Hace tres años se estrenaba en las salas de cine, “The Purge”, la primera película que nos mostraría a un EE.UU. del futuro con una característica bastante particular: una vez al año se puede cometer cualquier delito, incluyendo el asesinato. Interesante temática que en su primer largometraje defraudó, para posteriormente, con “The Purge: Anarchy” (2014), lograr un mejor resultado de la mano de un giro completo de timón en la trama, y con un enfoque levemente más centrado en los aspectos sociales. Siendo esto último lo que en esta tercera entrega nuevamente vuelve a ser el eje central, pero que, al igual que en sus predecesoras, aún no logra ser explotado y estrujado de la mejor forma.
El sargento Barnes (Frank Grillo) es ahora el encargado de seguridad de la senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell), candidata a la presidencia de los EE.UU., quien buscará suspender “la purga”, pero esto significará enfrentarse a aquellos que no desean que esta se detenga, quienes se valdrán de esta última para quitar a Roan del camino.
Lo primero que llama la atención con este tercer largometraje, es el retorno del personaje protagónico de la cinta del año 2014, sepultando por completo lo que pudimos ver en la primera entrega. A pesar de esto, y a pesar de ser el mismo personaje, este se percibe como si fuese otro, siendo las referencias a lo acontecido en “The Purge: Anarchy” pocas, o derechamente nulas. Esto termina por confundir la dirección que se le quiere dar a la cinta, que pareciese constituirse como una historia nueva. Interesante pudo haber sido profundizar realmente en el personaje principal y su supuesto vínculo entre esta entrega y la anterior, más allá del nombre del protagónico únicamente.
Por otra parte, y al no ser una continuación real de la entrega del año 2014, el único enlace efectivo entre esta y la actual entrega es el fenómeno social de la purga, siendo esta temática sin duda alguna la más atrayente, pero que –como fue mencionado en el inicio de este comentario– sigue sin ser desarrollada como el espectador espera. Si bien, existe un relato en torno al fenómeno y su evolución en la sociedad, la manera de ser expuesta en el grueso de la cinta redunda en recursos ya usados. Mascaras vistosas, violencia extravagante, personajes desquiciados y otros humildes, esforzados e inmigrantes. Clichés y estereotipos que en la película sólo se muestran como tal, sin profundizar realmente en nada, a pesar de que se nos pretenda presentar la película con una apariencia mucho menos superficial de lo que realmente alberga.
“12 Horas Para Sobrevivir: El Año de la Elección” nunca profundiza en el tema de fondo –grave error, teniendo tan buena premisa–, pero funciona en base a otras virtudes: logra desarrollar un ritmo decente, con la tensión suficiente y acción justa para considerarse una película promedio de acción, la actuación de su protagónico es plana pero optima en función de lo que se nos presenta en pantalla, maneja un apartado visual que probablemente sea su punto más alto, utiliza una ambientación que evoca artísticamente a la tensión que se busca proyectar y cuenta con secuencias de violencia visualmente muy bien logradas. Todos estos, méritos parcialmente observados en su predecesora.
En conclusión, “12 Horas Para Sobrevivir: El Año de la Elección” se mantiene emparejada en términos de calidad a la cinta de 2014, pero con una leve mejora en su apartado visual. El problema radica en el olvido del tema central, el fenómeno social de la purga, lo que, para este caso en particular, es considerado grave, dada la multiplicidad de directrices, matices y dimensiones que podrían ser tratadas sustancialmente mejor en la cinta, y que actualmente resultan sólo en intentos incompletos de dar cuenta de un fenómeno en extremo interesante. De esta manera, pareciese existir un interés deliberado de estancar el largometraje en una superficialidad que, con un cambio de enfoque, podría significar elevar estas cintas un escalón más arriba.
A la edad de 81 años ha fallecido el destacado cineasta alemán Wolfgang Petersen, quien fuera reconocido por películas como “Avión Presidencial“, “Troya” y “La Historia Sin Fin“. El realizador murió en su casa, acompañado de sus seres queridos, luego de varias complicaciones por un cáncer de páncreas que lo aquejaba hace algunos años, según la información que proporcionó la familia mediante un comunicado.
Petersen se dio a conocer internacionalmente en 1981 con “Das Boot” y “Die unendliche Geschichte“, o más conocida como “La Historia Sin Fin” (1984), para luego irrumpir en el mercado Norteamericano. Su primera película en Hollywood fue “Enemy Mine” del año 1985, y su gran triada vino después con “In The Line Of Fire” (1993), dirigiendo a Clint Eastwood y John Malkovich, además de “Outbreak” (1995) con Dustin Hoffman y Morgan Freeman, y probablemente su película más popular: “Air Force One” de 1997.
Más adelanto, en los 2000 estuvo a cargo de cintas como “The Perfect Storm” (2000), “Troy” (2004) y “Poseidon” (2006), para luego dejar de dirigir durante 10 años, volviendo con “Vier gegen die Bank“, película que terminaría transformándose en la última de su carrera.