Logrando dispares resultados, muchos han sido los actores que en algún punto de sus carreras han decidido cruzar la vereda y asumir el rol de director. Una tarea que se podría presumir sencilla por la cercanía de las actividades, no es tal si consideramos que el cambio hacía el sillín del realizador involucra ser partícipe no sólo de uno, sino de todos los procesos creativos en la elaboración de una película. Casos de éxito como los de Charles Chaplin, Clint Eastwood o recientemente el de Ben Affleck, marcan distintas generaciones en las que la fórmula se ha convertido en carta de garantía. Para seguir confirmando esta dualidad de vocaciones, Angelina Jolie presenta “Inquebrantable”, su segundo largometraje luego de haber dirigido la más bien cuestionada “In The Land Of Blood And Honey” (2011).
Basado en el libro de no-ficción, “Unbroken: A World War II Story Of Survival, Resilience, And Redemption” (2010), de Laura Hillenbrand, el filme cuenta la historia verdadera de Louis Zamperini (Jack O’Connell), un atleta estadounidense de ascendencia italiana, triunfador en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. El relato sigue al deportista en su carrera como tal, para luego mostrarnos su naufragio cumpliendo una misión para la fuerza militar de EE.UU. en el marco de la Segunda Guerra Mundial, junto a su posterior captura por parte del ejército japonés, el cual lo maltratara tanto física como psicológicamente.
Avanzados los primeros 15 minutos del metraje, ya se puede hacer una lectura respecto de cuáles serán los matices del título: exageración y zalamería. Los antecedentes de una historia como la de Louis Zampertini, que en su contexto puede cobrar el más amplio sentido –el deporte puesto como vehículo de superación, acaecido después en la fortaleza necesaria para soportar semanas naufragando y un largo tiempo de torturas siendo prisionero de guerra- son manejados desde la perspectiva panfletera, de aquella que no tiene reparos en manipular los hechos para causar el impacto cursilón en el público. Este planteamiento va mutando a partir de lo que en un comienzo parece ser una adoctrinadora perorata religiosa moralista, hasta transformarse en todo un complaciente discurso sobre lo que representan los equívocamente denominados héroes de guerra.
La estructura narrativa de la cinta va dibujando diferentes hitos en la vida de Zamperini: la relación entre su niñez y el ingreso al mundo del atletismo, junto a las circunstancias que lo hicieran vivir largas jornadas en el mar puestos en un primer bloque, para luego retratar en una segunda mitad los horrores devenidos de su estadía en un campo de concentración enemigo. En esta organización, los saltos temporales que se ocupan para tratar el primer orden no terminan de funcionar, porque están construidos excluyentemente sobre la figura de un personaje al que todavía no conocemos; la torpe introducción del largometraje, teniendo por intención acercarnos emocionalmente al protagonista, no logra dar con su forma, desperdiciando así uno de los elementos fundamentales para ordenar un relato que fija en los golpes dramáticos sus principales testimonios. Por otra parte, como suele ocurrir en el grueso de las películas que adhieren al modo bélico, en “Inquebrantable” la puesta en escena también se orienta más hacia el uso de recursos que pueden llegar a ser prácticos desde su postura efectista; algo que claramente no refleja otra cosa que la subestimación hacia el espectador a través del desenfoque sobre lo que realmente importa dentro de la historia.
Para poder levantar este filme, Angelina Jolie se ayuda de cuatro escritores, entre los que se pueden contar a los hermanos Ethan y Joel Coen. Si la inclusión de dos figuras de tanto fuste en teoría debiese sumar, acá es todo lo contrario, pues el guión resta hasta el punto de lo mediocre; los diálogos, siempre en plan grandilocuente y lleno de lugares comunes, se unen a la mala dirección de actores y a un irritante score para conformar una epopeya falsamente reivindicadora, producto que ya hemos visto muchas veces. Algún repaso a la negligencia del ejército estadounidense y la muy buena fotografía de Roger Deakins son los únicos puntos destacables en una cinta que poco y nada aporta.
