, un director con una buena habilidad para contar relatos más simples, la historia, que parte con una idea inicial bastante llamativa, se pierde cuando cabos sueltos comienzan a pegarse y solucionarse con torpeza y brusquedad, enfocándose hacia tramas más secundarias y menos interesantes. Es ahí donde se generan los principales problemas en recargar y complejizar una película que, si hubiese preferido la sencillez, podría haber logrado mucho más, terminando por probar que a veces menos suma mucho más.
Cada vez aparecen más detalles de la nueva serie de Sex Pistols, dirigida por Danny Boyle, basadas en las memorias del guitarrista Steve Jones, llamadas “Lonely Boy: Tales from a Sex Pistol” (2017). Entendiendo esto, finalmente, se dio a conocer la primera imagen de los cuatros ingleses de la producción audiovisual, con fecha de rodaje para el 7 marzo.
Recordemos que la serie de FX, la que tendrá seis capítulos, se encuentra conformada por Maisie Williams interpretando a Jordan, también conocida como Pamela Rooke, y Toby Wallace en el papel principal de Jones. Este trabajo contará también con la participación de Anson Boon, quien interpretará al vocalista John Lydon, Louis Partridge como el bajista Sid Vicious, Jacob Slater hará el papel del baterista Paul Cook y Fabien Frankel, quien actuará como Glen Matlock, que tiempo después sería reemplazado por Vicious.