El whodunnit es aquel género cuya premisa completa gira alrededor de descubrir quién fue el responsable del misterio central de la trama. ¿Quién asesinó al viejo patriarca de la familia? ¿Quién hizo desaparecer la evidencia? ¿Qué elucubrado plan iremos descubriendo paso a paso, pista a pista? Se centra en quién detona la película con su crimen, y cuyo inevitable descubrimiento es lo único que la puede concluir.
Popularizado por las novelas de Agatha Christie, revivido en incontables películas de suspenso en la época dorada de Hollywood, e incluso parte crucial tanto de teleseries y juegos de mesa, es un género clásico cuya existencia ahora es insuficiente por sí sola, por lo que un giro actual y novedoso se exige para replicarlo y actualizarlo. Esa es la apuesta de Rian Johnson con “Entre Navajas y Secretos”.
Cuando el anciano escritor de novelas de misterio Harlan Thrombey (Christopher Plummer) aparece muerto el día de su cumpleaños en una excéntrica mansión –que guarda más que una similitud con el tablero de “Clue”–, el hecho se descarta como un suicidio. Es cuando aparece el investigador privado Benoit Blanc (Daniel Craig), contratado bajo misteriosas circunstancias, que se empieza a dilucidar algo más oscuro. El descubrir al responsable del asesinato y, más importante aún, conseguir la herencia del millonario patriarca se vuelven incentivos fundamentales para que la numerosa familia se ponga en marcha y empiece a señalar posibles sospechosos, revivir riñas familiares y enemistarse entre ellos.
El de “Entre Navajas y Secretos” es un elenco compuesto de varias caras conocidas, actores representando coloridos arquetipos y pasándolo muy bien haciéndolo: Jamie Lee Curtis como la hija mayor, una seria empresaria que se siente con derecho a quedarse con todo por lo mucho que ha trabajado; Toni Colette como la frívola nuera que sólo quiere seguir viviendo sin trabajar; Michael Shannon como el hijo fracasado que heredó el negocio familiar, pero que no tiene idea cómo llevarlo; Chris Evans como el nieto vividor y mantenido, que pretende seguir siéndolo; Katherine Langford como la hipócrita nieta cuyas políticas de izquierda empiezan a trastocarse cuando su beneficio se ve afectado; y en el centro de todo la inocente Marta (Ana de Armas), confiable y esforzada enfermera del anciano, que todos aseguran es parte de la familia hasta que se empieza a perfilar como la posible heredera y les conviene que deje de serlo.
A medida que los personajes van mostrando sus verdaderas intenciones, se empieza a dilucidar un discurso inesperado y relevante, aclarando por qué esta película tiene cabida en 2019: el injusto privilegio de aquellos que tienen dinero –lo hayan ganado o no– y lo lejos que son capaces de llegar para conservarlo. Ante la posibilidad de no heredar nada del anciano, la familia saca los cuchillos y se dispone a atacar, viendo afectado todo aquello que no merecen, pero que jamás se arriesgarían a perder.
Es así como el personaje de Marta cobra un protagonismo necesario. La bienintencionada inmigrante carga con el peso de descubrir quién está detrás de todo en una aventura que tiene giros perfectamente diseñados y que es mejor no intentar adivinar. Porque el viaje creado por Rian Johnson es simplemente demasiado inteligente y entretenido como para querer adelantársele. Es una película extremadamente ingeniosa, que siempre va un par de pasos más adelante que el espectador y que rápidamente le asegura que está en buenas manos y es mejor que se entregue, que se sorprenda con cada nueva entrega de información, que se ría con cada detalle gracioso que exprime de sus personajes y que deje que su trasfondo e ideas vayan cobrando sentido e importancia sin nunca predicar ni ser muy literal respecto a ellas, hasta llegar a una conclusión inevitable, pero magistralmente construida.
“Entre Navajas y Secretos” es Hollywood en su mejor versión: grandes valores de producción en torno a una idea original que rescata un género clásico, pero dándole un giro moderno, un reparto coral transmitiendo toda la diversión que seguramente vivieron interpretando y todo para crear una película inteligente y entretenida, con la que difícilmente se puede tener algún reparo.
Título Original: Knives Out
Director: Rian Johnson
Duración: 130 minutos
Año: 2019
Reparto: Daniel Craig, Ana de Armas, Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Don Johnson, Michael Shannon, Christopher Plummer, Keith Stanfield, Katherine Langford, Jaeden Martell
La mayor trampa de un documental musical es caer en el éxito objetivo más que en la potencia de los fracasos subjetivos. De hecho, cuando aquello ocurre, se olvida la fuerza de lo documental y se queda la predominancia de la música, de la figura, pero más allá de cualquier cosa, un hálito a discurso oficial que, pese a ciertos bemoles, no se advierte en “Mystify: Michael Hutchence”. Y eso es vital para que el trabajo evite quedarse a medio camino entre el brillo de una estrella de la música popular australiana y las tormentas que pueden aquejar a alguien que elige el aislamiento por sobre la petición de ayuda a los cercanos.
La historia de Michael Hutchence podría ser pensada como la del ascenso y caída de INXS, conjunto clave para el pop-rock australiano, con una influencia mundial que se desvaneció más rápido de lo debido. Pero lo cierto es que la vida de Hutchence, y todo lo que la rodeaba, exigía un trabajo puntilloso y bien hilvanado. Eso es lo que el director Richard Lowenstein comprendió a la perfección, desde el armado estructural de la trama hasta la sensible decisión de que el relato fuera coral, sin entrevistas en cámara, sólo material de archivo y entrevistas en off, lo que puede mostrar ciertas incongruencias a nivel de guion, pero sin duda que permite mirar con diferentes ángulos la vida de Michael.
En vez de mostrar los hitos de INXS, como haría un documental clásico, por ejemplo, “Queen:Days Of Our Lives” (2011), lo que se va construyendo en “Mystify: Michael Hutchence” es cada parte de la persona detrás de la carismática, sensual y misteriosa figura del vocalista de la banda. Sus relaciones sentimentales, incluyendo testimonios de parejas históricas, como Michelle Bennett, Kylie Minogue o Helena Christensen, van dando a conocer no sólo los detalles de esos pasajes de la vida de Hutchence, sino también construyendo las certezas y dudas que él tenía consigo mismo, generando un puente entre sus historias en el presente narrado y su pasado, sus raíces familiares, y también sus intereses más allá de la música.
Algo que llama la atención es el nivel de extensión del archivo propio que tenía Michael Hutchence, incluso en su adolescencia, con material en video que mostraba lo que había detrás de las imágenes ya conocidas, permitiendo así que el retrato sea aún más fidedigno porque no hay necesidad en rellenar el documental con registros en vivo o entrevistados en pantalla. En vez de ello, la presencia del cantante es intoxicante, con pocos respiros, en un cúmulo de información que aprieta el pecho y dificulta la respiración, entregando parte de la experiencia que implicaba para el protagonista ser parte de su propia historia.
El punto más cercano a la creación de una historia oficial sobre Hutchence puede ser la forma cándida en la que se habla de drogas en el documental, algo que puede llevar a equívocos respecto a la influencia de este tipo de sustancias en la historia general o en sucesos específicos. Pero, fuera de ello, los roces creativos, administrativos, sentimentales o familiares se exponen con la suficiente imparcialidad como para entender que había una acumulación de experiencias más allá de las drogas, y que tenerlas lejos de la mira no era un acto de saneamiento, sino que de perspectiva para comprender cómo una vida puede recibir tantos estímulos externos e internos, como para que las drogas no parecieran ser tan fuertes.
El mayor problema en este trabajo audiovisual –que en lo técnico está claramente pensado para una sala de cine, desde la mezcla de sonido hasta la disposición de textos en pantalla– está en el guion, que cae en las trampas del relato coral y deja cojas algunas patas de la historia. “Mystify: Michael Hutchence” es exigente porque la cantidad de información, descripción y emoción dispuesta en pantalla es grande, y puede ser un tanto desconcertante para quien no sea conocedor de la historia de INXS o de su protagonista, pero también es parte de la experiencia, que en este caso, tal como el título de la obra, intenta engañar a quienes creían conocer al artista sólo por la altura de su figura, dando cuenta de todo lo auténtico que en verdad tenía un creador cuya pérdida más terrible no es la musical, sino la humana.
Título Original: Mystify: Michael Hutchence
Director: Richard Lowenstein
Duración: 102 minutos
Año: 2019
Reparto: Michael Hutchence, Patricia Hutchence, Kylie Minogue, Helena Christensen, Bob Geldof, Paula Yates, Lesley Lewis