Al británico Stephen Frears le pertenece una abultada filmografía, que si bien lo ha tenido oscilando entre períodos de mayor y menor notoriedad, le ha permitido asentarse como uno de los principales talentos salidos de Gran Bretaña. Lo que se puede decir con seguridad es que desde 2007 que no estaba en el centro del panorama fílmico, dado que entremedio dio vida a tres películas que no hicieron mucho ruido. Pero las temporadas trabajando a bajo perfil parecen haber llegado a su fin: en estrecha colaboración con Steve Coogan y apoyándose en una impactante historia sacada de la realidad, el director inglés ha vuelto al primer plano.
Philomena (Judi Dench) es una mujer mayor que le revela a su hija Jane (Anna Maxwell Martin) un secreto que lleva décadas guardando: cuando era una adolescente que vivía en un convento, quedó embarazada y fue forzada a dar en adopción a su hijo. Ha pasado medio siglo desde eso y jamás ha podido saber nada acerca de él. Persuadido por Jane, llega hasta Philomena el periodista Martin Sixsmith (Steve Coogan), en lo que será el comienzo de una búsqueda para hallar al niño que le fue arrebatado hace tantos años.
Stephen Frears no en todas sus cintas se hace cargo de buenas historias, pero siempre asegura imprimirle al material cierta marca que generalmente lo hace crecer. Por eso su dirección aplicada y con oficio parecía ideal para darle equilibrio a un argumento de enorme carga emocional como este. Hay un riesgo incorporado en manipular una historia de estas características, pero el director consigue no dejar caer la película hacia el lado de lo sensiblero. Ayudado de acertadas cuotas de humor y un diseño singular del personaje central, Frears conduce la narración con firmeza.
Al adentrarse en estos terrenos, es inevitable que en algún momento el filme deba abordar un tema tan pertinente como es lo anacrónico de la institución de la Iglesia, acompañado de la incertidumbre sobre la fe. La cinta se aproxima a esto con sutileza, para en un momento clave jugarse todas sus cartas, en un apunte social que hay que mirar con atención.
Lo que recorre toda la película es una Judi Dench que se desenvuelve a sus anchas en un entrañable personaje lleno de tonos, que circula entre la culpa, la candidez y la ilusión. De la misma manera que el año pasado no llegó a los cines nacionales ninguna interpretación femenina tan distinguida como la de Cate Blanchett en “Blue Jasmine” (2013), este 2014 parece difícil que el trabajo de Judi Dench pueda verse igualado o sobrepasado. La intérprete británica se adueña a plenitud del personaje y transmite sus complejidades, esfuerzo que tiene sobre todo su recompensa en un final que deja helado.
La otra cara de la cinta, que parece venir a contrastar en algo la dolorosa búsqueda de la madre, corresponde a una materia espinosa: los dilemas a los que se somete el periodismo cuando se involucra de cerca con los protagonistas de las historias que cuenta. Esta es una zona llena de interés, pero los realizadores la consideran nada más que un complemento al eje central, lo que explica que el personaje de Steve Coogan no se vea enriquecido con alguna clase de matiz o espesura. Con su personaje, un periodista constantemente en disyuntiva, este actor tan habituado a la comedia asombra por lo cómodo que se mueve. Además, se hace cargo junto con Jeff Pope de un guión sencillo, pero que funciona con prolijidad en lo que se propone.
Recientemente pudimos constatar cómo en “El Lobo de Wall Street” Scorsese jamás permitió que el frenético relato perdiera sentido; en un registro totalmente distinto, algo similar hace acá Stephen Frears, al lograr mantener durante una hora y media la narración justo en la frontera de lo sentimental. El director se despacha, así, un drama conciso, detallista y capaz tanto de erizar los pelos como de sacar sonrisas cómplices. Sus méritos, en una temporada de premios con tantas grandes películas como esta, quizá pasen inadvertidos, pero no debería ser así. “Philomena” es una sólida cinta de contornos desoladores, empujada con mano segura y estelarizada por una actuación central maravillosa.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: