Todos se preguntan qué sucedió para que Liam Neeson se convirtiera en un héroe de acción icónico del siglo XXI, con papeles fundamentales como ser Hannibal Smith (“The A-Team”, 2010), Zeus (“Clash Of The Titans”, 2010), o el maestro de Batman (“Batman Begins”, 2005) y el de Obi-Wan Kenobi (“The Phantom Menace”, 1999). Aunque no ha dejado la veta de actor de carácter que le valió la nominación al Oscar con “Schindler’s List” (1993), hasta ese título suena inverosímil con la carrera actual del irlandés: ahora sería más lógico que Schindler liquidara a todo el tercer Reich a combos y patadas. Hay que destacar que su incursión en el cine de acción no es accidental, y viene precedida por su papel en “Darkman” (1990) de Sam Raimi. En ese sentido, la película que más aporta al mito de Neeson como hombre invencible es “Taken” (“Búsqueda Implacable”, 2008). Aprovechando el éxito de esta cinta llega la segunda parte, que retoma la premisa del secuestro y demuestra que “más sabe diablo por viejo que por diablo”.
El agente retirado de la CIA, Bryan Mills (Liam Neeson), continúa su vida luego de los hechos acontecidos en París, lidiando con la vida amorosa de su hija Kim (Maggie Grace), y la separación de su ex esposa Lenore (Famke Janssen). Un trabajo ocasional, custodiando a un jeque árabe, lo obliga a viajar a Estambul y aprovecha de invitar a las dos mujeres a vacacionar a Turquía. Pronto Mills se dará cuenta que los amigos y familiares de quienes liquidó en Francia lo buscan para cobrar venganza, jurando tomar la vida de él y sus acompañantes.
Tal como sucede con todas las películas de acción medianamente exitosas, no es muy difícil encontrar la excusa que posibilite una secuela, aunque esa premisa sea obvia o hasta ridícula. En “Búsqueda Implacable 2”, por suerte, esto no sucede. La vendetta, motivada por lazos de sangre, es un pretexto bastante coherente. Sin embargo, este film es débil en todos los puntos donde el anterior triunfa: economía narrativa notable, una trama que no tarda en prender, sin necesidad de explicaciones y donde la acción se acrecienta de manera progresiva hasta llegar al explosivo desenlace. En contraste, acá todo parece más lento, la mecha tarda en prender, se extraña la espectacularidad en la acción y ni siquiera la violencia llega a ser tan impactante como, por ejemplo, las escenas del secuestro, la tortura o el rescate final de su primera parte. Aun así, como película de acción esta cinta cumple a cabalidad con la cuota de adrenalina que promete, y está por sobre gran parte de los blockbusters del año.
Lo que filtra en esta entrega, al igual que en el primer acto y otras películas palomiteras, es el prejuicio cultural respecto a lo que los norteamericanos consideran que es el mundo fuera de su país. En “Búsqueda Implacable2”el tema es aún más explícito: mientras que en la anterior la corrupción y el crimen está determinado por la clase social, y el secuestro y trata de blancas es capricho de los ricos que puedan pagarlo (muy parecido al “servicio especial” en “Hostel”, 2005); en esta parte se llega mucho más allá, retratando a los albaneses –y los musulmanes- como una cultura que considera la venganza y el crimen como algo natural, consustancial a su estilo de vida y tradiciones, equiparable a cualquier otra norma ética o moral. Nuevamente el exterior, en este caso Estambul, se convierte en el burdel del imperio, un lugar donde divertirse, pasar las vacaciones, pero con el riesgo de encontrar una sociedad extraña, hostil, llena de violencia y lista para atacar. Más aún, toda la persecución antes del desenlace provee otra arista también manoseada hasta el cansancio en Hollywood: el único lugar seguro es el territorio estadounidense (real o virtual, como la embajada), y los estadounidenses son los únicos capaces de impartir justicia y mantener el orden en el mundo.
Cuesta comprender, al realizar este ejercicio interpretativo, que la película esté financiada por estudios europeos, que cuente entre sus productores y guionistas a Luc Besson y que esté dirigida por Olivier Megaton (“Transporter3”, 2008), los dos franceses. El desprecio por el “otro” extranjero es común denominador en el cine norteamericano (¿les suena Michael Bay?), y es lamentable que aquellos a los que busca denostar se presten para el juego. O quizás, al incorporarse al imperio, las cabezas son lavadas y no queda más que aceptar esas premisas que cuelan un discurso e ideología nefastos. Para peor, con productos tan visualmente atractivos como estos, esos prejuicios van permeando a la sociedad hasta convertirse en falacias dañinas, aunque ampliamente populares. Pero no hay que sorprenderse, siempre fue así. El error, en este caso, es pensar que sólo ahora “el fascismo nunca ha sido tan entretenido”.
Como cada semana, Centro Arte Alameda presenta su cartelera de estrenos con una serie de películas entre las que destaca “Memoria” (Apichatpong Weeraserhakul, 2021) y “Lightyear” (Angus McLane, 2022). Cabe señalar, que este spin off de “Toy Story”, que cuenta la historia del origen de Buzz Lightyear, el héroe que inspiró el juguete, nos da a conocer al legendario Guardián Espacial que acabaría contando con generaciones de fans. La cinta contará con funciones dobladas al español, detalles de días y horarios más abajo.
“Memoria” trata sobre Jessica (Tilda Swinton), botánica británica establecida en Colombia, que despierta una noche por un sonido que parece ser de otro mundo. La protagonista emprende un viaje hasta el corazón de la selva en busca del origen de este ruido que solo ella parece oír. A estas dos películas se suman “Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo” (2022) de Daniels, aún en cartelera, junto con otros títulos como “Retrato de una Mujer en Llamas” (2018) de Céline Sciamma, y mucho más que dejamos en detalle más abajo.
Como siempre, la venta de tickets está disponible mediante sistema PasslineACÁ, mientras que el detalle de películas y funciones te lo dejamos a continuación:
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