Históricamente se nos ha asustado con los fantasmas. Aquellos mismos cuentos para dormir que nos leen los padres en la niñez, contienen personajillos inofensivamente terroríficos. El cine, cómo no, ha sabido sacar provecho de esto, tornando pavores infantiles en reales amenazas fatídicas que nos mantienen despiertos en la noche, mirando el armario con ojos paranoicos, aunque sea difícil de admitir. En todo aprovechamiento, eso sí, yace el peligro de caer en el abuso, y ahí es cuando se debe tener especial precaución para que la película no se convierta en un fracaso.
El matrimonio conformado por Sarah (Julia Stiles) y Paul Harriman (Scott Speedman) se muda a Santa Clara, Colombia, junto a su pequeña hija Hannah (Pixie Davies), ya que la mujer ha aceptado hacerse cargo de la empresa de su padre Jordan (Steven Rea). Ahí se hospedan en un típico fundo de la región, sin imaginar que detrás de su apariencia ideal se oculta una tétrica historia vinculada a muertes de niños, que sacudirá la paz que deseaban tener.
La temática de niños fallecidos convertidos en espectros deambulantes es infaliblemente potente, por los motivos más obvios. Difícil no evocar cintas como “El Orfanato” (2007) o “El Espinazo del Diablo” (2001) que, a pesar de su arista espeluznante, hacia el término llegaban a producir una incómoda sensación de ternura. Detrás del éxito de cada una, hubo un trabajo que permitió dotarlas de una complejidad que apuntara más allá del objetivo inicial de su género, marcando así una diferencia que “Desde La Oscuridad”, de tópico familiar, definitivamente carece. Falta de identidad propia es el defecto subrayado entre un listado de falencias que responden a la incompetencia de su director, Lluís Quilez, sumando y siguiendo hacia atrás.
Soso, por no decir francamente aburrido, el film empieza con una excusa de introducción aterradora que, como es habitual en las obras de su tipo, pretende servir de enganche: un sujeto nervioso sigue unas turbias indicaciones por teléfono, siendo interrumpido por alguien que le molesta, sólo para descubrir que aquella presencia no está físicamente ahí. Agreguemos la lluvia torrencial y el mortal destino del hombre, y tenemos un recurso repetido hasta el cansancio, que encima no logra erizar ni un vello, porque es un vil copiar/pegar del manual. Lo peor es que es este mismo arranque la escena menos desechable, lo que habla suficiente de la calidad de todo el resto.
Se nos presentan dos protagonistas que son lienzos en blanco, desprovistos de cualquier asomo de personalidad. No sólo son pasivos, sino también demasiado parecidos en su carácter, por lo que terminan anulándose. Su participación es tan insustancial, que ni siquiera molesta la paupérrima química entre Stiles y Speedman (advertirla requiere prestarles una atención que no se merecen). En vez, quienes llevan la película son Rea con su solidez innata, y sobre todo la niña, que les da una paliza en actuación a sus padres ficcionales, aunque su personaje se mueva en un terreno obstruido por algunos rasgos improbables. Es que es verdad que los pequeños son curiosos, pero durante sus primeros acercamientos con lo paranormal Anna muestra una templanza inaudita para su corta edad.
Para no darle un juicio tan lapidario, cabe destacar el empeño por abordar una problemática que involucra el abuso, tanto de poder como laboral, que algunas grandes industrias extranjeras ejercen sobre comunidades tercermundistas, aunque la ejecución no resulta lo bastante comprometida para contribuir a una denuncia importante. También influye un punto de vista somero que impide que la historia se haga cargo de la injusticia que plantea. Es finalmente la gran piedra en el zapato del largometraje en cuestión: no tiene una gota de brillo. Decir que al menos cumple significaría tener un parámetro de medición demasiado benevolente; en realidad trata de cumplir, que es distinto, pero se queda dormida en el intento y, de paso, el espectador también.
A mediados de diciembre llegará finalmente “Avatar: The Way Of Water“, nueva obra de James Cameron y secuela de la película de 2009 y que cuenta con un casting compuesto por Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Stephen Lang y Kate Winslet. Hoy tenemos el trailer oficial de la cinta, cuya historia se sitúa una década después de los eventos de la primera cinta, contando la historia de la familia Sully, Jake, Neytiri, y sus hijos, abordando su dinámica familiar y los constantes problemas en las batallas que deben mantener para seguir con vida.