Se presenta un conflicto difícil de resolver al escribir una “crítica” sobre una comedia, más allá del clásico temor a contar o explicar el chiste, o la subjetiva (y autoritaria) visión acerca de lo que hace reír o no. Los relatos que buscan como respuesta una carcajada se sustentan, por una parte, en la empatía que generen en el espectador. La otra mitad del efecto gracioso está dado por el ingenio del artificio, la vuelta de tuerca retórica que revela un absurdo, una ironía de la realidad, y nos hace apreciar más allá un simple chiste. En términos coloquiales, la primera operación se hace visible en cuánto consideramos gracioso y no un payaso intragable al actor cómico de turno; y lo segundo se muestra cuando “entendemos” –y no nos parece tonto o repetido- ese artefacto de hilaridad mostrado en pantalla. Los comediantes transitan en una u otra vereda, pero sólo los maestros (Charles Chaplin, Buster Keaton, los hermanos Marx, Peter Sellers, Monty Python, por citar a los favoritos del redactor) equilibran a la perfección esas dos fuerzas. La cinta “Vecinos Cercanos del 3er Tipo” se revela, en este sentido, como lo mejor y lo peor del argumento expuesto con anterioridad, y también puede servir para realizar una radiografía sobre el estado del género de la comedia en la industria hollywoodense.
En un pequeño pueblo del país del norte, tranquilo, apacible, acogedor con los inmigrantes, se sucede el asesinato del guardia nocturno (latino) del supermercado donde Evan (Ben Stiller) es gerente. Como ciudadano estadounidense comprometido y responsable, Evan decide convocar a sus vecinos para formar una patrulla de vigilancia e investigar el crimen. Al reto responden Bob (Vince Vaughn), Franklin (Jonah Hill) y Jamarcus (Richard Ayoade), descubriendo que la verdad del caso y de otros asesinatos está literalmente “allá afuera”.
La cinta se sostiene sobre sus personajes principales. Sin Stiller, Vaughn, Hill y Ayoade (este último debutando en Hollywood), probablemente la cinta naufraga y sería otro ladrillo intragable. Es una historia que cuesta que encienda, con una sensación constante de déjà vu y pasajes bastante lentos. Es probable, atendiendo a esos detalles, que el resultado sea desastroso, y no lo es. Sin ser tampoco una comedia de personajes, los cuatro protagonistas construyen personalidades extravagantes, absurdas y queribles, cada una con un carácter definido. Aquí la empatía es esencial. Stiller, Vaughn y Hill caen bien porque han participado en los últimos títulos de culto en la comedia (algo) negra de hollywood, como “Zoolander” (2001), “Dodgeball” (2004) o “Superbad” (2007). Ayoade, quien viene de la televisión británica y participó en “The IT Crowd” (2006), comedia inglesa sobre un equipo informático y que basa su éxito en la viralización por Internet, quizás cuesta más tomarle el ritmo, pero no desentona y se integra bien a la dinámica del grupo.
Los responsables del guión (donde destaca Seth Rogen, junto a Jard Stern y Evan Goldberg), que son los encargados de crear y sostener los chistes, tampoco se quedan atrás. Hay pasajes simplemente geniales, como la conversación entre Stiller y Vaughn en el jardín, y momentos inspirados, por ejemplo la secuencia que inicia el clímax en el supermercado. Se observa (y acá siempre hay una trampa, no se puede determinar jamás cuánto es intención irónica real del autor y cuánto es pura interpretación del espectador) un sutil “entre líneas” respecto a los “visitantes”, a aquellos que no son norteamericanos, pero que hay que acoger y hasta nacionalizar. Por lo menos, y para aligerar la carga negativa de una lectura forzada, acá sí hay una redención, ese extranjero hostil se convierte en “vecino” al conocer las bondades del “american way of life”.
“Vecinos Cercanos del 3er Tipo” es la comedia hollywoodense en toda su amplitud, muestra sus vicios y sus virtudes, sus defectos y sus aciertos, como si de un compendio se tratara. Sus excesos son aquellos que siempre se le han echado en cara (chistes sexuales, escatológicos, repetición de lo mismo), y sus momentos brillantes son varios, algunos muy inteligentes, y están logrados de manera acertada.
Finalmente, llegando al infaltable juicio de valor subjetivo y autoritario, hace reír, y eso se agradece. Como dice la cita: “la comedia es un negocio serio con el único propósito de hacer que la gente se ría”. Y si usted no se ríe, es su problema.
