Los premios Oscar de este año tuvieron varios momentos extraños. Empezando por el archi comentando error de Warren Beatty y Faye Dunaway con el premio a Mejor Película, una de las peores películas del año se llevó un premio a mejor maquillaje, y Emma Stone, quien no corría como favorita para ganar como Mejor Actriz, superó a las veneradas Natalie Portman e Isabelle Huppert. Sin embargo, quizás la mayor sorpresa fue que el Oscar a mejor película extranjera hubiera escapado de las manos del monstruo alemán que venía dispuesto a devorarlo todo: “Toni Erdmann”.
Luego de una breve visita de su distanciada hija, Ines (Sandra Hüller), Winfried Conradi (Peter Simonischek) decidirá intervenir en su vida. Usando una serie de disfraces y alter egos cada vez más absurdos, el padre se inmiscuirá en el día a día de su hija con el fin de que se relaje y cambie su visión tan estructurada y estresante del mundo.
“Toni Erdmann” es una especie de película-milagro. Tiene unas ambiciones altísimas, una ejecución libre y cuasi arrogante en su confianza, y un guion que en el papel debe haber parecido de lo más melindroso, por no decir difícil de filmar, pero que logró salir adelante con todo y contra todo. Gran parte de esto se debe a la mano magistral de su directora y guionista, Maren Ade, quien aquí demuestra milenios de experiencia a pesar de que se trata solamente de su tercer largometraje. Su capacidad para introducir al espectador en la historia deja perplejo, al nivel de que se pueden llegar a palpar a los personajes, especialmente Winfried e Ines, una pareja padre-hija tan memorable como no se veía hace años, pero también en algunos secundarios inolvidables, como la tímida asistenta rumana de Ines, Anca (Ingrid Bisu), y su jefe, Gerald (Thomas Loibl).
No menor es también el mérito de los actores mismos. Los personajes secundarios podrían ser todos protagonistas de sus propias películas, pero es la dupla central la que deslumbra. Ines da tanta lástima como respeto por su tenacidad, mientras que Winfried va camino a transformarse en un personaje icónico. Es tal la calidad de este personaje, que le bastan los primeros cinco minutos de la cinta para ganarse al público por completo. Aun así, son las casi tres horas siguientes, en las que hace pasar esta confianza por todo tipo de dudas y reafirmaciones a veces en la misma secuencia, donde realmente brilla.
A pesar de la duración de la cinta, en ningún momento se arrastra. Tampoco se apura. Fluye a su propio ritmo, sin nunca dejar un cabo sin atar o alguna mala sensación. Cada minuto es aprovechado de tal manera, que si se pudiera optar por alargarla una semana más, la mayoría del público aceptaría. Esto puede sonar hiperbólico, pero, teniendo en cuenta que la conclusión de la historia puede ser interpretada como el comienzo de un nuevo capítulo en la relación de los protagonistas, una declaración así no dista tanto de la realidad.
Como si le faltara algo por lograr, la película es realmente divertida. Winfried es una suerte de máquina dedicada a las bromas y los chistes, y estos a su vez están pensados y escritos con la habilidad suficiente para nunca tener que recurrir a lo escatológico para conseguir carcajadas. Los momentos graciosos no sólo son gags, sino que también se van acumulando y apuntando hacia el final de la cinta, donde concluyen en una suerte de broma maestra que esconde una muy real y profunda catarsis.
A fin de cuentas, “Toni Erdmann” no necesita un Oscar para destacar; sería como ponerle una corona a un toro dorado, pero sí le habría venido bien para dar mayor notoriedad y popularidad a la que probablemente va a pasar a la historia como una de las mejores películas de los últimos años, junto a otros leviatanes del cine moderno como “There Will Be Blood” (2007) y “La Grande Bellezza” (2013). Es de esperar que una cinta que logra equilibrar una ambición desmesurada con una liviandad y frescura inquietantes sea exhibida en la mayor cantidad de lugares posibles, y pueda ser apreciada por la mayor diversidad de gustos y opiniones, para así dar prueba fehaciente de que el buen cine no necesita de explosiones o poderes mágicos para dar una experiencia inolvidable.
Título Original: Toni Erdmann
Director: Maren Ade
Duración: 162 minutos
Año: 2016
Reparto: Peter Simonischek, Sandra Hüller, Lucy Russell, Trystan Pütter, Thomas Loibl, Hadewych Minis, Vlad Ivanov, Ingrid Bisu, John Keogh, Ingo Wimmer, Cosmin Padureanu, Anna Maria Bergold
Lamentables noticias llegan en esta jornada de jueves, ya que Ray Liotta, veterano actor reconocido por sus roles en películas como “Goodfellas” y “Hannibal“, ha fallecido a los 67 años. La noticia fue reportada por diversos medios internacionales, quienes afirman que el interprete falleció mientras dormía en un hotel de República Dominicana, donde se encontraba filmando la película “Dangerous Waters“. La causa de muerte no ha sido revelada por el momento.
Entre la lista de películas que hizo durante su carrera, sin duda las más importantes son títulos como “Goodfellas” (1990), “Blow” (2001), “Hannibal” (2001), “Field of Dreams” (1989), “Cop Land” (1997). También es recordado por otros papeles más adentrado en los últimos años, como fueron las películas “Killing Them Softly” (2012), “Narc” (2002), “Marriage Story” (2019), “Identity” (2003), “The Place Beyond the Pines” (2012) y más recientemente “The Many Saints of Newark“, estrenada tan solo en 2021.