Es bastante difícil que una película con demasiados elementos funcione. Desde las varias subtramas, a las mezclas de género y las varias moralejas, es muy fácil que el producto final termine desordenado y sin cabeza. Pero no porque el resultado termine desenfocado, los elementos que lo conforman deben ser de mala calidad; un ejemplo puede ser “Thor: Un Mundo Oscuro” (2013), donde el conflicto y la trama son bastante flojos, pero la relación entre Thor y su hermano Loki es brillante. Algo similar sucede con “3 Días Para Matar”, aunque a menor escala.
Ethan Renner es un veterano de la CIA (Kevin Costner) que acaba de optar por el retiro debido a una enfermedad terminal. Decidido a ocupar el tiempo que le queda en reconectarse con su familia, sus planes se verán interrumpidos cuando le ofrezcan acabar con un legendario jefe del crimen organizado, a cambio de una droga experimental que extendería su vida. Ayudado por la despiadada y misteriosa agente Vivi (Amber Heard), Ethan buscará equilibrar su rol como padre con su último trabajo.
“3 Días Para Matar” no pierde el tiempo, y dedica sus primeros 5 minutos en perfilar a sus antagonistas: dos traficantes de armas. Crueles, despiadados y avaros, pero nada más, ya que nunca se habla ni de sus motivaciones, ni alguna especie de afiliación político-social que justifique su actuar. Son meros recursos para mover la trama y generar balaceras.
Este desinterés por los “malos” pareciera indicar que el real énfasis de la película está puesto en la relación de Ethan con su familia, especialmente con su hija Zooey (Hailee Steinfield). De su relación surgen varios de los momentos más trabajados de la película, pero aun así esta subtrama se encarga constantemente de dejar en claro que está supeditada a las persecuciones con los rufianes.
La relación ambigua entre ambas tramas es lo que termina por volver confusa la película, ya que en vez de alimentarse mutuamente, dan más la sensación de estar en oposición constante. Esto se ve reflejado de mala manera en el trabajo de edición, que es de los puntos más bajos de “3 Días Para Matar”. En ocasiones la película salta, en cosa de segundos, del protagonista disparando y persiguiendo a sus enemigos, a compartiendo con su hija en un parque de diversiones.
De todas formas, entre todo este desorden hay algunos destellos: las constantes interrupciones al trabajo de Ethan por parte de su hija, son divertidas como realistas. Pero a la larga terminan por aburrir, ya que son repetidas con demasiada frecuencia y poca variedad. A pesar de esto, el humor juega un papel importante en la película, aunque la mitad de las veces los chistes no funcionen.
Por otro lado, lo mejor de la cinta está en la relación entre los dos agentes. Kevin Costner hace un buen trabajo como el agente duro y parco, que al mismo tiempo sirve al doble propósito de presentarlo como desconectado de sus emociones. Junto con él, Amber Heard encaja perfectamente en su rol de femme fatale: tan seductora y atractiva como despiadada y manipuladora, la actriz se mueve con soltura en su papel, dando la sensación de siempre estar un paso más adelante de Ethan, disfrutando en verlo sufrir.
La química entre los dos personajes es muy entretenida, y podría haber sido fácilmente el núcleo de la historia. Dejando a la familia de lado y contraponiéndola a una relación netamente física entre los dos agentes, la película podría haber encendido más. Se habrían planteado temas como la fidelidad, y la contraposición entre sentar cabeza con la familia o seguir buscando adrenalina con la amante, pero la paridad entre Costner y Heard es desperdiciada al ser dejada como recurso para avanzar la acción.
Además de que la trama no se sostiene durante todo el metraje volviéndose muy tediosa, cerca de la última media hora la película entretiene, ya que las escenas de acción están bien logradas. El problema está en que los otros flancos que abre la obra, en cuanto a la relación con su familia y la moraleja que esto podría dejar, no terminan por hacer sentido. Demasiada ambición para una película de acción de matinée.
Novedades sobre The Notorious B.I.G. Se dio a conocer el primer trailer del documental “Biggie: I Got A Story To Tell” acerca del músico asesinado en 1997 y quien fuera incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2020. La producción abarca entre los años 70 y 90 del rapero en Brooklyn, y su fecha de estreno es el 1 de marzo a través de Netflix.
La realización del filme demoró cuatro años, cuenta Emmett Malloy, director de la nueva entrega que abarca la carrera del artista. Y eso no esto todo, ya que, como productores, se encuentra la madre del protagonista, Voletta Wallace, y un colaborador cercano: Sean “Puff Daddy” Combs. Por último, está Wayne Barrow, manager de The Notorious B.I.G., quien tiene el rol de productor ejecutivo.
A continuación, te dejamos el trailer del documental: