Mientras algunos sostienen que la saga “Rápido y Furioso” no es otra cosa que estirar la cuerda de una historia que no daba para tanto, otros defenderán con gusto su extensión como el paso lógico del éxito de un clásico. Y es que muchas cosas se le pueden reprochar a esta franquicia como fallos que se hacen patentes en mayor o menor grado en cada producción: la prioridad a pirotecnia sobre el argumento, giros dignos de teleserie (como la reaparición de Letty) y diálogos del peor repertorio de un héroe de acción, pero también tiene varios esfuerzos por reconocer, como el intento por superar la tríada autos-mujeres-pistolas, que se hace especialmente latentes desde la cuarta producción. En esta ocasión, “Rápidos y Furiosos 7” continúa con la búsqueda por cuajar esta última línea, pero sin relegar la espectacularidad y acrobacias de siempre. Esta vez en medio de un punto crítico: la inesperada muerte de Paul Walker, a quien, por supuesto, se le rendirá tributo en este nuevo episodio.
Luego de retomar una vida normal en “Fast & Furious 6“, Dominic Toretto (Vin Diesel) y su núcleo nuevamente deben tomar los autos de carrera y la acción para vengar a uno de los suyos: Han Lu (Sung Kang), asesinado por el desequilibrado hermano de Owen Shaw, Deckard (Jason Stathan) . Toretto, O’Connor (Paul Walker) y el resto del equipo tendrán que realizar un nuevo viaje, esta vez en cooperación con un misterioso hombre que se hace llamar Mr. Nobody (Kurt Russel), para cobrar justicia por Han y proteger a la familia Rápido y Furioso.
Al igual que el resto de la saga, “Rápidos y Furiosos 7” contiene tanto aciertos como desaciertos. Por un lado, está la pirotecnia que busca contravenir la lógica convencional, esta vez desafiando la premisa de autos que no vuelan y que entrega dos extraordinarias secuencias, y por otro, un argumento que a ratos queda cojo, como en la construcción de alianzas y confianzas que, tanto del lado de Toretto como de Deckart, son absurdamente espontáneas, o la presencia de diálogos tan difíciles de tomar en serio durante las peleas, que terminan por parecer bromas de los propios guionistas. Sin embargo, pese a que la película tiene deficiencias en el guión, sigue siendo tan entretenida como sus predecesoras, y su mayor falencia no está en no acogerse a las leyes de la física y del sentido común, sino en lo extendidas que resultan algunas secuencias, particularmente cuando se hallan en Azerbaiyán, donde la simultaneidad de peleas y la dilatación de las escenas, termina por disminuir la tensión y hacer en demasía previsible lo siguiente que ocurrirá.
“Rápidos y Furiosos 7” sigue además un camino ya iniciado hacia su reformulación, orbitando hacia otros espacios y prolongando las trayectoria de sus últimas tres predecesoras. En esta producción, el destino está en Oriente, en donde las imágenes de postal de Azerbaiyán se contraponen a las de la moderna y lujosa Abu Azuda. En cuanto a la historia principal, sigue la distancia a las carreras clandestinas, pero sin alejarse de los autos, que aún son un elemento capital de la saga, ya sea para persecuciones o rescates, o explorando su uso como armas en complemento a la híper-tecnología. No obstante, pese a que la velocidad es el mantra de la saga de acción, también se da espacio para mostrar el crecimiento de los personajes, especialmente a O’Connor y su relación familiar, cuyas escenas oscilan entre lo empalagoso y lo genuinamente emotivo, pues cada llamada o momento que recuerda a Mia y a su hijo, parece avizorar la despedida final del ex policía de la FBI.
Es que el temprano declive de Walker se ha convertido en un elemento central de esta cinta, tanto al poner en jaque su continuidad como en los cambios internos en la propia producción, donde en distintos niveles ha modificado la historia. En cuanto a guión, se ha hecho un esfuerzo por desviar la atención de la presencia de Walker, con apariciones más limitadas, sobre todo cuando se trata de tomar la palabra, pero que tratan de nivelar su presencia en la acción, y en donde el montaje y fotografía son los grandes aliados para este propósito. En cuanto a la reconstrucción de Walker, los resultados son especialmente visibles en las escenas finales, en donde, pese a un puntilloso y bien logrado trabajo, es imposible no echar en falta al actor que dio vida a Brian O’Connor, cuestión que termina por elevar la emotividad para dar la despedida y homenaje de la saga que lo hizo conocido mundialmente.
Aunque probablemente la séptima producción sea un ejercicio mediado por el éxito comercial antes que realizarse por la necesidad de su relato, “Rápidos y Furiosos 7” funde las mismas buenas y malas costumbres de sus predecesoras. Sin embargo, la muerte de Walker le agrega un sabor distinto, que produce la sensación de que, aunque no se descarten nuevos capítulos para la saga, hay algo que se está acabando y que. pese a los autos y la adrenalina, no volverá nuevamente.
Luego de determinar la responsabilidad del realizador chileno Nicolás López en dos delitos de abuso sexual, hoy se realizó la lectura de sentencia, donde el Tribunal Oral En Lo Penal de Viña del Mar decretó la condena de 5 años y un día de presidio efectivo a López por dos delitos de abuso sexual cometidos en 2015 y 2016.
Recordemos que se dio a conocer la resolución contra el responsable de algunas películas como la trilogía “Qué Pena…”, entre otras, donde el Ministerio Público determinó que López es culpable de dos delitos de abuso sexual, mientras que fue absuelto del delito de violación, además del delito de ultraje público, a raíz de un hecho denunciado tras un episodio en el bar Liguria en 2012.
En aquella ocasión, el TOP de Viña del Mar señaló que la decisión se tomó de forma unánime, pero que no se logró acreditar la violación contra una mujer, que habría ocurrido en 2004. “La prueba de cargo fue insuficiente para acreditar más allá de toda duda razonable la existencia del tipo penal de violación propuesto por los acusadores”, señaló el juez Fernan Rioseco durante la audiencia.
Aquí el anuncio oficial del Poder Judicial:
🔴 EN VIVO: Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar condena a 5 años y un día de presidio efectivo a Nicolás López Fernández por dos delitos de abuso sexual cometidos en 2015 y 2016 en la región Metropolitana.