Una blanca serenidad que guarda en su calma más misterios de lo que el silencio es capaz de esconder; un plano salvaje en el que la supervivencia retoza entre los más fuertes de la manada. Un escenario recóndito, en el que hombres y mujeres sobreviven realidades impuestas por las circunstancias, pero también por la historia y por una sociedad sutilmente marchita en sus valores y en su esencia. Así lo argumenta Taylor Sheridan en “Viento Salvaje”. Y para el guionista detrás de “Sicario” (2015) y “Hell Or High Water” (2016), en sus personajes no existe el bien y el mal como construcciones completamente demarcadas o excluyentes. Hoy, como escritor y director de la que llama ópera prima (en rigor, su segunda película), concluye con gran acierto la llamada “trilogía de las fronteras”, que incluye a estas tres producciones. En esta entrega, se introduce a las comunidades indígenas de Estados Unidos, en una denuncia estilísticamente bella e intrínsecamente feroz acerca del desprecio gubernamental frente a ciertos grupos de la sociedad civil, y también del ser humano con sus pares.
En la Reserva Indígena Wind River, el agente del Servicio de Pesca y Fauna Silvestre, Cory Lambert (Jeremy Renner), encuentra el cadáver congelado de una joven nativo americana. Debido a los indicios de agresión sexual y posible homicidio, la agente del FBI, Jane Banner (Elyzabeth Olsen), debe abrir una investigación en la cual se unirá a la destreza del cazador para seguir las pistas del caso, en el frío estado de Wyoming.
La “trilogía de las fronteras”, como el mismo director ha apodado a las tres cintas que ha escrito, definen un mismo sentir respecto a cómo las leyes son llevadas a cabo en lugares olvidados –reales y simbólicos– donde “la ley” como tal no existe, aunque esté escrita en papel. Así, sus neo-westerns con protagonistas rígidos, pero sensibles, van en busca de la justicia prometida con sus propias manos, síntoma de la indiferencia y abandono establecido en distintos niveles. Allí, donde las jurisdicciones estatales e indígenas encuentran sus diferencias, es el lugar donde toma posición este drama y thriller de misterio. Su motivo se funda en evidenciar las insuficiencias estadounidenses para con sus ciudadanos indígenas, depredados por los mismos problemas de pobreza, desigualdad, violencia y adicción que aquejan a los sectores vulnerables de las naciones, pero que por algún motivo en este particular grupo se presentan con mayor fuerza. Sin embargo, desde la ficción pretende poner en discusión las desapariciones no documentadas de las mujeres nativas y la falta de justicia ante la violencia de género en este sector.
Siempre realizando el símil entre las bestias salvajes animales y las humanas, poco a poco se va desarrollando una historia conmovedora que, según sea el caso amenizada o acentuada con tomas aéreas y planos generales de paisajes increíbles cubiertos de blanco, desentraña el profundo dolor de la pérdida y el sentir conformista casi obligado frente a una realidad indebida. Lo extraño es cómo se logra hacer visible que la sorpresa ante la aparición de una adolescente muerta en la nieve no existe realmente, sino que, casi como realismo mágico, la sorpresa es para quienes son foráneos a esta realidad. Con gran destreza y sin titubeos, esta pieza se concibe como un relato tan brutal como apasionante, en el que el frío de los parajes traspasa el mundo físico para ser una analogía de las temáticas presentadas, las cuales irrumpen en los bosques congelados repentinamente, tal como el ataque de una fiera a su presa, dejando que el rojo de la sangre tiña el blanco de la nieve.
Las sólidas interpretaciones son otro punto que logran que esta producción cumpla sus objetivos. Lejos de las críticas étnicas hacia el realizador o protagonistas, lo cierto es que principales y secundarios encarnan con gran nivel sus papeles y el peso de sus historias construidas, logrando confluir sin problemas y dejando entrever las razones creativas detrás de estas decisiones.
Si bien, hacia el tercer acto los hechos se van uniformizando de manera algo forzada y apurada, y en su estructura argumental no se propone tanta innovación, en su totalidad logra dar en el clavo, dejando una sensación de tristeza que retumba sin término, incluso cuando la redención ficticia toma parte. No hay ganadores ni perdedores mientras el problema de fondo siga estando presente.
Aunque comience con un aviso de “basada en hechos reales”, pronto comprendemos que no se refiere a un incidente aislado, sino que a la suma de las cientos de historias que siguen ocurriendo en las comunidades de las Reservas Indígenas de Estados Unidos. Y resulta sobrecogedor pensar cómo se puede extrapolar a otras realidades mucho más cercanas. Un thriller violento, un suspenso doloroso y una denuncia a un sistema mal contemplado, “Viento Salvaje” es un drama majestuoso que traspasa realidades, siendo una tenue pero decidida voz desde las sombras.
Título Original: Wind River
Director: Taylor Sheridan
Duración: 107 minutos
Año: 2017
Reparto: Jeremy Renner, Elizabeth Olsen, Julia Jones, Graham Greene, Jon Bernthal, Matthew Del Negro, Kelsey Asbille, Gil Birmingham, Ian Bohen, Martin Sensmeier
Como cada semana, el Centro Arte Alameda entrega la cartelera de películas que tendrá en exhibición, en esta ocasión presentando algunos estrenos para la semana del 19 al 25 de mayo. Entre las cintas que destacan se encuentra “El Peso del Talento” (Tom Gormican, 2022), la nueva película de Nicolas Cage en donde comparte créditos con el chileno Pedro Pascal, además del estreno de otras producciones como “El Pa(de)ciente” (2022) de Constanza Fernández y “Vicente Ruiz: A Tiempo Real” (2021) de Julio Jorquera y Matías Cardone.
La venta de tickets está disponible ACÁ, mientras que el detalle de películas y funciones te lo dejamos a continuación: