Han pasado exactos 20 años desde que Cameron Díaz hiciera su debut cinematográfico en “The Mask” (1994), película muy recordada no sólo por ser una de las comedias distintivas de la primera parte de la década y erigir a Jim Carrey como un erudito del gesto, sino también por ser precisamente el refugio de la figura primigenia de la actriz. En esta cinta pudimos ver cómo Díaz, básicamente a través de su belleza implacable, hacía su primer acercamiento al género, del que hizo su zona de confort, y del que se ha desmarcado en algunas ocasiones combinando más malas que buenas. Pues bien, desde aquella época, bastantes son los filmes que han pasado al haber de la rubia estrella, encontrándose en el presente participando en títulos como “Nuestro Video Prohibido”, su segunda colaboración con el director Jake Kasdan, y de la que se pueden desprender los principales resabios de las cintas que están hechas a su medida.
Jay y Annie (Jason Segel y Cameron Díaz) es una pareja que se encuentra en una etapa donde las pasiones ya no son desatadas con toda la energía que alguna vez tuvieron. Sus vidas se han entregado a la cotidianeidad, con todo lo que esto sobrelleva: hijos, trabajo y rutina en general. Esta situación les hace replantear las cosas y deciden avivar su relación haciendo un video de sexo casero, algo que es totalmente nuevo para ellos. La idea les resulta muy bien, pero el problema llega cuando la tecnología les juega una pala pasada y el video se guarda en los iPads que Jay regala a los más cercanos. Para evitar que la grabación sea vista, los dos van en busca de la evidencia para eliminarla, algo que los llevará a las situaciones más extremas.
En forma de retrospectiva, la protagonista de la historia nos lleva inicialmente a un tema que es absolutamente corriente en la vida de una pareja, como es la relación sexual. Este es un tópico que se ha explotado hasta el hartazgo y de manera similar en producciones que lo ocupan como base para desarrollar una historia, y en otras que lo disponen derechamente como el eje central de la trama. En ambos casos, y como siempre en una comedia, el ritmo que se le debe imprimir a la narración resulta algo esencial para el éxito de la misma, y es en este gran apartado donde “Nuestro Video Prohibido” falla estrepitosamente.
Obviando el hecho de que ver a Cameron Díaz en la introducción en plan de racconto ya da muy mala espina, la película alcanza a mostrar algo que pareciera ir por un buen camino –no por lo explícito de la propuesta, sino que por lo dinámico de las secuencias-, sin embargo, la mayoría de las escenas venideras luego de que se presenta el conflicto principal, se sienten fuera de lugar, independientes entre sí y de lo que se mostró en un principio, faltando toda cohesión para entregar un impulso que nunca va a llegar. Por otra parte, la premisa que lleva consigo la película puede radicar en lo que hizo alguna vez la más bien adolescente “Road Trip” (2000), no obstante, “Nuestro Video Prohibido” escasea de líneas medianamente creativas para dar soporte al humor de lo simplón, lo que acaba por desembocar en una postura poco energizante respecto a lo que se muestra en escena y a los propios diálogos, que parecen ser más malos de lo que ya son.
Los personajes, que son una parte importantísima en las producciones dentro de este género, no generan ningún sentimiento de empatía, no se perciben como entrañables, y tampoco se corresponden entre sí; no existe química entre los protagonistas, lo que tiene como consecuencia la nula credibilidad sobre ellos. Jason Segel nunca termina por encajar en su personaje y su pobre actuación así lo demuestra. Es posible que el papel le hubiese quedado mejor a tipos como Paul Rudd o Jason Sudeikis, que tienen la suficiente experiencia en esta clase de películas para verse como el tipo afectado por la relación de pareja, con una nube negra rondando sobre su cabeza.
Lo de Cameron Díaz hoy día se marca como una constante; prácticamente todos los papeles que lleva haciendo hace más de 10 años han sido ajustados para ella, por lo tanto, lo que podría presentarse como una oportunidad para poder revalidar sus aptitudes como actriz de comedia –si es que alguna vez las tuvo-, termina por atentar contra su imagen. Para este filme en particular tuvo que apostar por el destape, que si bien lo llevó con frescura, ya es poco lo que puede vender con el rollo de sexy woman. Para completar este declive, lo que se presumía antes como una de las virtudes de la actriz, su simpatía, aquí llega a ser incluso insoportable.
