Dos sujetos conversan en una cafetería. Discuten acerca de lo que harán en las próximas horas. Lo que para uno son deseos, para el otro son recuerdos. Sus caras se parecen mucho, pero no son padre e hijo, ni hermanos, ni siquiera gemelos –o clones-. Mientras uno lucha por lo que considera su futuro, el otro intenta proteger sus recuerdos, y uno en particular: lo único que considera realmente bueno en su vida. Los dos son la misma persona y, pese a ello, sus destinos chocan; lo que haga uno borrará para siempre al otro. El tópico de los viajes temporales, sus consecuencias y las paradojas que provocarían, es lo central en “Looper: Asesinos Del Futuro”, el tercer largometraje de Rian Johnson, protagonizado por Joseph Gordon-Lewitt y Bruce Willis.
Los looper son los asesinos que se encargan de eliminar a personas enviadas desde el futuro por la mafia. Joe (Joseph Gordon-Levitt) es uno de ellos, y cumple su trabajo con una destacada eficiencia. Pero este trabajo no es para siempre, y tiene una cláusula de rescisión de contrato inapelable: cada looper debe deshacerse de él mismo, quien es enviado 30 años desde el futuro. Pese a que Joe sabe de ese predicamento, un error le impedirá asesinar a su yo del futuro (Bruce Willis), iniciando una persecución que le permita cerrar el “loop”.
Desde el primer instante, “Looper” no esconde su condición de película de género. Como ejercicio cinematográfico, este se asemeja al primer film de Rian Johnson, “Brick” (2005), una reinvención adolescente del cine noir. Todo se cumple siguiendo el manual: un invento posibilita un salto para la humanidad, y ese hecho va planteando cuestiones sobre los alcances de la condición humana. “Looper” enuncia todas las preguntas más comunes del género, sobre qué nos definiría como individuos, cuál es el control que tenemos de nuestros actos y el destino, y qué efectos tienen nuestras decisiones sobre nosotros y los demás.
Sin embargo, hay que aclarar que esta no es simplemente una película de acción, o por lo menos no como las tradicionales que pueblan la cartelera. Sí hay espectacularidad, persecuciones, tiroteos y uso de recursos que acentúan la adrenalina, pero para ser precisos, los adelantos contienen gran parte de las escenas de acción, y el corpus de la película está en secuencias resueltas de manera limpia y sin excesos, o en largos episodios de conversaciones que aumentan la tensión e invitan a preguntarse por las intenciones de los personajes, sus dudas y dramas, y también por los cabos sueltos que la misma trama va dejando. Porque “Looper” se articula sobre las interrogantes que se suceden durante el metraje y son el sustrato de la historia, siendo algunas resueltas en la película misma, y otras dejadas para el debate fuera de la sala de cine.
Es interesante constatar que uno de los blockbusters más esperados del año, evita el lugar común y se decanta más en un relato que intenta hacerse cargo de discusiones más profundas que las acostumbradas por la industria hollywoodense. Quizás este ejercicio está más relacionado con la necesidad de las películas de ser viralizadas a través de Internet, lo que sostiene sus campañas de publicidad en la actualidad. Como ya se ha mencionado, en “Looper” abundan los cabos sueltos, y ya se puede encontrar una gran cantidad de teorías respecto a los personajes, sus relaciones o el universo creado para sustentar la trama. La ventaja en este caso está en la integración armónica de estas cuestiones dentro del relato, sin que parezcan un error del guión o un recurso retórico para engañar al público.
Aunque, haciendo raya para la suma, “Looper” se ubica entre lo mejor del cine comercial de este año, cumple con las expectativas generadas alrededor de ella (por la publicidad y los propios fanáticos) y aporta una mirada fresca, respetuosa e inteligente a la poblada oferta de las películas de ciencia ficción y viajes temporales. Por esta razón la pregunta más interesante es verificar cómo logrará este film superar la barrera del tiempo y convertirse en un referente del género, más allá de su calidad argumental, puesta en escena y valor dentro del mercado cinematográfico. Habrá que esperar entonces cuántos visionados resiste la cinta, y a modo de confesión personal, este redactor está ansioso por repetirse el plato.
Luego de estar en coma tras sufrir un complejo accidente en auto, hoy finalmente ha sido declarada como fallecida la actriz Anne Heche, luego de que su familia informara hace algunas horas que se había tomado la decisión de desconectarla del respirador artificial ante la imposibilidad de que sobreviviera tras las diversas lesiones que sufrió. Si bien al entregar la noticia todavía se encontraba conectada a la espera de los receptores de órganos, fue declarada legalmente muerta debido a las leyes del estado de California.
Heche sufrió una compleja lesión cerebral anóxica luego de chocar en su auto el pasado 5 de agosto, quedando en coma y en estado crítico, al punto que desde el primer minuto se informó que no sobreviviría. “Durante mucho tiempo ha sido su elección donar sus órganos y se la mantiene con soporte vital para determinar si alguno es viable”, señaló la familia en el comunicado que informaron sobre esta decisión.
La actriz es recordada por varios papeles en el cine y la televisión, su año más importante sin duda fue 1997, donde participó de varias películas como “Donnie Brasco“, “Volcano“, “I Know What You Did Last Summer” y “Wag The Dog“. Otras de sus cintas importantes fueron “Six Days Seven Nights” (1998, con Harrison Ford), “Psycho” (1998, remake de Gus Van Sant) y “Birth” (2004).
2 Comments