2019 fue un gran año para el coming-of-age. “Good Boys” y especialmente “Booksmart” nos entregaron visiones nuevas sobre cómo representar la adolescencia y el paso a la adultez en el nuevo milenio. Sin embargo “Mujercitas” nos recuerda que las clásicas historias sobre romance pueden seguir vigentes, y que son clásicos por una razón. Greta Gerwig adapta y actualiza la historia de las hermanas March (y hasta cierto punto la historia de su creadora, Louisa May Alcott) y nos entrega una bella historia sobre amor –tanto romántico como fraternal–, dolor y crecimiento.
“Mujercitas” cuenta la historia de las hermanas March, Meg (Emma Watson), Jo (Saoirse Ronan), Beth (Eliza Scanlen) y Amy (Florence Pugh), principalmente desde la perspectiva de Jo. Las seguimos a través de su adolescencia y su paso a la adultez a fines de la Guerra Civil norteamericana, sus aventuras, sufrimientos y amores, profundizando especialmente en su relación con sus vecinos, Theodore Laurence (Timothée Chalamet) y su abuelo (Chris Cooper).
Es difícil explicar la trama de la película sin entrar en simplificaciones que flaco favor le harían, ya que, si bien se podría decir que “Mujercitas” trata sobre la relación entre Jo March y Theodore Laurence, la verdad es que la película habla sobre mucho más. Greta Gerwig, en su magistral sensibilidad, se asegura de mantener a sus personajes interesantes tanto en los momentos más dramáticos, como en las situaciones más nimias, haciendo que la cotidianeidad de las hermanas (verlas desayunando, jugando, entre otras cosas) adquiera relevancia y profundidad. Cada momento cuenta, cada momento nos dice algo sobre la familia, el amor y la bondad. Esto, a pesar de que los personajes a veces se pueden sentir un poco cliché.
Cada hermana es un poco arquetípica dentro del mundo de novela romántica de fines del siglo XIX. Jo es la niña tomboy con pretensiones artísticas, que se rehúsa a pensar en romance; Meg es la hermana mayor, bondadosa y romántica; Amy es la menor, celosa e inmadura; y Beth es la más balanceada, sensata y con un profundo sentido moral. Es incluso posible hacer un paralelo directo con las hermanas Bennet de la novela “Orgullo y Prejuicio” y sus posteriores adaptaciones, lo que hace que a ratos sintamos que ya hemos visto a estos personajes.
Afortunadamente, gracias a un guion que nos permite conocer a las cuatro hermanas en profundidad, viéndolas crecer y evolucionar como personajes, y también a las brillantes actuaciones de todo el elenco, los personajes logran escapar del cliché y se transforman en personas de carne y hueso. Sus acciones son comprensibles y sus reacciones se sienten honestas, particularmente por la sutileza de las interpretaciones. Los momentos más dramáticos son tratados actoralmente de manera elegante y contenida, entregando una ventana mucho más potente a la interioridad de los personajes.
Entrando en un aspecto técnico, la película es impecable. El uso del encuadre y la iluminación a menudo adquieren un gran protagonismo, generando atmósferas y sensaciones que reflejan también el estado de los personajes. Los colores cálidos y los rayos de luz que Greta Gerwig usa para retratar la adolescencia de las hermanas March genera una atmósfera de ensueño, lo que, sumado a una puesta en escena teatral, se siente casi como un cuento de hadas. En contraste, la adultez es retratada en colores fríos y apagados, reflejando la melancolía de los personajes, utilizando además un lenguaje más naturalista en la puesta en cámara. Esto, en conjunto con una hermosa banda sonora, hace que la película sea una montaña rusa de emociones.
“Mujercitas” es una película sumamente especial y llena de gracia, es una historia bellísima y atemporal, es tanto estudio de personaje como melodrama de época y al final (discutible si lo logra o no) se aventura en un ejercicio metalingüístico sobre el arte de narrar. Es una película ambiciosa que, a pesar de centrarse en algunos temas que podrían considerarse anticuados, entrega profundas reflexiones sobre el amor, la familia y el espacio que la feminidad ocupa en la sociedad, temáticas siempre contingentes. En casi todo aspecto, “Mujercitas” es un triunfo narrativo y cinematográfico.