“Lightyear” inicia con un pequeño título que dice que, en los años noventa, Andy, el personaje de la serie de “Toy Story”, recibió un juguete de su película favorita, y esta es esa película. Lo anterior podría llevar a imaginar que la cinta en cuestión tendría una estética noventera o tomaría elementos de películas de aventura de la época, de la misma manera que, por ejemplo, la serie “Stranger Things” se apoya en la estética y el estilo del terror de esa época, apropiándose de la narrativa y el estilo de esa década. Sin embargo, acá las referencias a la época comienzan y terminan con ese título inicial, y la obra rápidamente se transforma en otra simple película de aventura. Esto no es necesariamente malo, “Lightyear” es una película completamente funcional, entretenida y que, aunque a ratos se puede volver predecible, logra sorprender con algunos giros, pero esto genera que ese título inicial pierda sentido, y pone en cuestionamiento la razón de ser de esta película.
La historia comienza cuando, luego de quedar varados en un planeta hostil, Buzz Lightyear junto a su compañera Alisha hacen lo posible por llevar a la tripulación de vuelta a casa. Con la ayuda de científicos logran desarrollar un combustible experimental que podría salvarlos, pero durante los experimentos descubren que Buzz Lightyear, piloteando la nave de prueba, experimenta el tiempo de manera diferente: lo que en esa nave son minutos, en la superficie del planeta son años. Sin embargo, Buzz es incapaz de rendirse, y lo sigue intentando durante años y años, durante los cuales sus amigos y colegas envejecen mientras él se mantiene de la misma edad. Todo cambia cuando, al volver de uno de estos ensayos, descubre que algo ha cambiado: el planeta ha sido invadido por robots alienígenas. Con la ayuda de Izzy, nieta de su compañera, Lightyear deberá enfrentarse a estos robots para salvar al planeta y tener una oportunidad para volver a casa.
La de “Lightyear” es una trama que, a pesar de tocar temáticas interesantes sobre el paso del tiempo y la culpa, a ratos se siente muy complicada, ya que pasa mucho antes de que la trama principal siquiera comience. Esto hace que los tópicos que la película tratará a lo largo de su conflicto principal queden un tanto sobreexplicadas durante la primera media hora, lo que genera una desconexión entre lo que los personajes experimentan versus lo que los espectadores entendemos. Cuando Buzz se da cuenta de qué es lo que debe aprender para resolver el conflicto, es algo que se ve venir desde el principio de la historia.
Si bien, esto puede hacer que la película se sienta algo predecible desde un punto de vista temático, desde una perspectiva narrativa funciona bastante bien como cinta de acción y aventura. El universo que construye es visualmente rico y bastante especial, y se beneficia de diversas ideas sobre física cuántica que han sido exploradas en gran cantidad por películas de ciencia ficción, particularmente desde el aspecto de viajes en el tiempo.
Es interesante además que, a diferencia de muchos otros productos de nostalgia actuales, “Lightyear” se ve obligada a construir un universo completamente nuevo, puesto que las referencias que existen en las películas de “Toy Story” son sumamente vagas y genéricas, y es un desafío que el equipo tras esta película logra cumplir de forma satisfactoria. Buzz Lightyear, como personaje, es complejo e interesante, alejándose lo suficiente del juguete de sus películas madre para sostenerse como protagonista, pero logrando mantener suficientes elementos para sentirse familiar. Después de todo, el juguete supuestamente está basado en este personaje.
Por cierto, es difícil alejarse de las películas de “Toy Story”, no sólo porque “Lightyear” sea supuestamente el origen del juguete, sino porque está llena de referencias a la saga. La sombra de la tetralogía lo toca todo, tanto así, que a ratos pareciera que esta película es más una historia fan-made sobre el juguete que el verdadero origen del personaje. Y esto se debe a que no se siente como un producto de la época que supuestamente existe junto a los juguetes en el universo de “Toy Story”, sino que, en muchos sentidos, se percibe supeditada a los juguetes, tanto en sus referencias como en, incluso, un giro cerca del final de la historia.
Lo que queda es una sensación algo agridulce, ya que, cuando se concentra en ser sólo una película de aventuras, “Lightyear” funciona bastante bien, con un universo interesante, personajes coloridos y tensas secuencias de acción, incluso si no llega a los niveles de profundidad temática y madurez emocional de otras películas de Pixar. Lo anterior hace que se sienta como una oportunidad perdida porque como referencia a “Toy Story” no funciona tan bien como parecían ser sus intenciones, pero cuando se aleja de ella la historia marcha mucho mejor y queda la sensación de que hubiera sido aún mejor sin ninguna referencia, sólo existiendo por sí misma.
Título Original: Lightyear
Director: Angus MacLane
Duración: 100 minutos
Año: 2022
Reparto: (voces) Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin, Uzo Aduba, Mary McDonald-Lewis, Isiah Whitlock Jr., Angus MacLane, Bill Hader