Para resumir, “Inquebrantable”, en sus extensas dos horas y cuarto de duración, se muestra como un trabajo que intenta ser algo visual y argumentativamente significativo a partir de los distintos géneros sobre los que se va moviendo, sin embargo, todos los esfuerzos resultan en la inverosimilitud de lo obtenido, más todavía cuando en la primera línea la película es presentada como “una historia verdadera”. Entre tanta farándula y causas humanitarias, la segunda intervención de Angelina Jolie como directora –quien ya tiene dos producciones más en carpeta para estrenarse en el corto plazo- resulta en un título totalmente prescindible.
Plasmar cinematográficamente acontecimientos relacionados con el deporte implica trazar una línea, aludiendo al proceso detrás de la preparación antes de enfrentarse a un gran evento, con los conflictos situados entre medio configurando la trayectoria de quienes protagonizan grandes hazañas deportivas. Una de las carreras de automovilismo más prestigiosas sirve como el escenario perfecto para situar fuerzas opuestas en medio de un conflicto de intereses donde las destrezas, el compañerismo y la determinación serán fundamentales para alcanzar el éxito. Dos años después de su exitosa “Logan”, James Mangold dirige una historia inspirada en hechos reales y que tiene al centro a dos de las grandes compañías de automóviles del mundo: Ford y Ferrari.
“Contra Lo Imposible” se centra en el visionario diseñador de autos Carroll Shelby (Matt Damon) y el corredor Ken Miles (Christian Bale). Ambos estarán encargados de diseñar y construir un auto de carreras para la compañía Ford, el que debe ser capaz de vencer a su oponente más poderoso en manos de Enzo Ferrari (Remo Girone). Juntos deberán luchar contra los intereses corporativos para, al mismo tiempo, alcanzar sus victorias personales.
La cinta aprovecha desde su inicio el concepto en el que se encuentra inmersa, pues las carreras de autos son su principal motor, y estas son representadas con una mirada intuitiva, capaz de exhibir con agilidad cada momento y componente de una carrera automovilística. Y considerando su extensión, alcanzando las dos horas y treinta minutos, el ritmo agitado se vuelve esencial para conducir un relato que realmente profundiza en su principal temática.
Las decisiones de encuadres y montaje ayudan a edificar una historia que arranca tal como lo hace un auto de carrera y debe avanzar poniendo especial atención a las curvas con las que se encuentra. Y es ahí donde las pausas son necesarias para así poder evidenciar el entramado que se teje al interior de la compañía Ford y, a la vez, aprovechando de adentrarse en la vida personal del corredor que estará a cargo de conducir el moderno automóvil.
Para poder construir una historia que intenta alcanzar un nivel épico dentro de su contexto, esta es divida en dos trayectos que avanzan a la vez y que juntan su camino en la carrera de Las 24 Horas de Le Mans. Por una parte, la compañía Ford y su lucha por competir con las grandes entidades del mundo automotriz, es el centro y detonador que empujará a sus protagonistas a enfrentarse a grandes obstáculos para alcanzar el principal objetivo. La compañía es a la vez representada como quienes instalan los inconvenientes corporativos, donde los intereses monetarios preponderan frente a la pasión que significa para los protagonistas el poder diseñar el revolucionario nuevo modelo.
Por otra parte, el encargado de conducir el nuevo automóvil es el obstinado Ken Miles, el que simboliza un espíritu agitador y con el objetivo de alterar la firmeza de la compañía. Junto a su carácter testarudo y poco apacible, Ken es el personaje que más cambios sufre a través del relato, siendo capaz de transformar su razonamiento, pero gracias a quienes lo rodean, su esposa e hijo. Sin embargo, su camino no podría completarse sin el apoyo de su amigo y socio en este negocio, Caroll Shelby. La relación de ambos es la manifestación del compañerismo y el cariño fraternal; en ellos está puesta la cuota necesaria de idealismo, la que los ayudará a continuar adelante, pese a las adversidades.
James Mangold logra crear un drama deportivo complejo y con las características de un cine algo más clásico, rememorando a producciones hollywoodenses de antaño, pero con la apariencia física de una obra moderna que cuida su tratamiento. “Contra Lo Imposible” alcanza un nivel satisfactorio, donde el mundo que retrata queda plasmado con total firmeza y es coherente con sí misma hasta el final.
Título Original: Ford v Ferrari
Director: James Mangold
Duración: 152 minutos
Año: 2019
Reparto: Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas, Tracy Letts, JJ Feild, Ray McKinnon, Rudolf Martin, Ward Horton, Bridie Latona, Lachlan Buchanan