Cuando la nostalgia forma parte necesaria del contar historias, la delicadeza con que los elementos cinematográficos se trabajan tiene un peso superior. La gracia está en llevar todo hacia un camino claro y empoderarse de las situaciones para que, a pesar de que lo retratado corresponde al tiempo real que estamos viviendo, parezca un relato cercano que se siente también como un futuro añorado. Tomando lo anterior como antesala, la historia que John Turturro nos presenta en su nueva película, se lleva el humor adulto hacia caminos casuales, donde el amor sin edades ni prejuicios, pero con más detractores de lo esperado, se presenta como una realidad frecuente.
Aprovechando el cierre de su librería, Murray (Woody Allen) le propone a su amigo florista, Fioravante (John Turturro), empezar un negocio de medio tiempo: ser gigoló. La idea parte porque la dermatóloga de Murray, la Dra. Parker (Sharon Stone), le comentó que deseaba probar un trío con su amiga Selina (Sofía Vergara) y con un hombre interesante. Así, bajo los seudónimos Dan Bongo y Virgil Howard, mánager y gigoló comienzan a saciar las necesidades de las mujeres con dinero en Brooklyn. En el camino, se toparán con una viuda judía, Avigal (Vanessa Paradis), quien le inducirá a Fioravante un cuestionamiento completo de la nueva vida que tiene, provocando una serie de situaciones tragicómicas.
Con una propuesta de principio nostálgica, elegante y humorística, donde sin duda Woody Allen metió mano, se induce desde el comienzo el tono delicado, pero a la vez sarcástico, que tendrán las acciones y los diálogos. Los colores en los que la cinta se enfrasca también empapan de esta melancolía futura, si se quiere, y terminan por encerrar toda la atmósfera expresiva, de forma especial y cuidada.
Dejando de lado los papeles con que John Turturro se hizo conocido, el escritor, director y protagonista de esta cinta se nos presenta como un hombre al borde de los 40, tranquilo y sin ninguna habilidad especial aparente. Es una persona a la que se le llamaría normal, no precisamente atractiva, pero que de la nada descubre un don que tiene guardado: sabe cómo tratar a las mujeres. Este es quizás uno de los temas principales que se trabajan en la película, donde las apariencias no siempre reflejan la naturaleza de las personas. La gracia está en que se conocen las limitaciones de la edad, pero no resulta un impedimento en las relaciones amorosas o incluso casuales. Y Turturro, a pesar de que en un principio cuesta creerle el papel, sabe trabajar sus falencias y nos entrega una performance sutil, sin mayores complicaciones.
Al contrario, la pareja protagónica que lleva a cabo Woody Allen es, por lejos, lo mejor de la cinta. Si bien ya estamos acostumbrados a su estilo de actuación, no deja de sorprender la afabilidad y pronta estima con la que degustamos sus personajes. Las hilarantes salidas e inteligentes frases del autoproclamado “Dan Bongo”, entregan dosis simpáticas de comedia adulta y algunas cuantas risas sinceras. Este personaje, en realidad, es lo que salva la historia cuando la película llega a un punto donde se enredan demasiados temas y se agregan otras pequeñas historias, cada una sin una salida lógica, donde pareciera que muchos de los pequeños finales se dejaron al azar. El personaje encarado por Allen se pasea airoso, camuflando u ocultando las fallas de los demás papeles, los cuales se sienten demasiado desconectados con la historia, como por ejemplo pasa con el personaje de Sofía Vergara, algo inerte, vacío y sin mayores triunfos.
El tiempo en el que la película se desenvuelve se consagra, a pesar de su poca duración técnica, de forma pesada. Si bien los sucesos son bastante ágiles en forma, el perfil total de la cinta camina lento e indeciso a través de lo que se quiere contar. Nuevamente, el problema con las historias indexadas ofuscan los temas principales.
A pesar de todo, el humor adulto y a la vez inmaduro es una certera propuesta. No se entrega más de lo que se puede dar, pero al final resulta efectivo y se crea una especie de proximidad con los sentimientos que se retratan a través de encuentros esporádicos entre personajes. Los a veces inesperados desenlaces otorgan atentamente una porción equilibrada de realismo e idealismo, que la buena química Allen-Turturro terminan por cerrar como el paquete perfecto y que, por agregado, consagran una vez más ese estilo allenesco de hacer cine, aunque solamente sea por un único personaje.
