Mucho se ha escrito y comentado acerca de la relación entre el cine y la novela de F. Scott Fitzgerald “El Gran Gatsby”. Las adaptaciones que se han realizado a lo largo de casi 90 años, no le han hecho justicia a juicio de los entendidos, y han llevado a definirla como imposible de traspasar al cine. Y es que, más allá de la trama general de la novela, simple y sutil, lo difícil es trasladar las emociones, el desconsuelo, la autodestrucción con que llenó el autor a su obra. Cada una de estas versiones no ha hecho más que raspar apenas la superficie y quedarse con aspectos superfluos de la misma, centrándose más en destacar el brillo y esplendor de la época del jazz en Estados Unidos que en el desarrollo de sus personajes.
De allí que el ver en los créditos como director a Baz Lurhmann para una nueva versión de “El Gran Gatsby” despierte las sospechas de no pocos, y no faltan los que lancen objeciones y reparos a su obra con demasiada anticipación. Y es que en sus anteriores películas, el realizador australiano ha hecho gala de su capacidad para desarrollar un cine delirante y exuberante, anteponiendo la estética por sobre la narración. Él, como siempre, ha hecho oídos sordos a las críticas y se lanza a la aventura de adaptar una de las grandes novelas clásicas estadounidenses.
Nick Carraway (Tobey Maguire) es un joven recién llegado a Nueva York a comienzos de los años 20. Su trabajo en Wall Street le permite arrendar una pequeña casa en Long Island al lado de la mansión de Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio), conocido por sus grandiosas y estrafalarias fiestas, con quien pronto entabla amistad. Al poco tiempo, Nick se da cuenta que esta cercanía es interesada, pues su nuevo amigo pretende acercarse a su prima Daisy (Carey Mulligan), quien fuera un antiguo amor de Gatsby y vive ahora junto a su marido Tom Buchannan (Joel Edgerton) al otro lado de la bahía.
La apuesta de Luhrmann es ambiciosa. De partida, conforma un atractivo, potente y eficiente elenco de actores encabezados por Leonardo DiCaprio, quien está más que correcto como el carismático y enigmático Jay Gatsby, dejando de lado el piloto automático que había encendido en sus últimas actuaciones. Tobey Maguire sorprende como un desorientado Nick Carraway, el cual prefiere dejarse llevar por esa poderosa corriente que conforman las excéntricas personalidades del resto de los personajes de la historia, mientras ve cómo se destrozan sus sueños. En tanto que Carey Mulligan saca adelante su tarea de manera sobria y aprovechando al máximo su carisma y encantos naturales. Mención aparte merece el Tom Buchannan de Joel Edgerton, quien por momentos sostiene por sí mismo la película.
Como era de esperarse, esta osada apuesta se redobla a nivel visual, un apartado en el que Luhrmann no deja detalle al azar. Los fastuosos decorados en los que se desarrolla la historia y donde se llevan a cabo las interminables fiestas de Gatsby, son espectaculares, y es donde mejor provecho se saca a la tecnología 3D empleada por Luhrmann para esta película, aún cuando no le da ningún valor agregado a la propuesta en general. Por otro lado, el abuso de la tecnología digital, tanto para reconstruir la Nueva York de los años 20 como para ciertas secuencias claves, podría llegar a agotar al espectador.
Pero Luhrmann no puede dejar de ser Luhrmann. Al ritmo del hip hop de Jay-Z o de nuevas versiones de canciones de la mano de Beyoncé y Jack White, el cineasta pretende encantar a nuevas audiencias con la histeria, prosperidad y desenfreno de la época del jazz, pero sin tanto jazz. Así también las fiestas de Gatsby dan la oportunidad al realizador de aturdir los sentidos del espectador con baile, música y un espectáculo más propio de Bollywood. Por ello también pareciera que, al momento de apagarse las luces de la mansión y de acabarse las fiestas, estuviéramos en presencia de otra película.
Allí es donde vuelven a aparecer las dudas sobre las capacidades de Luhrmann para contar una historia sin anteponer el impacto visual y estético. En este sentido, el realizador parece perder el foco a la hora de narrar la historia de un hombre que construyó un imperio sólo para reconquistar a quien fuera el amor de su vida, en medio de una sociedad próspera y decadente, y donde el cinismo y la moral ambigua de los aristócratas estadounidenses de principios del siglo XX, no hace decaer lo que el propio Nick describe como el genuino y puro optimismo de Gatsby. Una película que es inobjetablemente un deleite visual y bastante entretenida por largos pasajes, pero donde la forma sigue importando más que el fondo, no quedando más que frivolidades por sobre emociones.
Como cada semana, el Centro Arte Alameda entrega la cartelera de películas que tendrá en exhibición, en esta ocasión presentando algunos estrenos para la semana del 19 al 25 de mayo. Entre las cintas que destacan se encuentra “El Peso del Talento” (Tom Gormican, 2022), la nueva película de Nicolas Cage en donde comparte créditos con el chileno Pedro Pascal, además del estreno de otras producciones como “El Pa(de)ciente” (2022) de Constanza Fernández y “Vicente Ruiz: A Tiempo Real” (2021) de Julio Jorquera y Matías Cardone.
La venta de tickets está disponible ACÁ, mientras que el detalle de películas y funciones te lo dejamos a continuación: