Resulta a lo menos llamativo que la última comedia inglesa que se hizo presente en las pantallas locales haya sido “Seven Psychopaths” (2012), una película sin un lazo con el modo tradicional en que los cineastas británicos se han zambullido en el género. La situación se torna más insólita si consideramos que, entremedio, han llegado cintas de este tipo desde países como Italia, España y Francia. “Love Punch”, tercer largometraje de Joel Hopkins, asegura que se termine con este poco grato período de ausencia. Pero si bien el reencuentro del público local con la comedia de la isla es mediante un filme con dos intérpretes de peso, lo desalentador es que su centro recoge la pobreza de ideas que predomina en la comedia norteamericana, a la que estamos tan tristemente habituados.
La película gira en torno a Richard (Pierce Brosnan) y Kate (Emma Thompson), ex esposos que ven cómo sus jubilaciones desaparecen luego de que la compañía que las albergaba es vendida. Unidos bajo el mismo propósito, dejan sus diferencias de lado y llegan hasta París para encarar al nuevo dueño, un empresario llamado Vincent (Laurent Lafitte), que se limita únicamente a reconocer que su fechoría está dentro del marco legal. Ante eso, la ex pareja ve una única manera de recuperar su dinero: robar el diamante que Vicent le ha obsequiado a su prometida, Manon (Louise Bourgoin), para lo cual se verán obligados a ir a la Costa Azul e infiltrarse en la boda.
Mezcla de comedia de enredos y romántica, la cinta hace sentir su descuido desde sus primeras escenas. Sin un sustento importante, traslada la acción a Francia y da rienda suelta a una trama que incluye una aventura digna de filme de acción. El argumento alcanza tal dosis de locura que perfectamente podría corresponder a una película sobre un ex matrimonio de agentes especiales. Pero lo más alarmante es que la historia está cubierta e infestada tanto de forados como de explicaciones agotadoramente gruesas y, en efecto, se termina derrumbando, porque las rutas que selecciona, echando manos de estos escuálidos dispositivos, son de una pobreza espantosa. No tiene, por lo demás, la malicia o gracia que exige la comedia disparatada que, a juzgar por los caminos que toma, busca ser.
No es fortuito que la cinta sea tan atrofiada en su construcción: el director ya había producido un perfecto somnífero cuando intentó hacer un drama con tintes de romance (“Last Chance Harvey”, 2008). Pero si el filme protagonizado por Dustin Hoffman fallaba por su carencia y opacidad de recursos, “Love Punch” se estrella por lo destartalada y lánguida de su edificación como comedia. En ambos casos, ni la grata presencia de Emma Thompson consigue sostener las piezas fílmicas en el marco de lo aceptable. En esta oportunidad, además de eso, hay personajes aún más terriblemente poco interesantes y se desaprovecha a un actor correcto como Pierce Brosnan y a un secundario de largo recorrido como Timothy Spall –laureado recientemente como Mejor Actor en Cannes-, dejándolos a cargo de personajes menos dignos que marionetas.
Si hay algo dentro de esta obra que se puede estimar, es su capacidad para evitar arrimarse a la tan de moda comedia protagonizada por veteranos (véase “Stand Up Guys”, “Last Vegas” o “Grudge Match”), películas que caducan en tiempo récord por su agotador afán de girar en torno a la nostalgia por los días de gloria. “Love Punch” tiene la pericia de acercarse al tema del paso a la tercera edad de manera muy tangencial y no lo convierte en su motor. Pero, a decir verdad, esa elección tampoco es que ayude mucho en su búsqueda por arrancar carcajadas. La película está dejada a lo que proporcione el carisma de sus estrellas y eso no se revierte en ningún momento. Es cierto que no hay que perder de vista que esta empresa es de las más complejas en el mundo fílmico, pero también convengamos que tanta desprolijidad siempre es irritante.
El cine nacional avanza y cada vez más, ya que está siendo más recurrente ver películas chilenas en las grandes de ligas de este rubro. Tras su victoria con “La Once” en 2016, la directora Maite Alberdi vuelve a estar nominada a los Premios Goya, que se realizarán el próximo 5 de marzo en su versión número 35 en España, teniendo un lugar en la categoría Mejor Película Iberoamericana, por su nueva entrega “El Agente Topo”.
El año 2020 fue un periodo glorioso para Alberdi y su reciente documental, ya que desde su estreno en Sundance ha sumado elogios. Entre los hitos sucedidos, podemos destacar la nominación de la realización en los Premios Ariel, en México, además del hecho que será la película que representará a nuestro país en la carrera por los Oscar, luego de ser seleccionada por la Academia de Cine de Chile.