Plasmar cinematográficamente acontecimientos relacionados con el deporte implica trazar una línea, aludiendo al proceso detrás de la preparación antes de enfrentarse a un gran evento, con los conflictos situados entre medio configurando la trayectoria de quienes protagonizan grandes hazañas deportivas. Una de las carreras de automovilismo más prestigiosas sirve como el escenario perfecto para situar fuerzas opuestas en medio de un conflicto de intereses donde las destrezas, el compañerismo y la determinación serán fundamentales para alcanzar el éxito. Dos años después de su exitosa “Logan”, James Mangold dirige una historia inspirada en hechos reales y que tiene al centro a dos de las grandes compañías de automóviles del mundo: Ford y Ferrari.
“Contra Lo Imposible” se centra en el visionario diseñador de autos Carroll Shelby (Matt Damon) y el corredor Ken Miles (Christian Bale). Ambos estarán encargados de diseñar y construir un auto de carreras para la compañía Ford, el que debe ser capaz de vencer a su oponente más poderoso en manos de Enzo Ferrari (Remo Girone). Juntos deberán luchar contra los intereses corporativos para, al mismo tiempo, alcanzar sus victorias personales.
La cinta aprovecha desde su inicio el concepto en el que se encuentra inmersa, pues las carreras de autos son su principal motor, y estas son representadas con una mirada intuitiva, capaz de exhibir con agilidad cada momento y componente de una carrera automovilística. Y considerando su extensión, alcanzando las dos horas y treinta minutos, el ritmo agitado se vuelve esencial para conducir un relato que realmente profundiza en su principal temática.
Las decisiones de encuadres y montaje ayudan a edificar una historia que arranca tal como lo hace un auto de carrera y debe avanzar poniendo especial atención a las curvas con las que se encuentra. Y es ahí donde las pausas son necesarias para así poder evidenciar el entramado que se teje al interior de la compañía Ford y, a la vez, aprovechando de adentrarse en la vida personal del corredor que estará a cargo de conducir el moderno automóvil.
Para poder construir una historia que intenta alcanzar un nivel épico dentro de su contexto, esta es divida en dos trayectos que avanzan a la vez y que juntan su camino en la carrera de Las 24 Horas de Le Mans. Por una parte, la compañía Ford y su lucha por competir con las grandes entidades del mundo automotriz, es el centro y detonador que empujará a sus protagonistas a enfrentarse a grandes obstáculos para alcanzar el principal objetivo. La compañía es a la vez representada como quienes instalan los inconvenientes corporativos, donde los intereses monetarios preponderan frente a la pasión que significa para los protagonistas el poder diseñar el revolucionario nuevo modelo.
Por otra parte, el encargado de conducir el nuevo automóvil es el obstinado Ken Miles, el que simboliza un espíritu agitador y con el objetivo de alterar la firmeza de la compañía. Junto a su carácter testarudo y poco apacible, Ken es el personaje que más cambios sufre a través del relato, siendo capaz de transformar su razonamiento, pero gracias a quienes lo rodean, su esposa e hijo. Sin embargo, su camino no podría completarse sin el apoyo de su amigo y socio en este negocio, Caroll Shelby. La relación de ambos es la manifestación del compañerismo y el cariño fraternal; en ellos está puesta la cuota necesaria de idealismo, la que los ayudará a continuar adelante, pese a las adversidades.
James Mangold logra crear un drama deportivo complejo y con las características de un cine algo más clásico, rememorando a producciones hollywoodenses de antaño, pero con la apariencia física de una obra moderna que cuida su tratamiento. “Contra Lo Imposible” alcanza un nivel satisfactorio, donde el mundo que retrata queda plasmado con total firmeza y es coherente con sí misma hasta el final.
Título Original: Ford v Ferrari
Director: James Mangold
Duración: 152 minutos
Año: 2019
Reparto: Matt Damon, Christian Bale, Jon Bernthal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas, Tracy Letts, JJ Feild, Ray McKinnon, Rudolf Martin, Ward Horton, Bridie Latona, Lachlan Buchanan