Sí, estamos (mal) acostumbrados a cierto estándar impuesto sobre las películas de animación, consecuencia de la pequeña oligarquía que ostenta Pixar, Dreamworks, Disney y Fox en este apartado fílmico. Cuando sabemos de un nuevo lanzamiento dentro del género, podemos inferir más o menos a qué nos enfrentamos teniendo en cuenta a la casa matriz del largometraje. Pocas, pero valoradas como un triunfo, son las veces que el patrón se rompe, y los grandes estudios quedan relegados por piezas de colección como, en la inmediatez, las excelentes “Metegol” (2013) o “Minuscule – La Vallée Des Fourmis Perdues” (2013). Otras veces –las más- se confirma la regla, estableciéndose el sinsentido y las deficiencias técnicas como una enorme mancha en el animado.
En el castillo de Fantabularasa, la princesa Rose, hija recién nacida del rey, ha sido víctima de un maleficio lanzado por la bruja Dellamorta, que la condenaría a ella junto a todo el reino a dormir durante cien años si es que antes de cumplir los 18 años fuera pinchada por una aguja en uno de sus dedos. Cuando todo parecía indicar que el hechizo se rompería, la bruja trama un plan para escabullirse en la celebración número 18 de la princesa y, ayudada por el infortunio de Bobo, uno de los siete enanos invitados a la fiesta, logra completar su amenaza. Así, los siete enanos emprenderán un viaje para rescatar a Jack, el único que puede salvar a la princesa con un beso, y que ha sido secuestrado por Dellamorta.
Producción alemana que plantea un híbrido entre los clásicos cuentos de hadas de La Bella Durmiente y Blancanieves, conservando la conocida estructura narrativa de las famosas adaptaciones al cine hechas por Walt Disney en la primera mitad del siglo pasado, pero apostando principalmente por una nueva lectura de su contenido a través de una actualización hacia nuestros tiempos. Un ejercicio que bien podría pasar sin pena ni gloria por el híper revisitado género germinado en un comienzo para el público infantil, se convierte en un desacierto que sólo pasa por la pena: no por el riesgo que se acepta al mezclar dos relatos diferentes –aunque abrigadas en el mismo calostro de la fantasía-, sino por la torpeza que significa omitir explicaciones en una cinta evidentemente infantilizada.
La película siempre se queda corta en sus pretensiones. Desde su introducción, en plan de recordatorio sobre el origen literario de los cuentos de hadas, hasta el asumir que la falta de contexto es una ventaja para la fluidez del relato; no todo el universo del rango etario de 4 a 7 está familiarizado con este tipo de historias, es más, si algo sigue dejando como legado inmediato la cultura basada en el avance tecnológico, aquella que es capaz de dictar a los padres qué es lo que es bueno o no para sus hijos, es la enorme cantidad de material para la educación (o la no educación) preescolar existente, en diferentes formatos, a día de hoy. Considerando lo anterior, la cinta no se da el tiempo de hacer las conexiones fundamentales entre sus motivos, quedando totalmente desprovista de posibilitarse comprendida por su retórica, más que por lo que determina la lógica.
A pesar de que los personajes conocen la propia historia que se está contando, en tono claramente autorreferencial, y el relato se sabe preparado para perseguir su objetivo, no se aprovechan esas instancias para llegar a la sorpresa; todo el tramo del filme es plano como una tabla, en parte por tener como base a dos insignes historias de la categoría, y no sólo tomarlas como alusión para construir su visión individual, tal como lo hiciera hace casi 15 años la primera de las cuatro partes de “Shrek” (2001). Por otra parte, la calidad de la animación y el diseño de los personajes no tienen la capacidad para aplacar las falencias del largometraje, cayendo así en la misma perdición que “Dino Time” (2012).
Finalmente, “El Séptimo Enanito” es una película colmada de errores que, en su ofrecimiento, lo más probable es que no termine de enganchar al público al que apunta, y que definitivamente no podría acercar posturas para que los más grandes también la puedan disfrutar. Walt Disney, Charles Perrault y los hermanos Grim tienen que estar revolcándose en su tumba.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: