El lenguaje es un constructo que forjamos entre todos a través del transcurso del tiempo. Intangible, construye realidades a nuestro alrededor y materializa los brumosos sentimientos que nuestra mente alberga. Si bien, creemos que este se limita al idioma que cada nación ha adoptado, Guillermo del Toro tiene una percepción totalmente diferente. Desde esta base es que el cineasta mexicano escribe y dirige “La Forma del Agua”, película que lo consagró con el Globo de Oro y que se perfila como el trabajo más delicado, íntimo y bello del multifacético realizador.
Estamos en la Norteamérica de los años sesenta, en plena Guerra Fría. Elisa Esposito (Sally Hawkins) es una muda que se desempeña como auxiliar de aseo en una instalación militar super secreta. Cierto día llega una extraña creatura (Doug Jones) a uno de los laboratorios, una especie de tritón; un pseudo humano acuático. Elisa, quien asea el laboratorio a diario, siente una inmensa curiosidad por la creatura y entabla una especie de relación con ella, pero ¿cómo comunicar sentimientos con un ser de otra especie?
“La Forma del Agua” se estructura como una fábula romántica que mezcla elementos del thriller de espías y el terror. Con una lucidez tremenda, Del Toro rescata elementos de diversos géneros fílmicos y los dispone eficazmente a disposición del romance. Así, constantes dosis de comedia se enlazan con secuencias de profunda emotividad. La trama está repleta de humor, pero este nunca resulta anti climático y aliña a la perfección toda la atmósfera que el director logra crear. El suspenso convive con el drama amoroso y logran fusionarse a la perfección, dando a luz una historia preciosa que llena de luz un mundo sombrío y lúgubre.
Obviamente, en esta ecuación sobresaltan los personajes, quienes han sido construidos de forma impecable y logran orquestar una estupenda sinfonía de caracteres. Elisa Esposito es maravillosa y, desde una posición infantil y hasta inocente, logra conjugar las fantasías de una niña y los complejos de una mujer adulta. Sally Hawkins está bellísima y su interpretación empuja las lágrimas de alegría rápidamente. Junto a ella se encuentra el coronel Richard Strickland (Michael Shannon), un antagonista macabro y construido de tal forma, que consigue evadir todos los clichés y espacios comunes de los malos de turno. Shannon le da carne a un ente tétrico y agobiante, el cual no sólo empuja la trama hacia la angustia, sino que también deja entrever las claras motivaciones que lo empujan a sus actos. Maravillosos, actores y personajes, nadie sobra y todos tienen algo que decir. Poco hay de este tipo de escritura en el cine contemporáneo.
La fotografía es otro punto elevado del filme, pues Dan Laustsen consigue dar vida y color a demasiados cuadros preciosos a lo largo de la historia. La visión de Guillermo del Toro queda plasmada con soberana belleza en cada cuadro de la película, donde pasamos del terror gótico del cine de los años 20 al cálido y acogedor colorido del cine de Jean-Pierre Jeunet. Es imposible quedarse con una escena. La poesía visual que la obra desprende demuestra que no sólo se debe tener talento a la hora de apostar por un largometraje, sino también se deben concebir historias con el corazón abierto.
Y qué decir del tritón, o la creatura, como se le menciona en los créditos. Más allá del éxito que significa ver a un monstruo tan vivo en pantalla, la creatura consigue ser una metáfora visual entre lo que tememos y amamos. Peligro y seducción se mezclan en las escamas del personaje, el cual no deja de ser un vehículo para plantearnos un discurso respecto al amor y cómo este no tiene barreras, salvo las que nosotros mismos le ponemos. El amor libre, incondicional y mártir es el más fuerte de todos, según la obra de Del Toro, y es el único que consigue sobreponerse a las mareas de la adversidad.
“La Forma del Agua” es una tremenda película. Emotiva, tensa, graciosa y redonda de inicio a fin. Con escritura de manual y con todos los elementos cinematográficos en perfecta sintonía, Guillermo Del Toro se consagra con una cinta fantástica que no deja a nadie inmaculado. Un mix maravilloso de belleza y horror, risas y suspenso, una obra sorpresiva en tiempos donde parece que nada importa.
Título Original: The Shape Of Water
Director: Guillermo del Toro
Duración: 123 minutos
Año: 2017
Reparto: Sally Hawkins, Doug Jones, Michael Shannon, Octavia Spencer, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg, Lauren Lee Smith, David Hewlett, Nick Searcy, Morgan Kelly, Dru Viergever, Maxine Grossman
Luego de determinar la responsabilidad del realizador chileno Nicolás López en dos delitos de abuso sexual, hoy se realizó la lectura de sentencia, donde el Tribunal Oral En Lo Penal de Viña del Mar decretó la condena de 5 años y un día de presidio efectivo a López por dos delitos de abuso sexual cometidos en 2015 y 2016.
Recordemos que se dio a conocer la resolución contra el responsable de algunas películas como la trilogía “Qué Pena…”, entre otras, donde el Ministerio Público determinó que López es culpable de dos delitos de abuso sexual, mientras que fue absuelto del delito de violación, además del delito de ultraje público, a raíz de un hecho denunciado tras un episodio en el bar Liguria en 2012.
En aquella ocasión, el TOP de Viña del Mar señaló que la decisión se tomó de forma unánime, pero que no se logró acreditar la violación contra una mujer, que habría ocurrido en 2004. “La prueba de cargo fue insuficiente para acreditar más allá de toda duda razonable la existencia del tipo penal de violación propuesto por los acusadores”, señaló el juez Fernan Rioseco durante la audiencia.
Aquí el anuncio oficial del Poder Judicial:
🔴 EN VIVO: Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar condena a 5 años y un día de presidio efectivo a Nicolás López Fernández por dos delitos de abuso sexual cometidos en 2015 y 2016 en la región Metropolitana.