Antes de entrar a ver un título de las dimensiones de “Nuestro Video Prohibido”, bien sabemos que nos podemos encontrar con un manifiesto pretensioso y rasca de los divos de la industria. Acá esto se cumple a cabalidad. Y es que la película tiene uno o dos gags graciosos –basados en el salvavidas que significa la sátira como recurso-, pero es por la exclusiva responsabilidad que tienen los filmes del género en sacar al menos una sonrisa. Ni para pasar el rato.
Plasmar cinematográficamente acontecimientos relacionados con el deporte implica trazar una línea, aludiendo al proceso detrás de la preparación antes de enfrentarse a un gran evento, con los conflictos situados entre medio configurando la trayectoria de quienes protagonizan grandes hazañas deportivas. Una de las carreras de automovilismo más prestigiosas sirve como el escenario perfecto para situar fuerzas opuestas en medio de un conflicto de intereses donde las destrezas, el compañerismo y la determinación serán fundamentales para alcanzar el éxito. Dos años después de su exitosa “Logan”, James Mangold dirige una historia inspirada en hechos reales y que tiene al centro a dos de las grandes compañías de automóviles del mundo: Ford y Ferrari.
“Contra Lo Imposible” se centra en el visionario diseñador de autos Carroll Shelby (Matt Damon) y el corredor Ken Miles (Christian Bale). Ambos estarán encargados de diseñar y construir un auto de carreras para la compañía Ford, el que debe ser capaz de vencer a su oponente más poderoso en manos de Enzo Ferrari (Remo Girone). Juntos deberán luchar contra los intereses corporativos para, al mismo tiempo, alcanzar sus victorias personales.
La cinta aprovecha desde su inicio el concepto en el que se encuentra inmersa, pues las carreras de autos son su principal motor, y estas son representadas con una mirada intuitiva, capaz de exhibir con agilidad cada momento y componente de una carrera automovilística. Y considerando su extensión, alcanzando las dos horas y treinta minutos, el ritmo agitado se vuelve esencial para conducir un relato que realmente profundiza en su principal temática.
Las decisiones de encuadres y montaje ayudan a edificar una historia que arranca tal como lo hace un auto de carrera y debe avanzar poniendo especial atención a las curvas con las que se encuentra. Y es ahí donde las pausas son necesarias para así poder evidenciar el entramado que se teje al interior de la compañía Ford y, a la vez, aprovechando de adentrarse en la vida personal del corredor que estará a cargo de conducir el moderno automóvil.
Para poder construir una historia que intenta alcanzar un nivel épico dentro de su contexto, esta es divida en dos trayectos que avanzan a la vez y que juntan su camino en la carrera de Las 24 Horas de Le Mans. Por una parte, la compañía Ford y su lucha por competir con las grandes entidades del mundo automotriz, es el centro y detonador que empujará a sus protagonistas a enfrentarse a grandes obstáculos para alcanzar el principal objetivo. La compañía es a la vez representada como quienes instalan los inconvenientes corporativos, donde los intereses monetarios preponderan frente a la pasión que significa para los protagonistas el poder diseñar el revolucionario nuevo modelo.
Por otra parte, el encargado de conducir el nuevo automóvil es el obstinado Ken Miles, el que simboliza un espíritu agitador y con el objetivo de alterar la firmeza de la compañía. Junto a su carácter testarudo y poco apacible, Ken es el personaje que más cambios sufre a través del relato, siendo capaz de transformar su razonamiento, pero gracias a quienes lo rodean, su esposa e hijo. Sin embargo, su camino no podría completarse sin el apoyo de su amigo y socio en este negocio, Caroll Shelby. La relación de ambos es la manifestación del compañerismo y el cariño fraternal; en ellos está puesta la cuota necesaria de idealismo, la que los ayudará a continuar adelante, pese a las adversidades.
James Mangold logra crear un drama deportivo complejo y con las características de un cine algo más clásico, rememorando a producciones hollywoodenses de antaño, pero con la apariencia física de una obra moderna que cuida su tratamiento. “Contra Lo Imposible” alcanza un nivel satisfactorio, donde el mundo que retrata queda plasmado con total firmeza y es coherente con sí misma hasta el final.
Título Original: Ford v Ferrari
Director: James Mangold
Duración: 152 minutos
Año: 2019
Reparto: Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas, Tracy Letts, JJ Feild, Ray McKinnon, Rudolf Martin, Ward Horton, Bridie Latona, Lachlan Buchanan