Cada cierto tiempo, la cartelera tiene entre sus títulos cintas que sitúan a seres humanos ante grandes peligros, desafiando el instinto de supervivencia. Entre estos peligros, uno de los más populares tiene que ver con tiburones que acechan en el océano, desde la aclamada “Jaws” (1975) de Steven Spielberg hasta “The Shallows” (2016) como antecedente más reciente al trabajar adecuadamente la tensión y el peligro. Y para seguir en este sendero, el director británico Johannes Roberts traslada la amenaza animal a las costas de México, donde dos jóvenes son puestas a prueba.
Kate (Claire Holt) y Lisa (Mandy Moore) son dos hermanas que deciden pasar unas vacaciones en México. Ambas son invitadas por dos jóvenes a sumergirse en una jaula a cinco metros de profundidad, donde nadan tiburones. Pese a las dudas de Lisa, esta es convencida por su hermana, pero no contaban con el mal funcionamiento de la jaula, provocando una abrupta caída al fondo del océano. Juntas, deberán sobrevivir con poco oxígeno y tiburones acechándolas.
Si bien, las películas de sobrevivencia están centradas en las circunstancias extremas en que son puestos los personajes, muchas de ellas resultan exitosas porque el desarrollo de los mismos está elaborado para sentir empatía y así se los pueda acompañar en aquel proceso, de lo contrario, sólo permanece la idea general de un ser humano escapando de un peligro. Considerando esto, “A 47 Metros” camina arriesgadamente en el límite con una tendencia a la superficialidad de sus personajes principales, provocando que, una vez que el peligro se instala, deja de importar lo que se ha aprendido de ellas.
Tanto Kate como Lisa no logran un viaje lo suficientemente interesante como para seguirlas con entusiasmo hasta el final, siendo la mayor de estas hermanas la que resulta más perjudicada, especialmente cuando se encuentran con la oportunidad de realizar esta particular y extrema aventura, pues las razones de Lisa para sucumbir a la insistencia de Kate dejan ver su débil construcción como personaje, perjudicando la conexión que se pueda establecer con ella.
Poco tiempo es utilizado en establecer el contexto de esta historia, cuando el relato se traslada al medio del océano y las protagonistas son sumergidas en una jaula que las llevará a tener un inolvidable acercamiento con un tiburón. Una vez que descienden, la acción comienza a tener lugar principalmente bajo el agua, generando un desafío al tener a ambas hermanas con máscaras de buceo, pero serán sus voces las que guiarán la narración en diálogos que muchas veces sobre explican lo que está sucediendo, subestimando el poder que tienen las imágenes que sí logran capturar la tensión que se empieza a construir lentamente. Luego que accidentalmente la jaula cae y las dos hermanas se ven envueltas en un escenario de pavor, no existe otra alternativa que entrar en el juego y creer en los artilugios que son utilizados para sumar obstáculos, y que a veces ponen en jaque la verosimilitud de algunas situaciones, arriesgando la sensación de peligro.
Que la mayor parte de la acción se lleve a cabo bajo el mar plantea un gran desafío, puesto que, si se considera la premisa de la cinta, esta debe descansar mayormente en la construcción de la tensión de manera visual, lo que es logrado adecuadamente gracias a que se alcanza un gran nivel de inmersión, permitiendo experimentar la angustia y desesperanza, particularmente cuando la cámara subjetiva sumerge al espectador ante la oscuridad y escasa visibilidad que tienen las protagonistas, logrando un ambiente escalofriante y desolador.
Los obstáculos con los que las protagonistas se encuentran se van acrecentando en la misma relación en que se juega con las esperanzas de ser rescatadas, y lo que parte como recursos para acentuar el abandono y la desesperación, termina por caer en el hastío cuando se va desarrollando un anticlimático tercer acto. Y siendo el ataque de los tiburones el principal y más grande peligro que las acecha, estos no logran ser bien desarrollados para lograr aquel objetivo, apoyándose principalmente de jump scares gratuitos que se van agotando una vez que se puede predecir la sorpresa.
“A 47 Metros” se presenta como una cinta irregular y que no pretende ser más de lo que entrega, sus objetivos están puestos sólo en desarrollar una historia de sobrevivencia y estos son alcanzados. Sin embargo, su resultado final no logra ser satisfactorio por la débil construcción de sus personajes y un guion que avanza a tropezones. Por lo tanto, se puede ubicar como una cinta más, que se acumula en el subgénero de supervivencia utilizando tiburones como pretexto, pero que falla en su desarrollo al descuidar su construcción narrativa y dejar sus imperfecciones a la vista.
Título Original: 47 Meters Down
Director: Johannes Roberts
Duración: 89 minutos
Año: 2017
Reparto: Mandy Moore, Claire Holt, Chris Johnson, Yani Gellman, Santiago Segura, Matthew Modine, Mayra Juarez, Axel Mansilla
La última de una larga seguidilla de reboots, secuelas y remakes de películas clásicas de la década del 80, “Top Gun: Maverick” de primeras cumple con su cometido. Es una perfecta secuela de “Top Gun” (1986), que, si bien cae en muchos de los mismos vicios, también la actualiza para las nuevas audiencias sin perder el núcleo que hace recordar a la original.
La historia empieza cuando Maverick (Tom Cruise) es enviado, a petición del almirante Iceman (Val Kilmer), su antiguo compañero, a volver a la academia Top Gun a entrenar a un equipo de egresados para una peligrosa misión. Sin embargo, en el grupo de pilotos se encuentra Rooster (Miles Teller), hijo de Goose, viejo amigo de Maverick que falleció mientras ambos estudiaban en la misma academia. Maverick tendrá entonces que enfrentarse a su pasado para poder entrenar al hijo de su amigo y poder cumplir la peligrosa misión que les ha sido encomendada.
Desde el primer momento “Top Gun: Maverick” deja sumamente claro que, más que contar una historia terriblemente original, lo que busca es de alguna forma transportar al espectador al mundo de la primera película. Esto la lleva a caer en varios de los mismos vicios. De hecho, casi se siente como si fuera la misma película, pero todo un poco más exagerado. Los personajes son inverosímiles, la forma de Maverick de relacionarse con el mundo se siente superficial y maqueteada, todo está diseñado para que cada momento nos recuerde lo talentoso e intrépido que es el personaje. Incluso los momentos más interesantes desde un punto de vista narrativo y que son el núcleo emocional de la película, es decir, la relación entre Maverick y Rooster, se ven sofocados en un mar de nimiedades estilísticas.
La peor de estas nimiedades es la trama romántica entre Maverick y Penny (Jennifer Connelly), con un romance bastante parecido al de la primera cinta, e igual de innecesario, ya que Penny lamentablemente no tiene una personalidad ni un objetivo, más allá de ser el interés romántico del protagonista. Lo anterior se siente casi como si hubieran metido al personaje sólo para mantener la misma estructura que la primera película, y porque Penny es una referencia a una línea de la misma.
Sin embargo, y a pesar de todos sus problemas narrativos, los momentos en que la “Top Gun: Maverick” brilla, realmente lo consigue. Las secuencias de vuelo, al igual que la de 1986, son dinámicas, entretenidas y tensas, pese a la falta de peso emocional que puedan tener, ya que durante las escenas de entrenamiento no se siente que los personajes tengan realmente mucho que perder. Son espectáculo puro y, al poner la cámara al interior de las cabinas de los F-18 que pilotean los personajes, se genera una experiencia sumamente inmersiva, emocionante y frenética. Esto se da particularmente en el último tercio, cuando a todo esto se suma el peso del combate real, generando una tensión que mantiene al borde del asiento a punta de velocidad y vértigo, a pesar de que los personajes no sean particularmente queribles.
Visualmente la película se cae un poco. Sufre del look genérico que tantas cintas de acción actuales tienen, donde no hay una dirección y estilo reconocible, fuera de que todo sea fácil de leer visualmente para que la acción en pantalla se entienda. Hay muchos guiños visuales a la primera película, pero esto sólo genera que, en el contraste con su antecesora, “Top Gun: Maverick” se sienta mucho más plana y genérica. Y aquello tiene sentido, puesto que esta no es una película de visión autoral, sino que un producto de nostalgia.
Y a eso se reduce de alguna forma “Top Gun: Maverick”, demostrando que es posible tomar una película muy propia de su época para actualizarla de forma exitosa. Sin embargo, no se siente como una sucia estrategia de marketing para ganar dinero, sino que como algo originado de un verdadero cariño y una real pasión por el cine de acción, por el estilo de películas que se hacía en esa época y que ha ido desapareciendo con el tiempo. Si bien no es una gran película, “Top Gun: Maverick” cumple con creces su objetivo de mantener vivo el espíritu de esa era, para bien o para mal.
Título Original: Top Gun: Maverick
Director: Joseph Kosinski
Duración: 131 minutos
Año: 2022
Reparto: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell, Ed Harris, Val Kilmer, Lewis Pullman, Charles Parnell, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro, Jay Ellis, Danny Ramirez