Inspirada en la vida de Margaret Thatcher, “The Iron Lady” realiza un recorrido anacrónico a través de la historia de la ex Primer Ministro Británica, centrándose, de manera particular, en la figura actual de esta personalidad política, al introducirnos (producto de esta misma actualidad) en el estado de avanzado deterioro mental por el que atraviesa esta mujer hoy en día.
Así, la cinta dará inicio con el solitario y extraviado caminar de esta ex mandataria por las calles de Londres, y con la nostálgica conversación que la misma mantiene (aparentemente) con Denis (Jim Broadbent), su pareja de toda la vida, en un diálogo que, a poco andar, dejará en evidencia la inexistencia terrenal de éste último personaje (muerto en 2003), que habita sólo en el imaginario de esta anciana.
A partir de esta secuencia inicial, serán los raccontos constantes en el filme los encargados de abrirnos paso a través de la historia de esta Primer Ministro quien, desde la perspectiva de su vejez y soledad actual, irá rememorando episodios de su carrera como funcionaria pública, para ir dando forma al argumento presente en la cinta. De este modo, vemos los inicios de Thatcher dentro de la esfera política, cuando aún adolescente nos es presentada como una mujer de ideas claras, y guiada principalmente por las fuertes ansias de incluirse en un mundo, hasta ese entonces, de carácter exclusivamente masculino. Finalmente, cuando devenga su inclusión en el Parlamento, la aparición de una sólida Meryl Streep sumará indudables puntos a la cinta al revelarnos la característica más conocida de esta celebridad: su fuerte carácter.
En ese sentido, el desarrollo del personaje central a lo largo del metraje, se configurará como una de las piezas fundamentales en la línea argumental del mismo, al dividir en tres etapas muy bien definidas un relato que nos lleva desde las ilusiones de una adolescente soñadora, hasta la conmovedora nostalgia de una mujer de ya avanzada edad, aunque sin dejar de lado, en el medio de estas dos aristas, la huella del implacable y decidido actuar de la bien apodada “Dama de Hierro”.
Producto de este mismo hilo narrativo, sin embargo, es que resulta extraño el asociar la figura tan marchita de la anciana Margaret Tatcher, aquí presentada con la imagen de la persona que tan determinantemente tomara la brutal decisión de hundir –en la disputa por Las Malvinas- a la famosa embarcación argentina “Belgrano”, en el episodio bélico que significaría más de 300 víctimas para nuestro vecino país.
Será de esta forma que el acercamiento a la figura humana de Thatcher en “The Iron Lady”, llegará a ser capaz de constituirse como un tópico que sospechosamente emergerá en este estreno, pues, independientemente de que su directora lo haya o no pretendido, se hace prácticamente imposible para la audiencia el no sentir lástima por el personaje senil que en esta obra se nos presenta, en lo que será una suerte de manipulador recurso reivindicatorio para esta tan polémica y odiada mujer.
Probablemente una cinta imprescindible para todos quienes disfruten con el trabajo de la tremenda actriz que resulta (en cualquier escenario) Meryl Streep, aunque definitivamente no recomendada para quienes busquen en ella una posible labor historicista, sobre todo al considerar que si hay algo en lo que peca grandemente esta cinta, es en el obviar relevantes episodios de la carrera de esta recordada mujer política, en pos de una construcción que, desde el patetismo de su vejez, funciona sólo como un condescendiente y lastimero relato biográfico.
La última de una larga seguidilla de reboots, secuelas y remakes de películas clásicas de la década del 80, “Top Gun: Maverick” de primeras cumple con su cometido. Es una perfecta secuela de “Top Gun” (1986), que, si bien cae en muchos de los mismos vicios, también la actualiza para las nuevas audiencias sin perder el núcleo que hace recordar a la original.
La historia empieza cuando Maverick (Tom Cruise) es enviado, a petición del almirante Iceman (Val Kilmer), su antiguo compañero, a volver a la academia Top Gun a entrenar a un equipo de egresados para una peligrosa misión. Sin embargo, en el grupo de pilotos se encuentra Rooster (Miles Teller), hijo de Goose, viejo amigo de Maverick que falleció mientras ambos estudiaban en la misma academia. Maverick tendrá entonces que enfrentarse a su pasado para poder entrenar al hijo de su amigo y poder cumplir la peligrosa misión que les ha sido encomendada.
Desde el primer momento “Top Gun: Maverick” deja sumamente claro que, más que contar una historia terriblemente original, lo que busca es de alguna forma transportar al espectador al mundo de la primera película. Esto la lleva a caer en varios de los mismos vicios. De hecho, casi se siente como si fuera la misma película, pero todo un poco más exagerado. Los personajes son inverosímiles, la forma de Maverick de relacionarse con el mundo se siente superficial y maqueteada, todo está diseñado para que cada momento nos recuerde lo talentoso e intrépido que es el personaje. Incluso los momentos más interesantes desde un punto de vista narrativo y que son el núcleo emocional de la película, es decir, la relación entre Maverick y Rooster, se ven sofocados en un mar de nimiedades estilísticas.
La peor de estas nimiedades es la trama romántica entre Maverick y Penny (Jennifer Connelly), con un romance bastante parecido al de la primera cinta, e igual de innecesario, ya que Penny lamentablemente no tiene una personalidad ni un objetivo, más allá de ser el interés romántico del protagonista. Lo anterior se siente casi como si hubieran metido al personaje sólo para mantener la misma estructura que la primera película, y porque Penny es una referencia a una línea de la misma.
Sin embargo, y a pesar de todos sus problemas narrativos, los momentos en que la “Top Gun: Maverick” brilla, realmente lo consigue. Las secuencias de vuelo, al igual que la de 1986, son dinámicas, entretenidas y tensas, pese a la falta de peso emocional que puedan tener, ya que durante las escenas de entrenamiento no se siente que los personajes tengan realmente mucho que perder. Son espectáculo puro y, al poner la cámara al interior de las cabinas de los F-18 que pilotean los personajes, se genera una experiencia sumamente inmersiva, emocionante y frenética. Esto se da particularmente en el último tercio, cuando a todo esto se suma el peso del combate real, generando una tensión que mantiene al borde del asiento a punta de velocidad y vértigo, a pesar de que los personajes no sean particularmente queribles.
Visualmente la película se cae un poco. Sufre del look genérico que tantas cintas de acción actuales tienen, donde no hay una dirección y estilo reconocible, fuera de que todo sea fácil de leer visualmente para que la acción en pantalla se entienda. Hay muchos guiños visuales a la primera película, pero esto sólo genera que, en el contraste con su antecesora, “Top Gun: Maverick” se sienta mucho más plana y genérica. Y aquello tiene sentido, puesto que esta no es una película de visión autoral, sino que un producto de nostalgia.
Y a eso se reduce de alguna forma “Top Gun: Maverick”, demostrando que es posible tomar una película muy propia de su época para actualizarla de forma exitosa. Sin embargo, no se siente como una sucia estrategia de marketing para ganar dinero, sino que como algo originado de un verdadero cariño y una real pasión por el cine de acción, por el estilo de películas que se hacía en esa época y que ha ido desapareciendo con el tiempo. Si bien no es una gran película, “Top Gun: Maverick” cumple con creces su objetivo de mantener vivo el espíritu de esa era, para bien o para mal.
Título Original: Top Gun: Maverick
Director: Joseph Kosinski
Duración: 131 minutos
Año: 2022
Reparto: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell, Ed Harris, Val Kilmer, Lewis Pullman, Charles Parnell, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro, Jay Ellis, Danny Ramirez
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