“El Arte de la Guerra” es una película de artes marciales, pero también es una película de Wong Kar Wai. A primera vista, ambos factores parecen no combinarse bien y resulta intrigante que el director chino, conocido principalmente por sutiles dramas románticos, eligiera este género para su más reciente película: la historia varias veces documentada de Ip Man, un maestro del kung fu del sur de China.
Ip Man (Tony Leung Chiu Wai) nació rico y luego vivió pobre, fue un maestro de las artes marciales y luego un profesor de las mismas. Vivió hasta los 80 años, pero la película se centra en 20 de ellos, desde que el hombre es elegido como el nuevo gran maestro del sur hasta su partida de la región por la invasión japonesa que lo lleva a perder todo. Conoce a Gong Er (Zhang Ziyi), la hija de un maestro retirado del norte, pero la guerra los mantiene separados mientras cada uno se enfoca en su propio viaje.
La importancia del kung fu para Wong está en sus fundamentos, en el honor y en su trascendencia, no en el potencial entretenimiento que se puede obtener de presenciarlo. Las escenas de peleas abundan, silenciosas y sutiles, no siempre como enfrentamientos, a veces como muestra de reverencia entre ambos contrincantes. El director busca alejarse de estas escenas como simples muestras de acción –algo atípico en una película de artes marciales, si es que consideramos a “El Arte de la Guerra” como tal- y busca dotarlas de belleza en su composición, iluminación y significado.
Lo hace en cámara lenta y en cámara rápida, con un montaje intenso pero pausado, creando una coreografía que puede confundirse con un baile si uno olvida que es realmente una pelea. Wong entiende el kung fu como un arte y es en su estética en la que decide enfocarse. Construye estas danzas en la que los movimientos físicos son tan relevantes como el entorno en donde se llevan a cabo, con la atención tanto en los luchadores como en sus pies desplazándose por el espacio, los objetos con los que entran en contacto y los ambientes meticulosamente adornados por los que se desplazan. Es cuando notamos los lentos acercamientos de cámara, la atención a los rostros femeninos, la dedicación a las texturas y la atmósfera, que entendemos que “El Arte de la Guerra” es algo distinto a lo que entendemos por “película de artes marciales”.
Es kung fu de autor (si es que tal cosa existe), y son estas escenas los puntos altos de la película. Mientras se pasa de una de estas secuencias a la siguiente, la cinta se compromete a contar la historia biográfica en la que está basada, pero estos pasajes –a los que la historia les debe cabida- terminan siendo los menos atractivos de la cinta. Se cuentan de forma convencional aunque también sublimemente fotografiados, atravesando casi dos décadas en la vida del maestro en medio de una China crecientemente conflictuada en lo político.
Pero tratándose de este director, no se pierde la oportunidad de incluir una discreta historia de amor y un interesante personaje femenino, y también se dedica a explorar la relación entre Ip Man y Gong Er. La distancia física entre ellos y el debate interno de ella, entre honrar su promesa de no dedicarse a las artes marciales y seguir el camino de la venganza, la convierten en el personaje más interesante de la película.
“El Arte de la Guerra” no se siente inconexa o incoherente, pero tiene grandes momentos seguidos de momentos simplemente funcionales. Lo positivo es el empeño del director Wong Kar Wai en que, a pesar de que la historia esté situada en un contexto histórico específico y pertenezca al género de las artes marciales, hace su propia película, implanta su sello y no se limita por convenciones de género o fidelidad histórica. Crea una experiencia rica tanto para los fans del género como para los fieles seguidores del autor, cuya intriga por el proyecto se resolverá apenas experimenten la belleza de la primera escena de su última película.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: