Son pocas las ocasiones en las que, a través de una sola película, todo un género cinematográfico se logra ver renovado, más aún cuando este pueda encontrarse en condiciones cercanas al desahucio. Esto es algo que, apenas un par de años atrás, parecía ocurrir con la versión clásica de la ciencia ficción que, reformada por el sudafricano Neill Blomkamp junto a su opera prima “District 9” (2009), tuvo un envión más que próspero, considerando que el novel realizador se hacía respaldar por gran parte de los elementos patrimonio del estilo, mientras incorporaba otros absolutamente nuevos dentro de él.
La película cuenta la historia de Chappie (Sharlto Copley), un robot autómata que pertenecía al cuerpo policial –formado por sus iguales- encargado del orden en Johannesburgo, Sudáfrica, pero que ha sido descartado por estar defectuoso. El creador de esta gama de robots, Deon Wilson (Dev Patel), ve en Chappie la oportunidad perfecta para probar su nuevo proyecto: un sistema que permite a los robots pensar por ellos mismos, luego de ser educados como si fueran humanos. Mientras se aboca a ello, Wilson es secuestrado por un grupo de criminales, quienes le ensañarán a Chappie a vivir mostrándole la peor cara del mundo.
En su muy aguda interpretación de la sci-fi, el vistazo que Neill Blomkamp nos ofrece con “Chappie”, escapa a las convenciones del género respecto a la utilización de robots para el armado de sus largometrajes. Acá la historia no se queda sólo en el cambio antropomórfico y sentimental del robot en cuestión, ni tampoco se habla de lo impracticable de las 3 leyes de Isaac Azimov para hacer explotar la acción en pantalla; no, el relato va trascendiendo estos recursos para tratar de lograr el mejor híbrido entre la comedia negra, los efectos visuales y un drama de alto vuelo emocional. Una interesantísima propuesta que de a poco se va diluyendo en relación a las expectativas iniciales.
La película va conformando su primera parte precisando detalladamente el contexto de sus escenarios, para que una vez definida la figura de su protagonista, Chappie, este pueda echar el peso de la historia en sus hombros. En ese sentido, el tramo del tercio inaugural resulta lánguido por ciertos pasajes, y sólo hacia la mitad del filme se explota con fuerza la veta cómica de su personaje principal. No obstante, esto es algo que se demora en explorar, luego pasa a ser un lugar común, restándole el carisma ganado al robot tras la redundancia de sus diálogos. Por otra parte, los papeles secundarios no terminan por consumarse en su universo, teniendo algunos de ellos cambios demasiado bruscos, inviables para el montaje del título.
Blomkamp, fiel a su estilo, emulando lo hecho en la excelente “District 9” (2009) y, en menor medida, en su segundo trabajo “Elysium” (2013), sigue estableciendo un parangón social, sin embargo, los dilemas más complejos de lo tangible esta vez están orientados hacia lo individual, en donde la conciencia surge como un elemento clave para entender muchos de los temas que se abordan en “Chappie”. Las implicancias éticas que resultan de la manipulación de la Inteligencia Artificial quedan registradas de buena manera, aunque los conflictos dispuestos en la producción podrían haber aguantado una lectura mucho más profunda respecto a este tópico; ahí donde “Short Circuit” (1986) fuera pionera y efectiva (aunque livianísima), y “Artificial Intelligence: AI” (2001) fuera demasiado exagerada, “Chappie” no alcanza a revestir completamente del impacto emocional necesario a sus coyunturas.
El entramado visual que traza Blomkamp, una vez más, es magnífico. Recordando a la estética de la ciencia ficción primigenia, se construyen secuencias que van desde la contemplación hasta el odio recalcitrante, dando cuenta que aquí la discriminación está infundada por lo que las cosas representan, y no por lo que necesariamente son. La captura de movimiento que se hace sobre Sharlto Copley –actor fetiche del director sudafricano- para interpretar a Chappie, ayuda de muy buena forma a completar estas instancias. Pese a la serie de frases prefabricadas y plot holes que no logran pasar inadvertidos en la película, “Chappie” convence, quedando, asimismo, la sensación de que el título pudo haber sido mucho más.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: