Una de las bellas posibilidades que ofrece el cine es la de permitir envolvernos en experiencias únicas, ya sea sumergiéndonos en situaciones que de otra forma no podríamos vivir o en circunstancias que derechamente escapan de los márgenes de la realidad. Así, el cine se transforma en un agente capaz de cumplir anhelos profundos del espectador. Una de las opciones que ha despertado siempre gran entusiasmo, tanto en audiencias como en cineastas, es la del viaje en el tiempo, aspiración que debajo esconde el deseo de reparar errores, aplicar lo aprendido, aprovechar oportunidades y evitar tragedias. De esta utopía se hace cargo Richard Curtis en su tercera película como director.
Tim Lake (Domhnall Glesson) al cumplir 21 años descubre que puede viajar en el tiempo, una habilidad que todos los hombres de la familia de su padre (Bill Nighy) han tenido. Pero esto tiene sus restricciones: no puede viajar hacia hechos que no ha vivido. Así las cosas, el joven decide que aprovechará su don para mejorar su desdichado historial amoroso y encontrar a la mujer de su vida. Luego de moverse a Londres para trabajar como abogado, conoce a Mary (Rachel McAdams), una chica que trabaja en una editorial de la que se enamorará perdidamente.
Otra comedia romántica, exclamará buena parte del público. De cierto modo, se encuadra en el género, pero su medida cinematográfica está muy por sobre el filme de este tipo que se nos entrega habitualmente. Una de las razones es que es una película que ofrece una mirada mucho más amplia sobre el amor: es una cinta tanto de la pareja como del vínculo del hijo con el padre, del mismo modo que es tan comedia como drama. Además, cuenta con un gran empleo del recurso del viaje en el tiempo, pieza que tiene vital relevancia en la dinámica que va tomando la narración.
Pero la esencia de su particularidad reside sobre todo en su irresistible encanto. La película desarrolla una trama donde cada uno de sus componentes va ajustándose y capturando en una red de seducción al espectador, y todos los involucrados parecen tan cómodos en sus labores, la trama está tan bien aceitada y posee detalles tan certeros, que se hace imposible restarse. Aquello que le proporciona una fisonomía admirable es el armónico encuentro entre personajes retratados con inmenso afecto, y actores dispuestos a representarlos con convicción y calma. Lo que sale de ahí es el reparto más en forma que se ha podido ver en todo el año interpretando líneas bien pensadas.
Está una cinta que no necesita esconder lo que ofrece, pues está confiada de que está dando en el objetivo. Y cuando una película deja tan clara sus intenciones desde un principio, el apuntarla como tramposa queda fuera de lugar. Pues, por más que parte de sus banderas hayan sido izadas en incontables ocasiones, todos los implicados están tan concentrados y la construcción es tan habilidosa, que pasa a un segundo plano qué tan novedosa es la materia prima. Por momentos, incluso, da la sensación de que cada cosa parece perfecta en su lugar, aunque en verdad no lo sea totalmente. La ejecución es reluciente a casi todos sus niveles, pero si hay que hacerle un alcance, es que llegado el momento que el protagonista empieza a utilizar su don, a la narración le falta claridad.
Rachel McAdams ya había estado en un filme semejante, “The Time Traveler’s Wife” (2009), donde interpretaba a la esposa de un tipo que no podía controlar su capacidad para viajar a través del tiempo. Dicha cinta, que ofrecía una exigua mirada sobre los sobresaltos del amor, quizá habría salido mejor si los responsables hubiesen tenido al menos la mitad del talento de Richard Curtis. El también guionista de “Four Weddings And A Funeral” (2004) es dueño de una fascinante habilidad para dibujar relaciones amorosas y para ocupar los clichés con invencible encanto, todas aptitudes que vuelve a demostrar con su tercera película.
Cuando una obra cinematográfica llega al punto de incitarnos a querer conocer y entablar conversación con sus personajes, es que las cosas se han hecho estupendamente bien. Si bien eso es imposible, queda un consuelo. Los créditos aparecen, las luces se prenden y chocamos de golpe con nuestra realidad, con la propia existencia, que puede ser una miseria pero que, gracias a cintas como esta, puede verse revolucionada.
Como cada semana, Centro Arte Alameda presenta su cartelera de estrenos con una serie de películas entre las que destaca “Memoria” (Apichatpong Weeraserhakul, 2021) y “Lightyear” (Angus McLane, 2022). Cabe señalar, que este spin off de “Toy Story”, que cuenta la historia del origen de Buzz Lightyear, el héroe que inspiró el juguete, nos da a conocer al legendario Guardián Espacial que acabaría contando con generaciones de fans. La cinta contará con funciones dobladas al español, detalles de días y horarios más abajo.
“Memoria” trata sobre Jessica (Tilda Swinton), botánica británica establecida en Colombia, que despierta una noche por un sonido que parece ser de otro mundo. La protagonista emprende un viaje hasta el corazón de la selva en busca del origen de este ruido que solo ella parece oír. A estas dos películas se suman “Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo” (2022) de Daniels, aún en cartelera, junto con otros títulos como “Retrato de una Mujer en Llamas” (2018) de Céline Sciamma, y mucho más que dejamos en detalle más abajo.
Como siempre, la venta de tickets está disponible mediante sistema PasslineACÁ, mientras que el detalle de películas y funciones te lo dejamos a continuación:
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