“Die Biene Maja”, como fuera su nombre original, es un libro para niños publicado por el autor alemán Waldemar Bonsels en 1912, cuyo éxito llevó a que la historia de su protagonista, la jovial y despistada –aunque adorable- abeja Maya, fuera adaptada varias veces a todos los formatos posibles, incluyendo los dibujos animados y el animé. Esto le ha dado al personaje y sus aventuras una suerte de vida eterna: ya han pasado más de cien años desde que apareciera por primera vez, y su más reciente versión “La Abeja Maya – La Película” viene a confirmar su inmortalidad.
En un día como cualquier otro en el panal, nació Maya, una abeja inquieta y amable, lo que representa un problema para la organización y jerarquía de sus compañeras. Es por esto que Maya decidirá salir a buscar su lugar a la pradera, acompañada de su amigo Willy, donde conocerá a un sin fin de bichos de lo más pintorescos, como el saltamontes Flip o la avispa Sting, con quienes vivirá una aventura inolvidable.
Con un producto tan usado y aproximado desde tantos medios como La Abeja Maya, se plantea de entrada la dificultad de cómo reactualizarla y volverla relevante para los niños de la generación actual. Por suerte, la respuesta del equipo detrás de esta coproducción alemana-australiana-belga fue bastante acertada: confiar en el material original y rodearlo de una animación que esté a la altura.
Evitando caer en los vicios que han hundido a varias de las más recientes películas de animación para niños (eternas secuencias de baile, despistadas referencias a la cultura pop, histrionismo que bordea la histeria, entre otros elementos), “La Abeja Maya – La Película” se destaca más que cualquier otra cosa por su ritmo seguro y confiado, más enfocado en dar a entender con claridad la historia que en subir al público a una montaña rusa de colores y gritos.
Y a pesar de que la historia no es ninguna novedad, es la sensación de preocupación y cariño por los personajes lo que la dota de una calidad muy agradable. Es así como la introducción de los personajes secundarios –algunos tan inolvidables como el saltamontes Flip- es rápida pero suave, haciendo sentir que hubo una real preocupación por no estirar la duración de la cinta más allá de sus precisos 90 minutos.
Otro acierto que tiene esta obra, es que su mensaje y enseñanza vienen entregados más como una fábula que un relato moralizante. Teniendo como base un panal de abejas, que puede fácilmente dar paso a una alegoría sobre el orden de la sociedad y la militarización (algo que sí ocurría en el libro original), el relato sortea esta trampa y toma el camino de la aceptación de las diferencias y de “encontrar tu rol en la sociedad sin traicionar tus raíces”, discurso totalmente adecuado a la actualidad.
Dejando a un lado las lecturas interpretativas, “La Abeja Maya – La Película” también destaca en su apartado técnico: la animación es bellísima y bien trabajada, dejando en evidencia que hubo una sólida labor de producción. Junto con esto, el diseño de los personajes también resulta muy agradable a la vista, a pesar de que la estética pueda a ratos ser en exceso infantil.
Este es quizás el único gran problema que plaga a la obra: su foco está colocado en un cien por ciento en los menores de edad, especialmente los más pequeños. Al menos desde que “Toy Story” (1995) definiera para siempre las reglas del género, las buenas cintas de animación para niños siempre cuentan con la inteligencia de incluir veladamente algún chiste o referencia apuntada a los padres, quienes después de todo también tienen que ver la película acompañando a su prole. En cierto sentido, este género debe por obligación considerar a un público doble, aspecto que “A Bug’s Life” (1998), el clásico de Pixar con el que La Abeja Maya tiene bastante en común, comprendió perfectamente en su momento.
“La Abeja Maya – La Película” juega tan seguro, que a ratos se siente como una película para preescolares, lo que en muchos casos puede significar un aburrimiento absoluto para los padres. Quizás si hubiera dotado a algunos de sus personajes con un poco más de riesgo, o creado algún estereotipo satírico como los bichos de circo en la mencionada “A Bug’s Life”, la cinta habría podido dar con este tono sin abandonar los aciertos con los que cuenta.
Probablemente no vaya a perdurar como un clásico del género, pero “La Abeja Maya – La Película” contiene el suficiente encanto como para justificar su existencia y, de pasada, demostrar a un par de coetáneos mediocres que una buena película para niños no se arma con un par de personajes gordos y de ojos saltones con problemas de hiperactividad, sino que con un relato sólido y aterrizado.
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