Título Original: Little Women
Director: Greta Gerwig
Duración: 135 minutos
Año: 2019
Reparto: Saoirse Ronan, Timothée Chalamet, Emma Watson, Florence Pugh, Eliza Scanlen, Laura Dern, Meryl Streep, James Norton, Louis Garrel, Bob Odenkirk, Chris Cooper, Tracy Letts
Robert Eggers ha tenido una corta carrera en el mundo del cine, pero sus dos películas anteriores han resultado sumamente interesantes. Ambas de géneros radicalmente diferentes, “The VVitch: A New-England Folktale” (2016) y “The Lighthouse” (2018), sin embargo, comparten una sensibilidad estética y narrativa que parece más interesada en generar sensaciones y atmósferas que en contar una historia de forma lineal, particularmente en la de 2018. “El Hombre del Norte”, su tercer largometraje, a ratos parece querer mantener aquella línea, pero no siempre logra sostener su simple y predecible historia a través de su atmósfera e imaginería.
“El Hombre del Norte” cuenta la historia del joven príncipe Amleth (Alexander Skarsgard), cuyo padre es asesinado frente a sus ojos por su tío Fjölnir (Claes Bang), debiendo escapar y abandonar su hogar y a su madre (Nicole Kidman), jurando venganza. Luego de ser acogido por una brutal tribu de vikingos, y vivir y luchar junto a ellos por años, Amleth recibe una visión: debe volver a su hogar para recuperar su reino y vengar a su padre. Junto a Olga (Anya Taylor-Joy), una joven esclava con misteriosos poderes, Amleth emprende el camino de vuelta a su hogar para llevar a cabo su venganza.
Si esta historia resulta familiar, es porque es una reinterpretación de la leyenda de Amleth, relato que posteriormente inspiraría a William Shakespeare a escribir “Hamlet”. Si bien, esto hace que la historia se vuelva algo predecible, Robert Eggers logra introducir algunos pequeños giros y detalles estilísticos, lo suficientemente interesantes para que el guión no se vuelva tedioso. Dicho esto, la narración no tiene mayores complejidades y, más que a sus películas anteriores, “El Hombre del Norte” se acerca más a la seguidilla de películas de acción épicas que incorporaron diversas mitologías durante la primera mitad de la década de 2010, partiendo con el remake de “Clash Of The Titans” de Louis Leterrier.
Ahora bien, la mayoría de esas películas resultaron ser completamente olvidables e intrascendentes, y “El Hombre del Norte” logra destacar en el fuerte de Eggers: la visualidad y el estilo. La incorporación de elementos metafísicos y mitológicos a esta historia de venganza le vienen como anillo al dedo al director, quien logra representar estos elementos con originalidad y una visualidad muy especial y única. Precisamente estos son los momentos en que la película realmente brilla y se separa del resto de cintas de acción que han salido a lo largo de los años. Sin embargo, dichos momentos son menos recurrentes de lo que pudieron haber sido, y la película parece concentrarse más bien en las brutales secuencias de acción y combates cuerpo a cuerpo.
Estas escenas están muy bien coreografiadas y funcionan desde un lugar sumamente visceral; cada golpe se siente fuerte y doloroso. Sin embargo, la película falla en darle peso emocional a tales secuencias porque los personajes parecen más bien piezas en un juego de mesa que personas de verdad. Las luchas, por entretenidas y brutales que sean, no se sienten peligrosas, ya que, como espectador, no importa tanto quién gane o pierda porque no se logra generar una conexión con los personajes que batallan por sus vidas. Y esto es algo que recorre la transversalidad de la película, y se siente particularmente con la relación entre Amleth y Olga, que inician un romance que se siente forzado y poco significativo.
Visualmente la película es un triunfo. Tanto la cámara como la dirección de arte nos transportan a un mundo frío y violento, haciendo un especial hincapié en la brutalidad y bestialidad de la masculinidad de este mundo, con largos planos secuencias retratando la violencia y la agresión con la que estos hombres rigen sus vidas. Desde esta perspectiva, la película parece tener cierto interés antropológico en el mundo que retrata, poniendo tanto énfasis en las batallas como en los rituales nórdicos que realizan los diferentes personajes, pero no alcanza a profundizar mucho más, dándole preferencia al ritmo de la historia y principalmente la acción.
Esta decisión podría ser cuestionable, ya que “El Hombre del Norte” no llega a ser mucho más que una sólida película de acción, con una gran puesta en escena y un fuerte sentido de estilo y estética. Y, si bien, es discutible si esta película debió haber sido algo más teniendo tantos elementos que podrían haber sido profundizados para construir una experiencia mucho más única, lo cierto es que Robert Eggers logra realizar una épica mitológica que se sostiene visual y estilísticamente, y quizás eso es más que suficiente.
Título Original: The Northman
Director: Robert Eggers
Duración: 136 minutos
Año: 2022
Reparto: Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Anya Taylor-Joy, Willem Dafoe, Ethan Hawke, Björk, Claes Bang, Ralph Ineson, Kate Dickie, Murray McArthur, Ian Gerard Whyte, Hafþór Júlíus Björnsson