Uno de los tipos de documental musical más comunes, es el que se dedica a buscar las raíces de algún género o estilo, teniendo de ejemplo y de norte el magistral “Feel Like Going Home” que Martin Scorsese realizó en 2003 para la serie de documentales televisivos “The Blues”, donde llega hasta África en busca de las raíces del blues, trazando al mismo tiempo algo de la borrosa historia de la llegada de la población negra a Estados Unidos. “Genghis Blues” se desarrolla en la misma línea, con resultados similares.
Fascinados con la música tradicional de Tuva, una república anexa a Rusia ubicada al norte de Mongolia, un grupo de documentalistas, productores, músicos y un DJ de radio viajan a conocer la región y adentrarse de lleno en su cultura, liderados por el bluesman ciego Paul Pena, quien además lleva años practicando el tradicional canto armónico Tuvano.
En su inició, el documental realiza un rápido recuento de los sucesos que llevaron a la formación de la pandilla, y entrega algunos antecedentes sobre Tuva y su música tradicional, tan extraña como cautivante, pero ampliamente desconocida para occidente en los años ‘90, salvo por un disco que circulaba con pocas copias por las tiendas y radios de Norteamérica.
Tan importante como la música misma, el documental desarrolla como su protagonista a Paul Pena, un talentosísimo cantante y guitarrista de blues que estuvo al borde de lograr el éxito comercial, y cuya habilidad es ampliamente reconocida por figuras de peso como B.B. King. Pena descubrió por casualidad el canto armónico de Tuva y lo desarrolló en los siguientes doce años, usándolo al mismo tiempo como una pasión y un analgésico contra la depresión causada tanto por la prematura muerte de su esposa, como por el duro día a día de un ciego abandonado en una ciudad como San Francisco.
Es así como, una vez realizado el viaje, la música pasa a un segundo plano, sirviendo como el vehículo para el encuentro de culturas tan disímiles como la norteamericana y la tuvana, al mismo tiempo que la narración se adentra cada vez más en la subjetividad de Pena, quien se ve profundamente conmovido por el país y el halagador trato con el que es recibido, donde incluso le permiten participar en un festival tradicional de canto armónico en el que causa furor.
A fin de cuentas, “Genghis Blues” trata la idea de cómo la música puede trazar puentes entre las personas y sus culturas, sirviendo para reflexionar sobre cómo, después de todo, por muy malograda que parezca estar a manos de la industria, la música es un medio de expresión y de comunicación entre la gente, y que estos efectos no desaparecerán mientras existan personas sobre la faz de la tierra.
El cine nacional avanza y cada vez más, ya que está siendo más recurrente ver películas chilenas en las grandes de ligas de este rubro. Tras su victoria con “La Once” en 2016, la directora Maite Alberdi vuelve a estar nominada a los Premios Goya, que se realizarán el próximo 5 de marzo en su versión número 35 en España, teniendo un lugar en la categoría Mejor Película Iberoamericana, por su nueva entrega “El Agente Topo”.
El año 2020 fue un periodo glorioso para Alberdi y su reciente documental, ya que desde su estreno en Sundance ha sumado elogios. Entre los hitos sucedidos, podemos destacar la nominación de la realización en los Premios Ariel, en México, además del hecho que será la película que representará a nuestro país en la carrera por los Oscar, luego de ser seleccionada por la Academia de Cine de Chile.