El cine de animación –especialmente aquel que está dedicado al público infantil, pero que pretende entretener a toda la familia– es siempre un reto digno de ver. Es un mercado competitivo que ha sabido posicionarse al alero de grandes producciones de estudios como Disney–Pixar, o con producciones conjuntas entre canales de entretención y estudios, como es el caso de Nickelodeon y Paramount. No obstante, también es una forma de cine que ha sabido acoger productos de nombres más desconocidos con considerable éxito, debido a sus tramas inteligentes, humor bien planteado y preciosismo artístico. “El Hijo de Pie Grande” es un nuevo acercamiento a dicho reconocimiento; una producción con nombres de experimentados escritores y animadores, que intenta quedarse en los corazones del público y ofrecer un entretenimiento familiar que cautive tanto a grandes como a pequeños.
La premisa nos conduce a través de la historia de Adam, un niño introvertido que sufre el acoso de sus compañeros mediante golpes y burlas constantes. Para evitar el bullying, Adam intentará cambiar su apariencia, llevándolo a una revelación misteriosa que lo conecta con su desaparecido padre y que lo impulsará a un viaje para encontrarlo. Una historia sobre la autoaceptación, la familia y –ligeramente– una metáfora de la adolescencia y la pubertad.
Como es de esperarse, el trabajo de animación y arte es uno de los puntos positivos infaltables en este tipo de producciones. Las texturas, paleta de colores y cambios rítmicos, recuerdan mucho a otras producciones infantiles, como “Over The Hedge” (2006) y “Open Season” (2006), y especial es su trabajo de fondos en entornos naturales/urbanos. No obstante, donde realmente destaca “El Hijo de Pie Grande” desde su punto de vista artístico, es en el diseño de personajes. El trabajo de la debutante Olivier Senny es sencillamente excelente. Una mezcla de precisión y respaldo al contexto, que no deja de dar referencias a colores, ropas y formas de figuras clásicas del cine, como Marty McFly de “Back To The Future” (1985) o Scorch de “Escape From Planet Earth” (2013).
Sin embargo, es a nivel de la historia donde la película comienza a presentar sus problemas. Más allá de la obviedad que el título de la película pueda ofrecer en miras de sus primeros minutos –donde Adam descubre un misterioso vínculo con su padre–, es lo predecible del desarrollo de los acontecimientos lo que no logra convencer al público adulto. Es, a todas luces, una secuencia reciclada de otras películas, en parte producto de un trabajo pobre a nivel de la escritura del guion. No obstante, esa facilidad para predecir el ritmo de la acción y los acontecimientos no sólo se traducen en una experiencia tediosa para los padres y adultos que mirarán el filme junto a la familia, sino también su humor soso y poco desarrollado.
El chiste se presenta a destiempo, con poca gracia y menor resultado, en especial cuando se trata de secuencias musicales de humor aislado, que dan la impresión de que son graciosos para el equipo detrás de la película y no para la gente frente a la pantalla, y a menos que se trate de niños muy pequeños, llevan a que la película haga agua a medida que la mirada crítica (o la exposición a otras películas de animación/humor) crece en el público. Es de esta forma que un filme que tiene tanto que decir en su subtrama (tratando temas tan delicados como la unidad familiar, el bullying y la autoaceptación) logra convertirse en nada más que un chiste mal contado sobre un fondo precioso.
Ahora bien, desde el punto de vista musical, la banda sonora a cargo de Puggy logra su objetivo y dar una fuerza de inspiración que acompaña a las secuencias de viaje y aventura del personaje principal. Sonidos que nada tienen que envidiar a las grandes producciones hollywoodenses, pero que, debido a un uso descriteriado por parte de sus realizadores, logran aumentar el factor predecible dentro de la película. ¿Cómo es posible que ambos directores seleccionen una buena canción y decidan repetirla al menos tres veces, en la misma exacta secuencia, en menos de diez minutos? Si a eso se le agrega la falta de entradas, salidas y coordinación de los elementos visuales con los sonoros, se hace entendible que, más allá de lo que Puggy pudo haber realizado, la película cojea de mala manera.
En resumen, “El Hijo de Pie Grande” es una producción que intenta enmarcarse de manera inocente y poco creativa en el humor de animación. Un intento de ofrecer una producción familiar que en sus ideas es profunda y necesaria, con un viaje hermoso y un contenido para nada despreciable, pero que se encuentra mal ejecutada desde sus propias reglas internas. Es decir, no sabe sacar partido a sus fortalezas y, como consecuencia, termina siendo una película promedio. Un buen evento de fin de semana sin relevancia, que difícilmente marcará la vida o el día de alguien, y no dará más que un espacio de reunión donde el filme es un acto de mera excusa, pues no se sustenta a sí mismo.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: