La extensión de una obra es un tema complejo en estos tiempos. El metraje, como cualquier recurso expresivo al alcance del realizador, expresa anhelos e intenciones, y la extensión de una película puede decir mucho de su autor. En él está la pericia de entretener (no en el sentido simple del término, sino en el de “mantener” la atención del público) y cargar de significados únicos y complejos una cinta.
Lo anterior, ¿a qué viene? A que existe una gran diferencia entre una película corta de extensión y una película pequeña. En las primeras, simplemente el tiempo está utilizado con economía, haciendo que cada elemento de la acción sea esencial para articular el relato. Nada sobra y nada falta, haciendo que todo funcione como un reloj. Además, y aquí está lo esencial, ocurre lo contrario con sus significaciones: en este caso “menos es siempre más”. Por otro lado, una cinta pequeña es aquella donde sus pretensiones son modestas, simples, de corto alcance y de resultados inmediatos.
Antes de continuar, una aclaración: lo anterior no es un juicio de valor. Frente a esta afirmación, simplemente se deja claro que las intenciones del realizador son acotadas, precisas y sencillas. Su capacidad de llevarlas a cabo es el punto donde se puede hacer un juicio valorativo. Como sucede con “Tráiganme la Cabeza de la Mujer Metralleta”, de Ernesto Díaz Espinoza. En el bajo mundo criollo hay una asesina a sueldo y cazarrecompensas efectiva, letal y muy sexy, que se hace llamar “Mujer Metralleta” (Fernanda Urrejola). Con varios “trabajos” a su haber, comienza a molestar al jefe mafioso argentino Che Longana (Jorge Alis), quien le pone precio a su cabeza. Por error, Santiago (Matías Oviedo), el DJ de la tanguería que sirve de fachada al negocio del trasandino, se involucra en esta cacería, sorteando con más suerte que fuerza o inteligencia los peligros del mundo de los asesinos a sueldo latinoamericanos.
Bajo el concepto del Latinxploitation, Díaz Espinoza apuesta por mezclar el género de la ultraviolencia, la hipersexualidad y los elementos culturales característicos de los países sudamericanos. Con un guión simple, ingenioso y muy efectivo, logra momentos inspirados de acción, tensión y romance. Con su vocación de pionero (filmó la primera película de artes marciales realizada en Chile) se siente cómodo al homenajear con citas explícitas (el mismo nombre es un guiño a Sam Peckinpah) a todo el cine que lo ha inspirado. Además, se nota un aprendizaje en la labor cinematográfica, entregando un producto mucho más acabado en cuanto a los recursos fílmicos, con pulcritud y pericia.
Claramente, este es un producto elaborado para divertir. Todas las otras cintas del director buscan lo mismo, lo cual no es sorpresa, su trabajo ha pasado por el género de artes marciales, superhéroes y agentes secretos, todos ellos cargados a la acción. El problema surge cuando se le pide algo más. Para el cine alternativo es esencial volverse “de culto”, conjugando una extraña amalgama entre precariedad de recursos con creatividad y humor. “Tráiganme la Cabeza de la Mujer Metralleta” tiene todo eso, pero le falta ese “algo más” para superarse, ese remate del chiste que marca la diferencia.
En ese sentido, la reflexión acerca de las películas pequeñas se hace esencial para entender la propuesta –y los alcances- del cine de género chileno y de esta cinta en particular. Como el cine de culto ya existe, sólo queda parodiarlo u homenajearlo; reinventarlo es una empresa mayúscula. “Tráiganme la Cabeza de la Mujer Metralleta” logra lo primero, con un trabajo bien logrado y mucha creatividad. Lo segundo, para una cinta pequeña como esta, es demasiado pedir.
Si bien todos los ojos están puestos en la próxima entrega de la saga Mad Max, la película “Furiosa” aún sin fecha de estreno, el director George Miller se prepara a estrenar su próxima realización luego de “Mad Max: Fury Road” (2015) con “Three Thousand Years Of Longing” (2022), película que llegará a los cines en agosto de este año y que hoy presenta su trailer oficial para que lo veas al final de esta nota.
La cinta es una adaptación de la historia corta “The Djinn In The Nightingale’s Eye” de A.S. Byatt, tratándose sobre la Dra. Alithea Binnie (Tilda Swinton) y su encuentro con un Genio (Idris Elba), que le ofrece tres deseos a cambio de su libertad. Esto presenta dos problemas: en primer lugar, duda de que él sea real y, en segundo lugar, como es una estudiosa de la historia y la mitología, conoce todos los cuentos de advertencia de los deseos que salen mal. Eventualmente, ella se deja engañar y pide un deseo que los sorprende a ambos.
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